Bienvenido Francisco

Los últimos días Panamá ha sido literalmente tomada por los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Los jóvenes han convivido en ese Panamá fresco, humilde, de tradiciones de antaño... Han probado ese pedacito del Panamá nuestro, el no cosmopolita, sino el de la campiña, el de las torrejitas de maíz y de la leche recién ordeñada; el del tamborito y la embarra... El Panamá que se ha mostrado en la JMJ no es el de los hoteles lujosos y en cadenas que en los últimos años ha promovido un Panamá más urbano y globalizado. Se ha mostrado el Panamá interiorano, de adentro, del alegre campesino que en algún momento lo abrumó la modernidad y sintió que lo suyo quedaba atrás... Ese Panamá alegre y optimista del interior volvió a brillar. Ese Panamá interiorano resurgió con fuerza y ha gustado a los miles de peregrinos que se convierten en embajadores culturales y que nunca olvidarán su experiencia en este pequeño, pero alegre país. Esos miles de peregrinos en algún momento retornarán a esta Patria, ya no con la JMJ, sino a revivir lo vivido en la jornada y a conocer las muchas otras cosas que no pudieron conocer por el corto tiempo. Hoy, debe arribar a Panamá el papa Francisco, un hombre que ha puesto una dinámica de humildad en la Iglesia católica y quien se ha ganado el cariño en todo el mundo. Sabemos que desde la JMJ se dirigirá a los jóvenes del mundo, con ese mensaje de amor, humildad y de esperanza. Bienvenido a Panamá papa Francisco.