Edadismo

La exclusión de las personas mayores por razones de edad se ha convertido en una realidad cada vez más frecuente. Muchas veces pasa desapercibida porque hemos normalizado esta discriminación que podría compararse con el racismo y el sexismo. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, el edadismo contra las personas mayores es generalizado; según la entidad, “se manifiesta en todas las instituciones clave de la sociedad. En el mundo, una de cada dos personas tiene actitudes edadistas”. Es notorio que predomina, en muchos casos, los prejuicios de que cuando se tienen más años, las competencias son más escasas y ni siquiera se da la oportunidad de demostrar si están capacitados. Los líderes deben entender que la experiencia y la visión de la juventud debe fusionarse: las canas pesan y es un grave error desaprovechar las ganas, la creatividad y la energía de este grupo etario. Entendamos que si seguimos ignorando este tipo de rechazo provocamos que la persona afectada perciba que su vida es menos valiosa, lo que la pone en riesgo de depresión y aislamiento social. Las personas mayores deben ser una prioridad, y no solo desde el punto de vista asistencial, sino por lo que representan y aportan a la sociedad. Es necesario que se vigile este tipo de discriminación que afecta a toda la sociedad. Debemos apelar a la solidaridad, a la conciencia en conjunto con un enfoque humanitario y de defensa de los Derechos Humanos.