Solo un par de días de lluvias en la ciudad capital, y el caos vial en ciertos puntos fue sencillamente increíble. Más que ese adjetivo, diríamos que fue ‘sencillamente incomprensible '. Por más que se haya tratado de establecer una fórmula para que vías como la Frangipani y la Nacional estén libres de los lagos que se forman cada vez que cae una lluvia de cierta intensidad, simplemente no ha sido posible. ¿Qué más habría que hacer para que, al igual que en estas dos avenidas, no suceda este mismo episodio en lugares como Chanis, vía Cincuentenario, calle 50, San Francisco, Juan Díaz y otros sectores de nuestra capital? Hablar de las causas de esta situación es como ‘llover sobre mojado ', porque siempre son las mismas: construcciones sin control ni planificación, ciudadanos irresponsables con la disposición de la basura y un sistema pluvial colapsado desde hace muchos años. Las labores de dragado en los ríos de las áreas urbanas, por otro lado, no resultan efectivas, por la poca colaboración de los propios ciudadanos en mantener libres de desechos los tragantes. Si le unimos a esto el otorgamiento de permisos de construcción para edificar en terrenos vulnerables y propensos a deslizamientos, estamos hablando de una situación fuera de control. No se trata de quién o quiénes tengan que resolver el problema cuando se produce. Lejos de ser una solución, lo realmente necesario es la aplicación de sanciones más enérgicas, junto con la determinación de no permitir edificaciones en sitios de consabida peligrosidad. La temporada de lluvias apenas está comenzando, se está aún a tiempo de dar una solución. Postergarla, es darle la espalda a las responsabilidades que todos tenemos en esta situación.

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