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- 21/11/2012 01:00
La sociedad mercantil como vínculo político
Una sociedad es el conjunto de personas que conviven y se relacionan dentro de un mismo espacio y ámbito con fines comunes. La generalidad del concepto social trasladada a una interpretación en materia económica sugiere que una sociedad mercantil está constituida por un conjunto de personas; sin embargo, se superioriza la finalidad de la interacción de las personas a la ejecución de actos de comercio que generen lucro como beneficio entre sus socios.
En Panamá, la Constitución de sociedades mercantiles no tiene nada de pecaminoso, siempre y cuando estas no se constituyan para cometer Delitos contra el Orden Económico panameño.
La realidad de una sociedad mercantil es que entre sus asociados, miembros, dignatarios, suscriptores, existan intereses comunes. Mal puede constituirse una sociedad, si no existen elementos vinculantes entre sus asociados. Toda sociedad ha de fundamentarse sobre la confianza, que a fin de cuentas es el resultante de la afinidad común y el conocimiento previo entre sus miembros.
Ahora bien, ¿pueden o deben las diferencias subjetivas de cada asociado en una sociedad mercantil —entiéndase, religiosas, culturales, políticas— ser elementos distorsionadores para generar confianza entre los mismos o puede el interés de lucro estar por encima de éstas, condicionándolas?
Estas dudas se manifiestan dado el contenido de la argumentación política de quienes aspiran a dirigir el país una vez culmine el periodo de gobierno del presidente de la República, Ricardo Martinelli Berrocal, exitoso empresario, cuyas acciones en sociedades mercantiles lo hacen socio, accionista, copartícipe, miembro y amigo de todos aquellos que tengan como finalidad generarse beneficios a través de los negocios para lo cual se constituyen las diversas sociedades existentes, y en las que obviamente también tiene interés nuestro presidente.
La interacción en una sociedad mercantil, como en toda sociedad, tiene sus jerarquías; pero entre asociados mercantiles prima la tenencia de mayor o menor número de acciones que posean sus asociados. Es decir que los que menos tienen, mandan u ordenan menos, a no ser que sean sociedades de testaferros.
Entonces, ¿sería errada la percepción de asumir que quienes sean socios del presidente Martinelli están condicionados por este, hasta el punto de monopolizar sus pensamientos y acciones políticas?, ¿condicionan las acciones en una sociedad mercantil, las discusiones, críticas y opiniones que tengan sus asociados contra otro asociado en materia política?
El principio debe ser que no, pero la realidad económica lamentablemente condiciona la realidad ideológica, es un hecho histórico recurrente. El capital jamás se irá contra sí mismo, sería convertirse en apóstata del sistema. Los ricos siempre pensarán, hablarán, actuarán como ricos, porque responden a un sistema de clase, aunque puede haber sus excepciones.
Lo cierto es que el escenario político panameño genera un nivel de incredulidad que se refleja en la cantidad de indecisos, una percepción casi inequívoca y acentuada en esta coyuntura política es que lo que se dice o se proyecta es distinto a lo que verdaderamente es, y menos creíble cuando existen posibles condicionantes, vinculaciones mercantiles de por medio, que generarán indicios de duda en el papel que cumplen activistas políticos y partidos, habrá que esperar, como relataba Jesús, al hacer alusión al trigo y la cizaña: ‘Pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, entonces apareció también la cizaña. Se acercaron los siervos al dueño del campo y le preguntaron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Y él les dijo: Un hombre enemigo ha hecho esto. Los siervos le dijeron: Entonces, ¿quieres que vayamos y la recojamos? Pero él dijo: No; no sea que al recoger la cizaña arranquéis con ella el trigo. Dejad crecer a ambos hasta la siega. Cuando llegue el tiempo de la siega, yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla. Pero reunid el trigo en mi granero’, parábola que ha sido sustento de la famosa frase bíblica: ‘Por sus frutos los conoceréis’.
ABOGADO, MIEMBRO SUPLENTE DEL TRIBUNAL DE DISCIPLINA DEL PRD.