En Venezuela hay 1,905 detenidos considerados como “presos políticos”, 38 más que la semana pasada, cuando se computaron 1.867 personas privadas de libertad...
La salud mental es una enfermedad que, por muchos años, ha sido subestimada y marginada por los sistemas de salud del mundo. Aunque hoy, afortunadamente, se ha convertido en un tema de interés en las agendas de los gobiernos, los centros asistenciales públicos están mayoritariamente colapsados, y esto es un problema que obstaculiza profundamente la recuperación del individuo. A esto se le suma el alto costo y la escasez de los medicamentos para pacientes psiquiátricos, el estigma y la discriminación. La fragilidad emocional hay que atenderla, porque de lo contrario ocasionará daños irreparables. Circunstancias de gran estrés emocional, como una separación, muerte, pérdida de dinero, vivienda, trabajo o situaciones de acoso pueden actuar como desencadenantes de graves problemas psicológicos que pudieran llegar desde depresión hasta el suicidio. Hay que saber escuchar sin juzgar y detectar las señales de alarma para actuar a tiempo. Los trastornos mentales son un problema invisible. El cuidado mental debe ser una prioridad de los gobiernos y empresas privadas que, en muchas ocasiones, enfrentan la cuestión sólo cuando surgen problemas concretos. Los planes, con un enfoque integral y mancomunado, desde todos los frentes deben ser imperativos. Aunque apostar por la prevención más incisiva es una medida necesaria, la inversión para una red asistencial de calidad es urgente.