• 08/03/2012 01:00

Energías, hidroeléctricas y comarcas indígenas

En materia de generación de energía eléctrica, Panamá no tiene los recursos financieros para realizar investigaciones para inventar o in...

En materia de generación de energía eléctrica, Panamá no tiene los recursos financieros para realizar investigaciones para inventar o innovar tecnologías que reemplacen las existentes en esta materia. Los países desarrollados que innovan tecnología, no han podido reemplazar significativamente la generación de energía a base de combustibles fósiles.

El 85% del Uso Energético mundial procede del petróleo, carbón y gas (combustibles fósiles); 6% por reacción nuclear; 4% de biomasa; 3% de las hidroeléctricas; 2% del sol, eólica, geotérmica y biocombustibles. Solo el 9% del uso de toda la energía del mundo corresponde a las energías renovables (hidroeléctrica, eólica, solar, geotérmica, biocombustibles), pese a que son de menor impacto ambiental. ¿Por qué? A mi juicio, por intereses económicos mundiales de los productores de los combustibles fósiles, baja eficiencia de las energías renovables y altos costos en varias de ellas, disponibilidad de sus fuentes, grandes extensiones de terrenos para implementarlas, entre otras.

En Panamá, en el año 2010, la generación de electricidad para el servicio público, por tipo de planta, fue de 55.98% por parte de las plantas de generación hidroeléctrica, en tanto que las plantas térmicas generaron el 44.02% restante. Es decir, CERO aporte de otros tipos de generación de energías renovables o limpias.

Se proyecta un crecimiento de consumo de energía eléctrica de 6% aproximadamente y se prevé un crecimiento acumulativo anual de la potencia eléctrica a largo plazo (2014-2024) de un 5.3%, que representa aproximadamente 105 MW anuales para satisfacer la demanda del país. Surgen otras preguntas: ¿cómo seguiremos supliendo esa demanda de energía eléctrica?, ¿cómo siempre con las hidros y las termos, o como lo hace el 85% en el mundo, con los combustibles fósiles?

Las hidroeléctricas que inundan pocas áreas al represar un río, son una verdadera opción de oferta eléctrica, ambientalmente viables. En Panamá, existe un proyecto hidroeléctrico que es ejemplo en el mundo de desarrollo sostenible, por su capacidad de generación, embalse relativamente pequeño y prácticamente sin afectación social (desplazados): la hidroeléctrica de Fortuna. Así lo indica al aplicar un método que propuso el Banco Mundial, a través de un índice de sostenibilidad ambiental para evaluar a las hidroeléctricas.

Después de Belice, Panamá es el país centroamericano de mayor precipitación pluvial, somos abundantes en recursos hídricos, por tal hay un gran potencial hidroenergético, y parte del mismo está ubicado en la Comarca Ngäbe Buglé, en Bocas del Toro y Chiriquí.

Y es precisamente la Comarca Ngäbe Buglé la que demuestra los peores indicadores socioeconómicos del país: pobreza (93%), extrema pobreza (91%), analfabetismo (46%), viviendas con electricidad (2.4%), entre otros. Estos indicadores reflejan el sufrimiento histórico del Pueblo Ngäbe Buglé y la causa fundamental de su oposición a los proyectos mineros e hidroeléctricos. Ningún gobierno ha dado el paso para dotar a la Comarca de recursos para mejorar esos indicadores socioeconómicos, dignos de vergüenza nacional por permitir que panameños vivan en tristes e indignas condiciones.

Algunos logros se le han cercenado, excluyéndolos cada vez de ese desarrollo urgente de la Comarca. Un solo ejemplo: La Ley No. 18 de 2003, derogó cinco artículos de la Ley General del Ambiente (artículos 63, 96, 98, 101 y 102), todos relacionados a la participación de los pueblos indígenas en el manejo de sus recursos naturales y los proyectos de aprovechamiento.

La reacción de los ngäbes y buglés en las últimas semanas, es una medida de sobrevivencia, de autoprotección para que el país mire su realidad y que, basta ya; lo único y último que les queda son sus recursos naturales y allí ven una forma de paliar esa pobreza y extrema pobreza. La única manera de poder usufructuar los recursos naturales de la Comarca, es dándole participación a los indígenas como socios de esos proyectos, con un porcentaje significativo de las acciones de cada una de las sociedades que pretendan explotar sus recursos.

Quisiera ver las futuras hidroeléctricas en esas áreas con la participación de los indígenas, no hay otra opción, como no hay otras opciones significativas de energías limpias a mediano plazo, para suplir la creciente demanda energética del país.

EXDIPUTADO DE LA REPÚBLICA.

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