O gordos o flacos, Panamá no tiene términos medios

  • 26/10/2014 03:00
El istmo vive dos extremos: Aquellos que están enfermos porque no tienen para comer y aquellos que están enfermos porque comen de más

En Panamá, el 19% de los niños menores de cinco años sufren de desnutrición crónica. Eso equivale a 2 de cada 10 niños, según las cifras de la campaña ‘Actúa por la niñez’ de la Unicef.

Por el otro lado, el 60% de la población panameña, un total de un millón 474 mil 440 adultos, está en sobrepeso o es obesa.

Estas cifras demuestran, como indica la nutricionista Julissa Camargo, del Instituto de Nutrición y Alimentación de la Universidad de Panamá, que en el país ‘la balanza se inclina para ambos lados. Hay una alta tasa de desnutrición en las comunidades más necesitadas; pero también se está produciendo, por el otro lado, un desarrollo de la obesidad’.

DESNUTRICIÓN

Datos de la Unicef indican que, en las áreas rurales, ‘más de la mitad de los niños de esta edad [menores de 5 años], el 57%, tiene desnutrición crónica’. Estadísticas de la página web pobrezamundial.com señalan que en la población indígena la desnutrición ataca al 96.3%.

En el informe 2014 sobre el estado de salud del país, del Ministerio de Salud (Minsa), se destaca que ‘cuando se analiza la situación de desnutrición crónica para el 2008 según talla para edad a nivel de área geográfica, se observa que la mayor prevalencia de desnutrición crónica se presentó en las áreas indígenas con 62.0%; este valor es tres veces mayor que la prevalencia nacional (19.1%), cuatro (4) veces mayor que la prevalencia de las áreas rurales (17.3%) y seis (6) veces la prevalencia de las área urbanas (10.5%). En relación a baja talla para la edad, según niveles de pobreza, la prevalencia de desnutrición en los niños en extrema pobreza es dos veces la prevalencia nacional, y seis veces la prevalencia de los no pobres’.

Según el Banco Mundial, la prevalencia de desnutrición; es decir, la ‘población ubicada por debajo del nivel mínimo de consumo alimenticio de energía’ era, para el 2012, del 9%.

La Secretaría Nacional para el Plan Alimentario y Nutricional (Senapan) señala que ‘en Panamá se ha logrado reducir la subalimentación del 12%, en el periodo 2008 -2010, al 8.7% entre 2011-2013, como reflejo de las acciones nacionales para reducir el hambre, que incluyen los esfuerzos de la sociedad civil en su conjunto en los últimos años, según el informe publicado por los organismos de la ONU especializados en la alimentación’.

Estadísticas de la Contraloría de la República publicadas por La Prensa destacan que ‘entre los años 2002 y 2011 murieron mil 253 panameños por carecer de una alimentación suficiente’. Las cifras de Contraloría lanzan un promedio de dos muertos por desnutrición a la semana entre los años 2009 y 2012.

Aunque las estadísticas del Minsa apuntan que los mayores niveles de desnutrición están en los grupos etarios más jóvenes; los números de la Contraloría indican que de las muertes registradas entre 2009 y 2012 por esta causa, el 49.3% eran de adultos mayores.

OBESIDAD

‘Comer demasiado ha superado a la desnutrición como un factor de riesgo de enfermedad’, asevera el Minsa en su informe sobre la situación de salud de Panamá.

Justamente, la investigación del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud ‘Prevalence and Associated Factors of Obesity among Panamanian Adults’ (Prevalencia y factores asociados de obesidad entre los adultos panameños), que analiza los cambios ocurridos en la prevalencia de la obesidad en el país desde el año 1982, indica, entre sus comentarios, que ‘ha habido un marcado incremento en la obesidad en Panamá, tanto en hombres como mujeres, en las últimas tres décadas. La última encuesta a nivel nacional, del 2008, estima que, aproximadamente, el 56.4% de los adultos sufrían de sobrepeso o de obesidad, y que el 21% eran ya obesos’.

La obesidad, detalla el Ministerio de Salud, fue la décima razón por la que las personas acudieron a consulta externa en los distintos centros de atención del Minsa. La tasa es de mil 237.1 casos por cada 100 mil habitantes. En un año, representó 46 mil 854 casos.

En el último estudio sobre enfermedades relacionadas a la obesidad (diabetes, hipertensión, etc.), se destaca que el 60% de la población presenta problemas de obesidad.

¿POR QUÉ OBESIDAD?

