• 22/12/2016 01:00

Cuando se une un país

‘Exigimos respeto. No permitimos imposiciones de ninguna clase. Somos un país de derecho...'

P anamá es un país que siempre ha sabido levantarse de situaciones difíciles. Hemos sido benevolentes y tolerantes, pero cuando la agresión trasciende nuestra buena fe, el pueblo se une en uno solo y dice ‘¡basta!'. Así lo ha recogido la historia y hoy no es la excepción. El año que finaliza ha sido un año de agravios. En los confines del mundo nos ven como tracaleros, porque los grandes países, en especial los de la OCDE, así se han encargado de desprestigiarnos. Pero hay dos cosas fundamentales que siempre traen la razón: tiempo y disposición. El tiempo empieza a darnos la razón de que no somos un país de tracaleros. Y la disposición de este pueblo de unir fuerzas y exigir respeto. Incluso, le ha tendido un puente al Gobierno que, tardíamente ha empezado a reaccionar, para que defienda no a una empresa, sino la dignidad del país. Porque tampoco se trata de una agresión, sino de agresiones e imposiciones en seguidilla que no podemos tolerar. El pueblo ha hablado alto y claro y en conjunto, académicos, profesionales, empresarios y trabajadores, se han manifestado y han gritado que no nos vamos a dejar destruir nuestra economía. Exigimos respeto. No permitimos imposiciones de ninguna clase. Somos un país de derecho y, así como nos piden que sigamos reglas, exigimos que los países de la OCDE también cumplan esas reglas.

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