Felap: la fidelidad de los que luchan

Actualizado
  • 11/06/2016 02:01
Creado
  • 11/06/2016 02:01
Un relato sobre periodistas que han presenciado momentos históricos de América Latina

Mi partida de nacimiento felapista empieza con la celebración del Segundo Congreso de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), entre el 21 y 24 de julio de 1978, en el hotel Anauco de Caracas.

Llegué de la mano de Baltazar Aizpurúa, Iván Zurita, Euclides Fuentes Arroyo, Rubén Murgas y Pablo Castrejón, dignos dirigentes del Sindicato de Periodistas de Panamá.

Recuerdo al periodista haitiano Romulus. Agitado, con voz ahogada gritó: ‘¡Vengo de las mazmorras de la muerte!'. No supe más de Romulus, pero él estaba en mi corazón, cuando BabyDoc fue derrocado en 1986 y los restos de su padre desenterrados y apaleados ritualmente.

Esa noche entró con su atavío rojinegro, Nacho Briones: ¡‘Patria Libre… o Morir'! Menos de un año después, 1979, el Frente Sandinista logró derrocar la dictadura de Anastasio Somoza. Desde entonces asumí como un compromiso de vida, los principios de nuestra Felap, antiimperialista, anticolonialista, popular y democrática.

El Tercer Congreso, que presidí, fue en Panamá en 1982. Invitamos al presidente Aristides Royo; desde entonces, fue uno de los más comprometidos aliados de FELAP. Nicaragua, Patria Libre o morir, siempre en la pupila de Felap. Estábamos en Managua en noviembre de 1982, cuando Reagan anunció su reunión en Honduras con el jefe de la Junta Militar guatemalteca, José Ríos Montt. El 24 de noviembre fuimos a Somotillo, en la zona fronteriza con Honduras. El periodista nicaragüense Danilo Aguirre dirigía la jornada. Danilo era el Secretario General de la Felap.

Recabamos información sobre la procedencia hondureña de los ataques, el heroísmo de las tropas guarda-fronteras y los padecimientos de la población civil por el estado de guerra que mantenían con hostigamientos de los contrarrevolucionarios acampados en El Jícaro. Escalamos la Loma del Suspiro, entre Somotillo y Guasaule. Hacía pocos días un puesto de cinco soldados ‘aguantó lluvia de balas y tormenta de morteros' durante más de cuarenta minutos desde la madrugada, pero logró rechazar una incursión contrarrevolucionaria diez veces mayor en número y volumen de fuego.

Desde Loma del Suspiro se divisan los rojos tejados del caserío Valle Toro, cuyos pobladores abandonaron tras las acciones militares. El río Guasaule sirve de frontera, pasa a la par del caserío. Los soldados del puesto compartieron su firme convicción revolucionaria y moral combativa. Allí emití el mensaje de Felap reafirmando nuestra vocación revolucionaria con Nicaragua.

Al día siguiente Ernesto Arbuto, del Nuevo Diario, reseñó el testimonio de Felap en la zona de agresión. También denunciaba el viaje de Reagan como afrenta para la democracia. Se desesperaban, Centroamérica se les iba de las manos, perdían el control y el petróleo del Caribe.

Fidel planteaba una salida negociada, que una salida militar sería la lucha contra el Ejército de los Estados Unidos.

El Cuarto Congreso fue en La Habana, en julio de 1985. La crisis económica fue tema de rigor. Denunciamos al FMI que había propuesto a Panamá liquidar el Código de Trabajo, la industria nacional y vender las empresas nacionales no rentables. Una gran expresión popular en las calles logró que el gobierno derogara la ley destinada a elevar los impuestos y congelar los salarios de los trabajadores públicos organizados en la Fenasep. Sufrió el FMI su primera derrota de la época en América Latina. El Sindicato de Industriales de Panamá, cuando Conato realizaba un paro nacional contra las reformas al Código de Trabajo, lanzó un comunicado en el cual se definía contrario a la ‘honkonización' de Panamá. Fue un triunfo categórico de la clase trabajadora panameña.

Felap concluyó exigiendo a Estados Unidos el cese de las violaciones a los Tratados Torrijos-Carter y respetar nuestro derecho a un Canal para la paz y no para la guerra.