Algunos de los principales motivos de la desnutrición es la pobreza y la desigualdad social. Generalmente, una persona está desnutrida porque no tiene la posibilidad de conseguir alimentos; pero, en el caso de la obesidad, esta viene porque las personas comen de más o comen cosas que no les hacen bien. ¿Por qué, si sabemos del peligro, lo hacemos, de todas formas?

Hay muchos factores: económicos, psicológicos, sociales y culturales.

Julissa Camargo, dietista, también señala que la mercadotecnia y la publicidad tienen una responsabilidad determinante en el aumento de personas obesas o con sobrepeso. ‘La publicidad nos ha volcado al consumo de comidas rápidas, las cuales muchas personas, sobre todo las que trabajan, prefieren por su accesibilidad y la facilidad con la que se preparan’. Agrega la nutricionista que ‘el tema económico influye, ya que son baratas. Eso provoca que los panameños cambiemos nuestra cultura alimentaria. De ahí que sean altamente consumidas las comidas altas en grasa, las gaseosas y demás’.

Comenta la nutricionista del Instituto de Nutrición y Alimentación de la Universidad de Panamá que la obesidad no es un fenómeno meramente urbano, sino que también se da en las áreas rurales e indígenas, eso sí ‘cada una con sus propias particularidades’.

Por ejemplo, explica que ‘las personas que han sufrido desnutrición, cuando pasan a la edad adulta; por tener una alimentación monótona, alta en carbohidratos, pasan al otro lado, que es la obesidad’.

La dietista Camargo destaca que a veces las personas tienen percepciones erradas sobre l a comida saludable. Un reclamo común de sus pacientes, dice, es que se quejan de que la comida sana ‘es muy cara’.

Camargo aclara que esto no es verdad: ‘Uno se puede alimentar saludablemente sin comprar los vegetales más caros ni las frutas más caras. Por ejemplo, les dices frutas y todo el mundo se limita a manzanas, peras y uvas, pero tenemos en el jardín el montón de mangos que se están pudriendo en la hierba’, acota la nutrióloga, quien también dice que, por más extraño que parezca, ‘estamos perdiendo nuestra identidad culinaria’.

MUCHO POR TRABAJAR

El informe ‘Desigualdad y mortalidad infantil’, de la Unicef, se indica que ‘la desnutrición y la falta de agua potable contribuyen a más de la mitad de estas muertes (53%); es decir, a 5.6 millones de niños y niñas cada año. Aunque la población subnutrida se redujo de un 13% a un 10%, vimos cómo algunos países como Guatemala, Panamá o Venezuela muestran rezagos importantes’.

Julissa Camargo, del Instituto de Nutrición y Alimentación de la Universidad de Panamá, comenta que ‘en Panamá, las diversas instituciones del gobierno están trabajando en acabar con la desnutrición; pero, creo, aún nos falta mucho como país’.

La especialista insiste en que hace falta mayor coordinación para ‘generar un solo esfuerzo, que llegue a disminuir, realmente, la desnutrición en Panamá’.

Un reporte de la ‘Iniciativa Salud Mesoamérica’ sobre una reunión efectuada entre representantes del Banco Interamericano de Desarrollo y el Ministerio de Salud, destaca que ‘en Panamá, la desnutrición crónica en las comunidades indígenas ha aumentado en los últimos años’.

Este fenómeno se debe, fundamentalmente, a prácticas inadecuadas en los hábitos de salud y alimentación de la población, como la baja prevalencia de la lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses de vida, la introducción temprana de líquidos o la introducción de alimentos diferentes a la leche materna con una densidad no recomendada de nutrientes’.

Camargo añade que ‘deben haber más políticas dirigidas a la erradicación de la pobreza y el hambre, que todos vemos que están bien relacionados. Y que haya políticas nacionales, que lleguen realmente a la población que lo necesitan. Hay que trabajar con las comunidades, que sean participativas. Las políticas deben incentivar a las personas a que consuman alimentos saludables y realicen ejercicios. Muchas veces en las comunidades no hay parques o, si los hay, no son lo suficientemente seguros. Las autoridades deben procurar este tipo de cosas’.

En el caso de la obesidad, ‘sería importante que se regulara la instalación de locales de comida rápida. Los países más desarrollados nos han demostrado un ejemplo de lo que pasa por el descontrol de los restaurantes de comida rápida. Hay muchas cosas que se ven involucradas, sobre todo los intereses económicos. Pero, más allá de eso, debería frenarse un poco la proliferación de estos locales’, concluye la Julissa Camargo.

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