La Ciudad de Saber conmemoró su vigésimo quinto aniversario de fundación con una siembra de banderas en el área de Clayton.
- 07/09/2014 02:00
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‘Yo estaba con él, con Omar (Torrijos Herrera) en la sala de la casa de calle 50. Estaban transmitiendo las votaciones de los senadores por radio. Era como en la Asamblea Nacional: ‘Fulano de tal, sí; Mengano, no; Sí, no, no, sí’. Torrijos estaba sentando en el borde de una mesa con sobre de vidrio. Tenía algo en la mano– no recuerdo qué–, y estaba muy tenso: Se paraba, se movía, se volvía a sentar, y así estuvo durante toda la votación. Al momento en que se gana, la ratificación se logró tan solo por un voto, Omar le dio un golpe a la mesa que pensé que la había roto. Inmediatamente, se paró y se alejó, solito. No quería que nadie estuviera. De la emoción que tenía, se le salieron las lágrimas...’.
Treinta y siete años después, sucede lo mismo con Ricardo de la Espriella. El expresidente, conmovido por recordar a su amigo, se ve obligado a hacer una pausa y como buscando una excusa para la humedad de sus ojos, solo atina a añadir: ‘Así de emotivo era’.
VIAJERO FRECUENTE
La ratificación de los tratados por el Senado de Estados Unidos fue una de las pocas (o quizás la única) ocasiones en la que Torrijos recibió las noticias desde la comodidad de su hogar. Durante casi toda la década de 1970, el militar inició un ‘peregrinaje’ (como lo llama De la Espriella) en el que visitó medio mundo para conseguir respaldo para la causa panameña de recuperar la soberanía nacional perdida con la ocupación estadounidense en el territorio istmeño y la existencia de la tan llamada ‘quinta frontera’ que representaba la Zona del Canal.
Omar Jaén Suárez, quien formó parte de las negociaciones para la redacción de los Tratados, en una edición conmemorativa de la revista Lotería por los 30 años de la firma del pacto, comentó que ‘el multilateralismo adoptado por Panamá, el cual adquirió la categoría de factor significativo de su política exterior, influyó notablemente en el desarrollo de los acontecimientos, y le confirió a la gestión negociadora un eco internacional que mucho le faltaba. El interés público por la situación canalera, tanto en América Latina y Europa, como en los Estados Unidos de América, dio lugar a la formación de una seria e importante conciencia crítica que estimulaba la concertación, a fin de superar una etapa de confrontaciones que ya formaba parte de la agenda de muchos países’.
Adolfo Ahumada, miembro también de ese equipo de negociadores, resalta todas las millas acumuladas por Torrijos para convencer a los líderes mundiales de que la causa panameña era justa: ‘Los viajes nunca fueron de paseo, todos tuvieron un objetivo específico’, comenta el abogado, quien resalta que la necesidad de solicitar apoyo extranjero viene de que ‘hubo un momento en que la negociación estaba estancada, por el año de 1972. El gobierno de EEUU no se estaba moviendo, en relación a las propuestas de Panamá. El Departamento de Estado tenía una actitud más flexible, pero el Departamento de Defensa era más rígido. Eso lleva a Torrijos a considerar la conveniencia de que se moviera en el campo internacional para buscar apoyo, y así la causa panameña no fuera solo interna, sino que otros países con dirigentes y políticos de distintas tendenci as la compartieran’.
El también exministro comenta que la lucha diplomática de Panamá logró que, entre otras cosas, ‘cada que Estados Unidos asistía a una reunión multilateral, uno de los temas que saltaba al orden del día era el de la soberanía de Panamá y la conveniencia de profundizar las relaciones canaleras’. Para Ahumada, ‘el vínculo internacional le sirvió al General Torrijos como una especie de equilibrio, funcionó como una palanca de negociación’.
¿En qué consistía esa palanca? Ricardo de la Espriella lo explica: ‘Ellos podían hablar con el poder en Estados Unidos (el presidente, vicepresidente, ministros, senadores) e ilustrarles sobre qué era lo que Panamá reclamaba. Si no se les decía qué reclamábamos, nadie nos iba a entender’.
MANEJO MEDIÁTICO
Pero la campaña en busca de aprobación mundial no se limitó a visitar a líderes mundiales. Torrijos y su equipo comprendieron la importancia de la comunicación masiva. Por eso se creó, dentro de la ‘Comisión Nacional de Información’, un departamento nombrado ‘Oficina de asesoría de información del Jefe de Gobierno’.
