• 10/07/2019 02:00

Un doloroso recuerdo

La barbarie se ensañó contra pacíficos ciudadanos que protestaban en la capital y en todas las provincias

Hace 32 años el país sufrió un día de terror. Ante el clamor nacional para que los militares soltaran el poder político, respetaran los derechos humanos, se realizaran elecciones libres y se aplicara imparcialmente justicia, la reacción del gobierno de turno y sus ideólogos fue brutal. La barbarie se ensañó contra pacíficos ciudadanos que protestaban en la capital y en todas las provincias. Ese día se desató la represión contra miles de personas indefensas por el solo hecho de manifestarse vestidas de blanco. Las cárceles y hospitales quedaron atestados de ciudadanos víctimas de la crueldad. Esa brutalidad que evidentemente fue producto de mentes enfermas trajo como consecuencia un odio mayor contra la tiranía y de allí el desenlace por todos conocido. Para los violentos esta ha sido la mejor lección histórica. Esta dura experiencia también nos enseñó como sociedad que los gobernantes deben ser tolerantes, respetuosos de los derechos humanos, promotores del consenso, del bien común y conscientes de que la Patria es de todos y que nadie tiene derecho a perpetuarse en el poder violentando la voluntad ciudadana. El 10 de julio de 1987 debemos recordarlo para que nunca más en nuestro país se abra la puerta de la barbarie y que los panameños vivamos en un sistema respetuoso de los derechos humanos y, como aspiraban nuestros próceres, ‘en el campo feliz de la unión'.

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