BM prevé abrupta caída de remesas del 20%

Las remesas alivian la pobreza en los países de ingreso bajo y mediano, y mejoran los resultados nutricionales

El Banco Mundial prevé caída en los flujos de remesas del 20% en el mundo, como consecuencia de la crisis económica inducida por la pandemia de COVID-19 y el confinamiento.

La caída proyectada, que será la más abrupta de la historia reciente, se debe en gran parte al desplome de los salarios y el empleo de los trabajadores migrantes, que suelen ser más vulnerables a la pérdida de puestos de trabajo y de salarios durante las crisis económicas de los países que los albergan.

Europa y Asia Central (27.5%), África al sur de Sahara (23.1%), Asia Meridional (22.1%), Oriente Medio y Norte de África (19.6%), América Latia y el Caribe (19.3%) y Asia Oriental y el Pacífico (13%) experimentarán las caídas más pronunciadas.

Esta fuerte caída prevista para 2020 se producirá después que las remesas a los países de ingreso bajo y mediano alcanzaron en 2019 la cifra récord de $ 554,000 millones.

Incluso con esta merma, se espera que los flujos de remesas cobren aún más importancia como fuente de financiamiento para estos países, debido a que, según las proyecciones, la inversión extranjera directa (IED) caerá todavía más (más del 35%).

En 2019, las entradas de remesas en los países de ingreso bajo y mediano superaron los volúmenes de IED, lo que constituyó un hito importante para el seguimiento de los flujos de recursos hacia los países en desarrollo.

El 2021 será mejor

El Banco Mundial estima que en 2021 las remesas se recuperarán y aumentarán un 5.6% hasta ubicarse en los $470,000 millones.

Las perspectivas para las remesas siguen siendo tan inciertas como el impacto de la COVID-19 en las perspectivas para el crecimiento mundial y en las medidas implementadas para restringir la propagación de la enfermedad.

En el pasado, las remesas han sido anticíclicas: los trabajadores enviaban más dinero a sus hogares cuando sus países de origen experimentaban crisis y penurias. Esta vez, sin embargo, la pandemia ha afectado a todos los países, lo que genera incertidumbres adicionales.

"Es crucial contar con sistemas de protección social eficaces para proteger a los pobres y los vulnerables durante esta crisis, tanto en los países en desarrollo como en las economías avanzadas. En los países anfitriones, las intervenciones del área de protección social también deben brindar apoyo a las poblaciones migrantes", dijo Michal Rutkowski, director del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial.

La llegada de remesas a América Latina y el Caribe creció el 7.4 % en 2019 y alcanzó los $96,000 millones, aunque el aumento fue dispar en los distintos países de la región.

En Brasil, Guatemala y Honduras, fue superior al 12% en 2019. En Colombia, Ecuador, Nicaragua y Panamá, las remesas crecieron más del 6%, mientras que las enviadas a Bolivia y Paraguay se redujeron un 3.8% y 2.2%, respectivamente.

Se estima que en 2020 la llegada de remesas a la región se reducirá un 19.3%.

Diversos estudios muestran que las remesas alivian la pobreza en los países de ingreso bajo y mediano, mejoran los resultados nutricionales, se asocian con un gasto más elevado en educación y reducen el trabajo infantil en los hogares desfavorecidos. 

Una caída en las remesas afecta la capacidad de las familias de gastar en esas áreas, debido a que deben destinar una proporción mayor de sus fondos a resolver la escasez de alimentos y las necesidades de subsistencia inmediatas.

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