Un sistema perverso

Uno de los graves problemas, sino el peor, que padecen los países latinoamericanos en general es el sistema político imperante. Y la gran mayoría de sus defensores es la que se aprovecha de él. Sin embargo, los resultados son extraordinariamente opuestos a la mayoría de la sociedad, que sufre un alto grado de pobreza, desigualdad y hasta estigmatización. Lo peor es que la estabilidad de este sistema es impredecible, más bien cuando hay uno o dos períodos estables, deviene una tormenta que hunde más a los menos favorecidos. ¿Qué sentido tiene seguir con un sistema perverso? Panamá no escapa a esta realidad y aunque sea quizás un país más favorecido, la corrupción nos traga. Solo en el segmento de medicinas, los panameños pagamos entre 80 y 90 por ciento por encima del costo promedio mundial. Lo peor es que estos empresarios inescrupulosos se venden en el país como los más impolutos, cuando en realidad son unos atracadores que lucran con la salud del pueblo panameño. El sistema tiene que cambiar y, de una vez por todas, eliminar las mafias y carteles que están sangrando a la sociedad panameña. Ya es hora de que trabajemos en conjunto por un cambio radical del sistema político panameño, porque seguir como vamos es insistir en el fracaso. ¡Así de simple!