Importaciones perniciosas

La hipótesis de que los tratados de libre comercio iban a beneficiar a los consumidores panameños se quedó solo en teoría. Hoy se ve en los supermercados que los productos están sumamente caros y la producción nacional no es lo que más se fomenta. Si a esto le sumamos a una autoridad que da prioridad a la importación, la combinación es la tormenta perfecta para acabar con el agro panameño. Son los lecheros, los cebolleros, los arroceros, los maiceros, los ganaderos, en fin, la mayoría de los productores que tienen que salir a las calles a protestar, porque las autoridades permiten importaciones justo en el momento de la zafra de los productores locales. Es como si se pusieran de acuerdo, autoridad e importador, en ahorcar al productor nacional. La teoría de los TLC es muy bonita, pero en la práctica es desigual. Nadie puede competir con importaciones de países donde la mano de obra trabaja solo por comida. Por supuesto que el producto final es inmensamente más barato producirlo que en aquellos países donde los trabajadores tienen derechos, como el panameño. Y no se trata de que Panamá rompa con los TLC o haga lo que está haciendo el presidente Donald Trump en los Estados Unidos; de lo que se trata es de que las autoridades piensen primero en los consumidores y productores panameños que en la caja registradora de los importadores.