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- 18/06/2009 02:00
Roxana Méndez y el cambio...
En las elecciones para alcalde municipal de la ciudad de Panamá resultó electo quien logró la voluntad mayoritaria de los votantes de ese circuito electoral. ¡Y eso hay que respetarlo! Esa ha sido la verdad de esos electores.
Si otras veces esa verdad no ha florecido como tal, es porque fue embaucada por los demagogos de siempre. Esos que disfrazan sus ambiciones personales y mezquinas con palabras engañosas, pero que se van descubriendo con el tiempo y por sus hechos.
La contienda electoral alcaldicia fue y sigue siendo un menosprecio a las virtudes humanas; y se sigue haciendo gala de ellas como si se poseyeran. Cuanto más virtuoso es el hombre, menos acusa a los demás de lo que no posee.
En definitivas, el alcalde saliente se vio arrastrado hacia ese muladar lleno de palabras sin virtud y sin justeza. Y por esos mismos que la pregonan. Pero en medio de lo vicioso, encontramos una perla preciosa: Roxana Méndez de Obarrio, su vicealcaldesa.
Creo que hasta hoy muy pocos han reconocido lo valioso de su presencia. Acompañó al nuevo alcalde en muchos de sus altibajos. Y fue su fiel seguidora y defensora.
Pero ello no tendría tanto valor si no fuera por su espíritu fuerte y valeroso ante tanta mediocridad.
Ella que no se ha dejado arrastrar antes los hechos mediocres, ha hecho historia por su alma magnánima ante una sociedad interesada y egoísta. Y es por ello que va alimentando y dando esperanzas a cuantos lo necesiten, especialmente a lo más necesitados. A los niños pobres de Panamá.
Roxana es, además, una profesional competente, honrada, seria y cabal. Lo que hace falta a la administración actual. Esa fue y es su carta de triunfo actual, la verdad de los electores; y la que ayudó al triunfo del nuevo alcalde de la ciudad. Cuando la demagogia no triunfa, triunfa la virtud.
Y en medio de un hombre y una mujer virtuosa está Dios.
-El autor es escritor y hotelero panameño.vargasvidal@yahoo.com