Panamá, a través de Conato, organizó la marcha contra la deuda externa. Fui responsable, como Coordinadora del mes en representación del Sindicato de Periodistas de Panamá, de conducir esa histórica marcha.

PERIODISTA

‘Felap exigió a Estados Unidos el cese de las violaciones a los Tratados Torrijos-Carter y respetar nuestro derecho a un Canal para la paz y no para la guerra'

NORMA NUÑEZ

Felap estaba con Fidel Castro en el Paraninfo cuando Posada Carriles intentó asesinarlo durante la X Cumbre Iberoamericana-2000.

Un mes antes de la invasión, el 13 de noviembre de 1989, Felap participaba en la toma de posesión de Baltazar Aizpurúa como Secretario General. El general Manuel Antonio Noriega se encontraba entre los asistentes y recorría las mesas, saludando. Los invitados ocupaban sus puestos para no perderse el saludo. Yo estaba con los periodistas del Comité Ejecutivo, quienes nos acompañaban y cubrían el escenario de agresión que vivíamos.

Noriega se sentó con nosotros hasta el final de la celebración. Conversamos largo rato. Nos invitó a Montijo. Asistimos con el grupo de Felap. El periodista venezolano Eleazar Díaz Rangel, profesor titular de la Universidad Central de Venezuela y director del periódico Últimas Noticias, publicó en El Sol de Margarita y El Mundo, aquel histórico y último encuentro con el general.

Preguntándose ¿Qué pasará en Panamá? Eleazar suscribe que desde su creación en noviembre de 1903, Panamá no había vivido momentos más críticos y complejos ni tan cargados de incertidumbre. Nadie sabe qué pasará en Panamá en los próximos meses; ni siquiera quienes la gobiernan ni quienes se mueven para desplazarlos. A corto plazo no se observan perspectivas de distensión, reflexionaba.

A seis columnas, destacaba que era impronosticable el desenlace de una intervención armada o de un atentado contra Noriega. Para un presupuesto cercano a los mil millones de dólares, la recaudación de ese año -1989- apenas llegaría a los 600. La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura estimaba que la actividad económica había mermado en un cincuenta por ciento. El Centro Financiero fue desmantelado, de doce bancos japoneses, diez se fueron; en 1986 sus actividades eran de 40 mil millones, el año anterior habían llegado a 14 mil.

El general se quedó con nosotros, comenta Eleazar, ‘pero no se tomó un trago de nuestra botella doceañera. Por razones de seguridad, bebió de la suya'. ¿Podrán soportarlo mucho tiempo más? Era la pregunta que nos hacíamos todos. También Eleazar. Periodista a tiempo completo, Eleazar es diestro en sacarle partida a toda oportunidad. Preguntó sobre los millones de dólares que se decía tenía Noriega. La verdad se jerarquizó: ‘Hablaron de una cuenta en dólares que yo manejé, dijo Noriega. La verdad, esa fue una cuenta de 16 millones de dólares que el general Omar Torrijos abrió a mi nombre para que adelantara el operativo para volar el Canal. Todo estaba listo'.

¿Ahora también están listos para volarlo? Preguntó Eleazar. No, ahora no, respondió categórico Noriega, para sentenciar: ¡El Canal será de Panamá! ¿Temía acaso el general Noriega por su seguridad? Su respuesta fue rotunda: ‘Ya todas las piezas están en el tablero. Es un proceso irreversible'.

Cuando en los fuertes Bragg, Benning y Stewart, las fuerzas fueron alertadas el Día D -1 y desde esos lugares partieron en 148 aeronaves; Unidades como el Regimiento 75º de Rangers y la División 82º Aerotransportada realizaron asaltos aéreos para tomar puntos llave en los objetivos Río Hato y los aeropuertos panameños, ese 20 de diciembre de 1989, la 82º Aerotransportada haría su primer salto de combate desde la Segunda Guerra Mundial, sobre el aeropuerto internacional Omar Torrijos Herrera.

El teléfono de mi casa timbró. Era Eleazar. Era Felap. Ya todas las piezas estaban en el tablero. Era, sin duda, un proceso irreversible. ¡Larga vida a Felap!

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