Julio Sandoval: 'Panamá tendrá que adaptarse a un cambio de vida y de cultura'

Actualizado
  • 30/04/2020 00:00
Creado
  • 30/04/2020 00:00
El coordinador nacional de las salas de cuidados intensivos es uno de los médicos que lucha a diario contra el coronavirus. Detalla a 'La Decana' los triunfos y derrotas durante la pandemia

“Donde quiera que se ama el arte de la medicina, se ama también a la humanidad”, dijo Platón, una frase que se aplica muy bien al trabajo de un médico intensivista en tiempos de Covid-19, que se desvive por evitar que la enfermedad esfume los sueños de sus pacientes.

El doctor Julio Sandoval ha estado al frente, junto con otros asesores de la gestión sanitaria, para enfrentar el Covid-19 en el país.

En medio de una pandemia, el sacrificio y compromiso de un galeno trasciende todas las fronteras. No importa si hay que dejar la comodidad de la casa y la compañía de los niños para atender a un paciente o, si sencillamente, hay que trabajar ad honorem porque la patria lo necesita. Julio Sandoval, coordinador nacional de los médicos intensivistas, es vivo ejemplo de esa muestra de sacrificio y compromiso.

A principios de marzo, cuando las autoridades de Salud se preparaban para recibir y contener la pandemia, Sandoval recibió una llamada que alteró su ritmo de vida.

Cuando la ministra de Salud, Rosario Turner, lo convocó para conformar el equipo de asesores que tomaría las decisiones para contrarrestar la pandemia y coordinar los médicos intensivistas que se encargarían de atender a pacientes complicados por Covid-19, como un buen soldado, listo siempre para ir a la guerra, dijo sí.

Desde entonces han pasado dos meses; Sandoval no ha parado. Ha trabajado 24 horas los 7 días de la semana. Ha recorrido el país adaptando las unidades de cuidados intensivos de todos los hospitales públicos, atendiendo a pacientes en estado crítico y tomando decisiones por cuatro millones de panameños.

“Ha sido el turno más largo de mi vida y el que mayor cantidad de pacientes ha tenido”, dijo complacido del trabajo.

Para el especialista en cuidados intensivos no ha sido fácil: Le cantó el cumpleaños a su hijo de 15 años por una plataforma virtual. Su temor de contagiar a la familia con el virus, lo obligó a alejarse de casa.

En una entrevista para La Estrella de Panamá, cuenta cómo es el escenario en medio de la batalla que libra contra el coronavirus, desde las salas de cuidados intensivos. Relata cómo hace para lidiar con las emociones y frustraciones que puede causar una pandemia.

¿Cómo ha sido su experiencia como médico en primera línea?

Los médicos de intensivos tenemos una especialidad muy poco conocida para la población. Hoy, esa especialidad ha cobrado relevancia porque todo el mundo habla de la unidad de cuidados intensivos, ventiladores, monitores y pacientes graves, y entonces salen a relucir los médicos de intensivos. Como médico de cuidados intensivos, como coordinador nacional de los especialistas del Ministerio de Salud y de la Caja de Seguro Social, he tenido una labor titánica porque estoy de turno las 24 horas. Los intensivistas estamos allí, junto al paciente, enfermeras y terapeuta respiratorio. Nos movemos de la unidad cuando el paciente está estable. Pero, aun así, quedamos disponibles las 24 horas para los pacientes. En todo el país hemos llegado a tener cerca de 100 pacientes en cuidados intensivos en condición delicada. Cada pérdida de vida por esta enfermedad es un sinsabor. Nos enfrentamos a un virus cuya letalidad en España, Italia y Estados Unidos, en pacientes de cuidados intensivos, ronda el 80%. Pero en Panamá hemos logrado bajar ese 80% a un 30% de letalidad. Esa es nuestra mayor satisfacción: haber bajado esa letalidad tan alta que existe en otras latitudes.

¿Como es una jornada de trabajo suya en tiempos de Covid-19?

