• 06/12/2023 00:00

Robarle al Estado no los hace especiales

Venir de un nivel socioeconómico favorecido, no lo hará ser mejor funcionario, ni poseedor de la verdad universal

El engaño que transforma a un colaborador en ladrón empieza por sí mismo. Ser familiar, amigo o socio de alguien en el gobierno, tampoco lo hace un buen empleado público. Podrá usted ser incondicional de esa persona, amado esposo, amigo fiel, tener muchas cualidades positivas que le harían “especial” para acompañar a un alcalde, diputado, presidente, ministro, juez etc. Sin embargo, nada de eso le habilita, y mucho menos de a dedo, para desempeñar un puesto que le ofrezcan en el gobierno. Los círculos familiares y sociales de cualquier funcionario podrían darle seguridad en su ejecutoría (reduciendo el riesgo de ser traicionado, tal vez) pero tampoco garantizan su buen desempeño. Entienda que existe una enorme diferencia entre servirle a su amigo o familiar político, y servirles a todos los panameños.

Por otro lado, hay gente que considera que tener dinero es sinónimo de ser una persona inteligente, habilidosa o más capaz que el resto de los panameños. De tal forma, usted podría llegar a creer que el estado tendría “suerte” en contratarle. Pensar así, equivale a retroceder en el tiempo, muy próximos a la época de la esclavitud o la corona. En la que se pensaba que había personas nacidas para ser ricos y otros para ser pobres, unos para mandar y otros para obedecer. En esa época, se pensaba que las personas económicamente solventes, eran superiores a los demás. Hoy se sabe que ser adinerado no vuelve a una persona inteligente, especial, ni buena. Tener dinero no evitará que usted le robe al estado. Venir de un nivel socioeconómico favorecido, no lo hará ser mejor funcionario, ni poseedor de la verdad universal. Aún mucho menos, distribuyéndose la cosa pública como si fuera una extensión de su capital personal. Visualizando al país como a su finca, y al resto de los ciudadanos como jornaleros.

Ser muy inteligente tampoco le hará mejor servidor público, porque su inteligencia no podrá impedir del todo, que usted se corrompa y meta la mano en el erario. Aunque tal vez sí consiga demorar que le descubran, tarde o temprano su inteligencia lo habrá metido en mayores y peores problemas. Tener mucha inteligencia, como dicen, tampoco le dará la mejor solución para todos los problemas. Peor aún, si existen conflicto de interés y corrupción. Tampoco le hará “buen funcionario” ser muy virtuoso, caritativo, o bondadoso. Esas son cualidades que hablan mucho de usted, pero al estado no le sirven si no generan beneficio real.

Hay muchos funcionarios que asumen su rol porque alguien “se los propuso”. Los más ridículos e histriónicos dicen que “el estado se los pide”. Hacen ver que son “los más preparados”, o los más aptos, pero, al final de cuentas, todo se trata de un problema de perspectiva. Uno no puede servir al estado desde la visión personal, porque el estado somos todos. Entiéndase, no sólo familiares, amigos o socios. Por esa misma razón, cuando la patria les pide altura…no dan la talla. No tienen la visión del país, sólo la de sí mismos, familiares, amigos o socios. Podrán llamarse “el hijo de fulano”, “la hermana de mengano”, “doctor”, “máster”, “ungido del pueblo”. Señores, recuerden que cobrar un sueldo, no estando capacitado para el puesto (ya fuera por un tema de visión o capacidad) también es otra forma de mal usufructuar del estado. Aún más cuando, disfrazándose de mediocre o inexperto, se mira para otro lado, se omiten funciones, o se favorece a alguien. No se engañen, ni traten de engañarnos. Porque, precisamente de esa forma, se empieza como mentiroso y se termina como ladrón.

El autor es ingeniero en sistemas.

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