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- 19/11/2011 01:00
PANAMÁ. El imponente cementerio chino de Wah On Kon Ce, ubicado entre Santa Ana y El Chorrillo, que data desde 1882, está enfermo.
El tiempo lo deteriora; el herbazal que crece a su alrededor, el moho pegado a las tumbas, la basura que arrojan los moradores del área, el vandalismo y su uso como sitio para mantener relaciones sexuales acaban poco a poco con su valor. Hasta dicen los vidajenas que allí hacen ritos satánicos.
Este parque del descanso eterno — construido por el pueblo chino para enterrar a su gente que vino a buscar nuevas oportunidades al istmo mucho antes de que se convirtiera en república— guarda huellas que marcaron un siglo de conquistas en las que la comunidad china puso su gota de sacrificio.
El valor histórico y su infraestructura cobran fama: hace un mes fue reconocido por el programa bianual Watch del Fondo Mundial de Monumentos (WMF, por sus siglas en inglés), como uno de los 67 monumentos históricos de 41 países en el mundo que corren peligro por deterioro.
¿POR QUÉ EL WAH ON?
El historiador Juan Tam, de la Sociedad China de Panamá, ha escrito varios libros sobre el pasado de su gente en el istmo. Escribió sobre el famoso Matachín, el primer barrio chino en Panamá que estuvo ubicado por los lados de Gamboa. En su primer libro, Wah On la Necrópolis Oriental, explica las curiosidades del campo santo donde yacen enterrados sus primeros paisanos.
Tam impulsó la nominación del Wah On Kon Ce porque como administrador y ciudadano, considera que el sitio merece recobrar su valor histórico. La importancia del lugar radica también en que a la fecha se mantiene activo y sigue heredado por la Sociedad China registrada y documentada desde entonces. ‘Tenemos 157 años de presencia en Panamá y pese a ello seguimos siendo una cultura estigmatizada, discriminada y olvidada por el ímpetu político del país’, dijo Tam.
EL CABALLO DE AGUA
Para el historiador, el cementerio está resguardado. Los gobiernos de turno les quitaban el cementerio por cuestiones políticas y cada 60 años se lo devolvían, y justo cuando se cumplían esos 60 años era el año del Caballo, según el calendario chino. El escritor reveló con base en documentos que guarda, que en 1942 el gobierno de Ricardo Adolfo De la Guardia Arango ordenó quitarle partes del cementerio. No fue hasta el 2002 cuando el Municipio de Panamá le devolvió la administración completa del cementerio a la Sociedad China y presta la casualidad que la fecha coincidió con el año del Caballo.
En la astrología china existe un ciclo binario denominado Yin Yang que está dividido en cinco elementos: agua, madera, fuego, metal y tierra, cada uno representado por un animal.
Y es que en sus tradiciones, los chinos visitan los cementerios tres veces al año: 5 de abril, que es el Día Internacional de los Difuntos; durante el séptimo mes del séptimo día lunar y el noveno día del noveno mes lunar. Para Tam, los muertos son almas protectoras y por eso los respetan.
¿QUÉ PASARÁ CON EL WAH?
Como administrador del cementerio, Tam dijo que se han esforzado por la limpieza del lugar; sin embargo, el trabajo es en vano porque las personas que viven cerca arrojan bolsas con basura y excremento al cementerio; hay quienes mantienen relaciones sexuales en el sitio, dejan preservativos sobre las tumbas y otros hasta celebran rituales. El también administrador le solicita al municipio que esté más vigilante y pide apoyo a los vecinos para que no tiren desechos. ‘Lo que se invirtió para su mantenimiento hace años fue vandalizado poco a poco’, lamentó Tam.
OTROS CEMENTERIOS
Pero este no es el único cementerio que mantiene las cualidades para tal reconocimiento. Según el historiador Álvaro Menéndez Franco, hay otros, como el cementerio judío, que fue el primero que se construyó en la zona cercana al cementerio de Amador, llamado originalmente Cementerio General de Panamá.
Igualmente menciona el cementerio de los franceses, en Paraíso; y el cementerio de Corozal, que pertenece a los estadounidenses. Tam coincide con Franco y afirma que existen otros como el de Monte Esperanza, ubicado en la provincia de Colón, que poseen gran valor. Hace dos años este campo santo fue considerado por la WMF como un monumento en peligro.
Según los historiadores, mucho antes de 1914, durante la construcción del Canal de Panamá, ese sitio había sido selva que después fue establecido como granja para proporcionar trabajo para trabajadores de clase baja, categorizados como silver roll.
ENTRE LOS 13
Según la lista que cada dos años publica WMF, en América Latina están amenazados de deterioro diversos lugares de países como Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Guatemala, Haití, México, Perú, República Dominicana y Panamá. Por ejemplo, se destacan los geoglifos de las Líneas de Nazca en Perú.
En Santa Cruz, Bolivia, corre peligro el Fuerte de Samaipatra; en Brasil está el centro histórico de Salvador de Bahía; y en Argentina hay tres lugares.
La lista también menciona el centro histórico de Santa Cruz de Mompox y las capillas coloniales de Tierradentro en Colombia, así como las iglesias parroquiales de San Juan Bautista de los Remedios, en Santa Clara de Cuba, entre otros.
Según WMF, las nominaciones de los sitios son hechas cada año por gobiernos, organizaciones sin ánimo de lucro, expertos en conservación y otros grupos que están preocupados por conservar estos monumentos, reconocidos como patrimonio cultural de las naciones. La presidenta de WMF, Bonnie Burnham, señaló que estos monumentos sufren del olvido por la falta de visión de las autoridades en cuanto a la conservación de los bienes históricos, culturales y ambientales, por lo que exhorta a tomar acciones en defensa del patrimonio cultural y evitar su descuido y abandono.