Empieza muy temprano, pasando visitas en algunas instalaciones privadas donde tengo pacientes. Pero estoy más dedicado a las unidades públicas de cuidados intensivos porque manejan el 90% de los pacientes. He visitado cada rincón de este país que tiene unidades de cuidados intensivos. Alterno mis días en estas unidades públicas y privadas, y todos los días tenemos reunión del comité técnico asesor del Minsa de manera presencial o virtual, que duran por lo menos tres horas, entre los diez miembros del comité, donde intercambiamos información sobre las medidas que se tienen que ir tomando. Cuando salgo de allí, nos reunimos en la tarde para evaluar el comportamiento del día del paciente. Después, a otra reunión en un área que llama C5, en la Policía Nacional, con la ministra y el director de la CSS para saber cómo se ha estado comportando la población. Evaluamos lo que ha pasado y luego pasamos a la conferencia de prensa de las 6:00 de la tarde. Y cuando salimos de la conferencia , vamos a darle otra vuelta a los pacientes. Y quedar a la disposición de cualquier situación que pase en el país con los colegas y pacientes. Porque como te dije cuando empezamos la entrevista, el intensivista está disponible 24/7 para los pacientes.

¿Cómo hemos logrado reducir la letalidad del virus del 80% al 30%?

La terapia más efectiva para combatir el coronavirus ha sido la cuarentena total, el quedarnos en casa. Esa ha sido la mejor estrategia, la que permitió menos contagios y que el sistema de salud se preparara rápidamente y habilitara más camas en cuidados intensivos. La que permitió que se adquirieran más ventiladores y monitores. Otro punto fundamental es que permitió a los médicos conocer el comportamiento del virus en nuestros pacientes. Muchas publicaciones cuestionaban e incluso negaban el uso de algunas terapias para los pacientes. Pero nuestros médicos y nuestra sociedad científica veían que podíamos utilizarlos. En este punto quiero resaltar dos medicamentos que para nosotros fueron fundamentales: el uso de esteroides de manera temprana y de heparinas en pacientes con casos moderados y severos. Observamos que lo que mataba a nuestros pacientes era las inflamaciones pulmonares exageradas y coágulos de trombos. En ese sentido, los esteroides son un potente antiinflamatorio y las heparinas un potente anticoagulante. A pesar de que la literatura no era muy convincente, nuestros médicos vieron una respuesta y creo que eso contribuyó a bajar ese porcentaje de letalidad.

¿Qué porcentaje de los recuperados han salido de la zona crítica de cuidados intensivos?

Hemos tenido un 30% a 40% de pacientes que han salido de esa zona crítica. Además, hemos tenido otro gran número de pacientes que están egresando de sala a su casa recuperados y curados de esta enfermedad.

Usted ha sido un enlace entre los médicos de un sistema y el otro para trabajar efectivamente, ¿ha sido complicado?, ¿cómo ha logrado eso?

Me ha ayudado mucho que soy el presidente de la Asociación Panameña de Médicos Intensivistas. Eso me ha permitido tener una relación muy de cerca con todos los colegas de mi especialidad en todo el país. También me ayudó que me entrené en la CSS en medicina interna y que en los últimos 10 años he trabajado en el Instituto Oncológico Nacional, que es una institución del Minsa.

¿Dónde queda la familia en toda esta batalla?

Cuando esto empezó me fui de casa. Estuve hospedado cuatro semanas en un hotel con otros colegas, porque teníamos miedo de llevar a casa la enfermedad. Eso fue una situación muy difícil, porque encima de que arriesgamos nuestras vidas atendiendo a los pacientes, que podían contagiarnos, tuvimos que separarnos de nuestros seres queridos. Tengo tres hijos: Julio (15), Andrea (9) y José Manuel (5). Mi esposa es médica, especialista en neurología, y ella también tuvo que ponerse a atender pacientes de la sala porque los internistas no eran suficientes. Aunque no es su especialidad, tuvo que reforzar el equipo médico. En el plano familiar era muy difícil que dos médicos, dos cabezas de familia, estuvieran involucrados en el manejo de los pacientes. Y que yo tuviera que retirarme de casa por cuatro semanas por miedo a contagiarlos. Gracias a Dios ese no fue el escenario. Hemos mantenido las medidas sanitarias necesarias para no contagiar a ningún miembro de la familia. Y, al mismo tiempo, hemos podido brindar una atención de primera a nuestros pacientes, sacrificando mucho tiempo familiar e incluso poniendo en riesgo nuestra integridad física. Pero de eso se trata. Cuando estudié esta profesión fue pensando precisamente en que en algún momento podía pasar algo como esto, y que lo enfrentaría con vocación.

