• 12/07/2019 02:00

Imperdonable

Pero hoy hay una nueva ASEP y tiene que poner manos a la obra. La interrupción constante del servicio tiene que acabar 

Cierto es que la privatización de la distribución y generación eléctrica permitió que nuevas inversiones rescataran este servicio vital para el país. Pero también es cierto que los entes reguladores fueron cooptados por los intereses económicos. En pocas palabras, ‘el ratón es el que cuida el queso'. Y es que desde que el Ente Regulador se desmanteló y dio paso a la Autoridad de los Servicios Públicos, lo que devino fue una debacle. ¡Aquí se protege al inversionista en desmedro del consumidor! Y no se trata de atentar contra la seguridad jurídica, sino de equilibrar las cosas. No puede ser que lo bueno solo sea para un lado y lo malo para los consumidores. En el caso específico de la distribución eléctrica, el interior del país vive un desastre. ¿Dónde está la ASEP? Es fácil colegir la respuesta en los cinco años que acaban de pasar, porque el administrador solo se la pasó protegiendo a los grupos económicos con los que trabajó. Pero hoy hay una nueva ASEP y tiene que poner manos a la obra. La interrupción constante del servicio tiene que acabar. Una de dos, o no invierten en la red o, sencillamente, como no les hacen nada, siguen las cosas porque sí. Los constantes apagones no tienen razón de ser, más cuando el país se gastó una millonada en nuevas líneas de transmisión. La ASEP tiene que poner un alto a este problema de la distribución eléctrica en el interior, porque no hacerlo como hasta hoy, es imperdonable.

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