- 31/12/2021 00:00
- 31/12/2021 00:00
Fatal. Aquí estamos acostumbrados a celebrar lo que se nos venga en gana y lo peor haciendo uso del ruido. El uso de fuegos artificiales se ha convertido en el estilo de vida de nuestra sociedad. Mientras más son los decibeles, más es la celebración. ¿O habrá algún negocio de por medio? Además, el ruido que produce puede causarle un infarto a una persona con problemas del corazón, y molestias a los que sufren de presión alta.
Pareciera una costumbre, un hábito. En la calle, en el vecindario, en la casa. El panameño no habla, el panameño grita al hablar. Y mientras más grita, cree tener la razón en todo.
Estoy de acuerdo. Es una excelente iniciativa porque busca proteger a la población de enfermedades causadas por el ruido. El ruido afecta de manera fisiológica al organismo y aumenta los niveles de estrés e irritabilidad e influye en la concentración. Además de causar problemas en la parte auditiva.
El panameño está acostumbrado que para cumplir con una norma la única manera es que sea a través de una sanción económica. Donde le toquen el bolsillo es cuando toma conciencia de que la norma es para su bien. Lamentable, pero es así.
Bajar los decibeles del ruido. Sin embargo, eso en verdad no es suficiente, por tanto, hay que educar a la población en lo importante que es para su salud en general evitar el ruido. Se podrían hacer campañas a través de los medios, en las escuelas, en las barriadas con la ayuda de los representantes de corregimiento y de las instituciones de salud.
El uso de fuegos artificiales debe estar regulado de alguna manera en tiempo, espacio y lugar, al menos las formas más grotescas. En actos del gobierno deben quedar excluidos totalmente, porque es un gasto absolutamente innecesario y derrochador de recursos en un país con muchas personas pasando hambre. Para los animales silvestres y domésticos estos sonidos son completamente perturbadores e incluso mortales.
La sociedad panameña en general vive en medio de una cultura de ruido y es por esto que ha normalizado el ruido excesivo. Lo correcto es regular y que el ruido en barriadas sea controlado como debe ser. El ruido de la industria ya tiene sus regulaciones, solo hay que hacerlo cumplir con rigor.
Es oportuno revisar e incorporar todos los estudios científicos sobre ruido para que esta iniciativa tenga sustento científico y que no sea visto como un proyecto antojadizo.
Creo que dependiendo del tipo de ruido y las fuentes de emisión, podría incluir otras formas adicionales de sanciones, con tal de que los ruidosos de los barrios no queden impunes. Aquí hay un abuso institucionalizado en colonias o barriadas del ruido. Cada quien se cree con el derecho de emitir ruidos y sonidos sin control, y que no respeta al vecino. Todos estos abusos domésticos o de barrio terminan transformados en otros abusos como sociedad ante temas más complejos. Quien no respeta al vecino y a su propia familia, no respeta a nadie.
El Estado debe ser garante, como todos los Estados civilizados, del derecho a vivir en paz, armonía y silencio. Nadie debe abusar del derecho ajeno a su paz y bienestar. La gente en su casa no debe ser perturbada por el abusador ni por nadie. Así de simple.