¿Cómo hizo en esas cuatro semanas para comunicarse con sus hijos?

Hacíamos videollamadas a través de Face Time o de plataformas como Zoom. Hacíamos teleconferencias. Incluso celebramos el cumpleaños de mi hijo mayor, con sus abuelos y tíos, a través de las plataformas virtuales. Él cumplió años el 10 de abril, en medio de la pandemia; usamos la tecnología para mantenernos cerca.

¿Les explicó a los niños su trabajo?

Al principio fue muy difícil. Por ejemplo, Andrea me preguntó que si me podía morir de coronavirus. Fue muy duro explicarle que había una posibilidad de que su papá se contagiara. La niña veía noticias internacionales, entre ellas, que varios médicos morían por atender a pacientes. En Panamá hemos perdido a varios colegas. Entonces, me preguntó, ¿te puedes morir atendiendo estos pacientes? Esa pregunta me dolió mucho.

¿Cuántos médicos han perdido?

Hemos perdido cinco médicos. Ellos adquirieron la enfermedad cuando hubo una transmisión comunitaria muy elevada. Algunos de ellos tenían una co-morbilidad especial que los puso en susceptibilidad. No lograron sortear la enfermedad.

Usted ha aportado su conocimiento al Minsa ¿Qué mensaje puede enviar al personal de Salud?

En la vida hay tiempo para todo. Y este momento de mi vida profesional era para mi país, para mi patria y para la salud de los panameños. Acudí al llamado de la ministra de Salud. El mensaje es claro: lo he hecho ad honorem, incondicional. Lo he hecho con patriotismo y amor por mi profesión. De manera profesional y humana he crecido mucho. Me ha tocado vivir muchas etapas en estos días. Lo volvería a hacer por mí país.

¿Cómo puede lidiar un médico con las tensiones y emociones que genera una pandemia?

Con gran inteligencia emocional. Es muy importante el concepto de inteligencia emocional, ser tolerante y evaluar cada estrés que se presenta.

¿Cuál es el escenario del virus en el país?

El RT es la capacidad de contagio. Lo hemos logrado llevar a 1 y por debajo de uno, que era la meta. Sin embargo, en las últimas 48 horas hemos visto un discreto aumento, que nos hace concluir que no debemos bajar la guardia. Debemos mantener las medidas de distanciamiento social. El proceso de flexibilización de las medidas será muy gradual. Panamá tendrá que adaptarse a un cambio de vida y de cultura. A evitar los saludos, los abrazos, los besos, los apretones de manos. Los panameños tendrán que acostumbrarse a las mascarillas, a evitar aglomeraciones y las fiestas con muchas personas. Van a tener que adaptarse a la telemedicina y el teletrabajo, a las reuniones a distancia. Vamos a salir adelante, pero vamos a tener que adaptar nuestro país porque el coronavirus no se irá de Panamá hasta que no se desarrolle una vacuna que realmente sea la solución al problema. Y eso no va pasar en los próximos 6, 12 ni 18 meses. Tendremos que aprender a vivir con este virus en Panamá.

¿Cuándo cree que la cuarentena podría irse levantando y cómo sería ese proceso?

La cuarentena se va a ir levantando gradualmente en los próximos 7 a 14 días, siempre y cuando los índices epidemiológicos se mantengan dentro de los rangos aceptables. Es decir, controlando aspectos como los rebrotes, teniendo una trazabilidad de seguimiento de los pacientes de manera estricta y viendo que nuestra capacidad hospitalaria se mantenga como hasta hoy. Esos aspectos van a condicionar el levantamiento de las medidas de distancia social o cuarentena. Hay que tener presente que no es una fórmula matemática, como decir que dentro de 7 días vamos a hacer el levantamiento de las medidas de cuarentena. ¡No! El levantamiento será gradual y condicionado.

Un último mensaje a la sociedad...

Agradecemos al pueblo panameño el sacrificio de quedarse en casa. Ha sido la estrategia terapéutica más eficiente contra el coronavirus. Y quiero agradecer a las autoridades de Salud, a los médicos, enfermeras, terapeutas respiratorios, técnicos, laboratoristas, y personal administrativo, porque sin ellos no hubiéramos podido contener esta pandemia y nuestro sistema hubiera colapsado.

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