• 11/03/2012 01:00

Racismo

R acismo, tema tabú para quienes prefieren aislarse de las realidades discordantes y enfermizas de nuestra sociedad, que sigue luchando ...

R acismo, tema tabú para quienes prefieren aislarse de las realidades discordantes y enfermizas de nuestra sociedad, que sigue luchando para superar tantos obstáculos, externos e internos. En un diálogo memorable de la película ‘Al calor se la noche’ entre dos personajes, el civil afroamericano perseguido (Sidney Poitier) y el policía jefe, caucásico (Rod Steiger), le dice con sorna el policía al civil después de que este último explotara de ira contra un racista señor de plantaciones: ‘... así que eres como el resto de nosotros...’ mordazmente haciendo al civil aceptar su propio racismo. La trama se desarrolla en los años 60, terribles tiempos de la segregación racial en el Sur de E.U.A., opresión que requirió sangre, sudor y lágrimas para ser superada.

Esas amargas experiencias las sufrieron muchos panameños en la antigua Zona del Canal. Al nacer la República y llegar los norteamericanos, se repite lo vivido en la época colonial: roces, maltrato físico y verbal, lo constatan dos palabras vernaculares: ‘buchí’, término derogatorio para campesinos, que menosprecia su cultura y hasta su sana ingenuidad; viene de la expresión soez ‘bullshit’, que no necesita traducción. La otra es ‘buay’, de ‘boy’, muchacho, en sí no es un insulto hasta que entiendes que era la forma soberbia como los estadounidenses sureños llamaban a los afrodescendientes; es decir, tratando a adultos crecidos como si fueran niños imberbes. Admiradores (y cuidado que participantes) de la secta asesina Ku Klux Klan estuvieron en las estructuras colonialistas impuestas por E.U.A. en la Zona; hay una larga historia de abusos cometidos contra los panameños durante tan tormentoso período de la vida nacional. Hoy, con la ampliación canalera retornan las actitudes prepotentes de extranjeros que intentan menospreciar a los trabajadores nacionales.

Nuestra era republicana también fue escenario de racismo abierto; por ejemplo, Arnulfo Arias al volver del servicio diplomático en la tenebrosa Alemania nazi (la que proclamó su ‘superioridad’ racial) y ser electo presidente, promulgó la Constitución de 1941 que establecía ‘razas indeseables’, oficializando prejuicios que venían enquistados en nuestra sociedad desde el siglo anterior. Se desataron persecuciones, expropiaciones descaradas y hasta asesinatos contra minorías que vivían en paz. Realidad chocante en pleno Siglo XX.

Gracias a movimientos cívico-políticos tan terrible documento fue derogado y avanzamos con la Constitución de 1946; pero persisten formas sutiles y otras no tan sutiles de discriminación racial en Panamá. Pasa el tiempo y prevalece en nosotros el rechazo a razas y culturas distintas a la propia, con sus secuelas de aislamiento, marginación, abusos, explotación, injusticias laborales, represión, crueldad, donde son los grupos étnicos minoritarios las víctimas.

Lo más triste es que en una especie de contragolpe, dichos grupos marginados entonces rechazan otras etnias incluyendo a la de sus antiguos opresores, perpetuando la fragmentación de nuestra sociedad. Continuemos trabajando para que nuestra amada Panamá sea el hermoso hogar de todos sus hijos e hijas, sin distingos de raza o procedencia, como nos creó Dios: iguales.

ARQUITECTO

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