Cambiar la actitud

Es común encontrar en las redes cuanta queja sobre el servicio público. De vez en cuando aparece alguien resaltando la labor de uno u otro funcionario, más no de la institución. Y es que la sociedad está urgida de que el Gobierno se dote de plataformas tecnológicas que ayuden a resolver los problemas. Nuestras instituciones son exageradamente burocráticas y los trámites duran una eternidad, salvando excepciones. Mientras la tecnología ya está al alcance de todos, los Gobiernos se aferran a incrementar los funcionarios y para justificar el trabajo, en lugar de agilizar los pasos, crean nuevos. Es el contrasentido que la gente resiente. Lo peor es que cuando surgen intentos por ‘modernizar', lo que hay verdaderamente detrás es el negocio. Son, por ello, necesarios cambios estructurales, porque los problemas del país no solo son corrupción y juegavivo; también son ineficiencia, mal trato, pereza, desánimo, suciedad, etc. Problemas que se han acumulado por años. Hay lugares públicos en los que es evidente la indolencia, que ni sus funcionarios se dignan un día a dar una hora de su tiempo por siquiera pintar su lugar de trabajo, asearlo, decorarlo... Parecen pequeñas cosas, tonterías, pero hacen un cambio sustancial. Urge un cambio de actitud de todos los funcionarios y quienes lideran deben hacer esto una moda, como cuando organizan rifas o juegos para recoger fondos para la Teletón. Así también deben organizarse para servir y para arreglar sus lugares de trabajo. Ese cambio también es el que se requiere.