Encaminar una sola estrategia

Panamá, en el último quinquenio, fue víctima de golpes externos de Estados Unidos con la Lista Clinton y los mal llamados ‘Panama Papers'; las listas negras y grises del GAFI, la OCDE y la Unión Europea y los desplantes y groserías de Francia. Pese a toda esta artillería internacional, ha resistido estoicamente estos embates. Pero el país requiere de una estrategia nacional no solo para protegerse, sino para proyectarse. Panamá debe proponerse la meta-país de alcanzar el grado de desarrollo para el 2030 y, ¿por qué no?, que el PIB crezca a cien mil millones de dólares. Entre todos los sectores deben identificarse las áreas que nos agregan valor y así mismo, aquellas en las que somos vulnerables. Conocidos estos puntos, consensuar la mejor estrategia para llegar a una meta. A corto plazo, empero y luego de la buena noticia de mejora en la calificación de riesgo país, lo importante es poner circulante en la calle. Y es que, producto de todos estos ataques internacionales y del pesimismo que ha embargado a las personas por políticas erróneas que se han tomado desde el Ejecutivo, la economía se ha deprimido. La gente siente que no hay plata y es una cadena de efecto dominó, donde si el Gobierno no paga a los proveedores, estos tampoco pagan a sus suplidores y estos a su vez, reducen la mano de obra. Según cifras que circulan entre los empresarios, la deuda del Gobierno para con los contratistas ronda los mil millones de dólares. Urge pagar este dinero. En pocas palabras, la estrategia es tener una meta-país a largo plazo y a corto, inyectar dinero inmediato para reanimar la economía.