Guadalupe Gorgas, una de las últimas secretarias que trabajó con el militar, era, en ese momento, la asistente de Rómulo Escobar Bethancourt, asesor de prensa de Torrijos. Cuenta Gorgas que ‘esa oficina se fue armando con gente de todos lados’. El objetivo, explica la hoy asistente del ministro del Canal, Roberto Roy, era el de ‘centralizar toda la información sobre las negociaciones y el Tratado’. Comenta Gorgas que ‘había mucha relación con los medios escritos y con la prensa extranjera’. En la oficina, rememora la entonces asistente de Escobar Bethancourt, ‘se revisaba los teletipos para conocer qué publicaciones se hacían sobre Panamá y para distribuir lo que queríamos que se publicara, también’.
Además de expandir el clamor panameño en el resto del mundo (‘la política era difundir cómo iba todo’, comenta Guadalupe Gorgas), que la información sobre la lucha diplomática se conociera tenía una segunda intención: La propaganda a lo interno. Comenta Gorgas que parte de sus obligaciones era informar a la Guardia Nacional todo lo referente a las negociaciones: ‘Las informaciones se le mandaban a Roberto Díaz Herrera, en ese entonces secretario de la comandancia, para que se conociera cuál era el ambiente que se estaba creando’.
Para Gorgas, con todo esto, Torrijos tenía también otra intención: ‘El jefe (Omar Torrijos), nos decía que había que internacionalizar la causa. Yo pienso que también lo hacía para resguardarse de cualquier cosa que pudiera suceder’, y añade: ‘El Viejo entendió que el que todo el mundo conociera nuestra situación era fundamental. Recuerdo que en ese momento se decía que el tema canalero era ‘la religión del panameño’. Él quiso mandar eso afuera’.
Hasta cierto punto, se podría considerar que Torrijos y su equipo manejaron el tema desde un punto de vista de mercadeo, comenta la secretaria: ‘Hay que ver cómo Torrijos también se rodeó de artistas, intelectuales y gente famosa. Por ejemplo, cuando convenció y se trajo a John Wayne, el sinónimo del cowboy , para que conociera nuestra causa y terminara por apoyarla y presentársela a los senadores’. Para la hoy funcionaria de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), eso permitía que estas figuras ‘se convirtieran en agentes multiplicadores y comprendieran que él no era un ‘cuco’. Por eso siempre recibía gente, no porque fuera el snobismo; sino que él tenía calculado cómo eso le iba a servir para sacarle provecho’.
La asistente comenta: ‘En verdad, Torrijos mantuvo muy bien informado al país de todo lo que pasaba. La comunicación se dio a todos los niveles, era una comunicación horizontal, para todos. Eso fue fundamental, tanto para el exterior como para Panamá hacia adentro’.
CONVENCIMIENTO
Adolfo Ahumada, parte del equipo negociador de los tratados, destaca que ‘Omar Torrijos tuvo una virtud: Se supo ganar a toda la dirigencia de su tiempo, independientemente de los matices de carácter ideológico y aparte de las críticas sobre la naturaleza interna del régimen que él lideraba en Panamá’.
Guadalupe Gorgas, comenta que el General Torrijos, a pesar de ser militar, ‘quería que la causa se entendiera como un tema nacional, no como algo de los militares’ y, menciona, que, por eso, en los temas referentes a los Tratados y sus negociaciones, él mismo prefería y optaba por vestirse como civil y no con su uniforme.
EL VISIONARIO CARTER
Un factor determinante para que Panamá y EEUU pudieran negociar, más allá de la presión internacional, fue la llegada de James ‘Jimmy’ Carter a la Casa Blanca.
Omar Jaén, en su texto para la revista Lotería menciona: ‘Después del triunfo de Jimmy Carter a la Presidencia de Estados Unidos, el 2 de noviembre de 1976, se abre la posibilidad concreta de terminar pronto y de manera exitosa estas negociaciones. Carter conoce la situación de América Latina y el tema del Canal de Panamá... Carter estuvo dispuesto a dar el impulso final a esta negociación que desde hacía cierto tiempo languidecía’.
Gorgas, comenta que ‘era necesario que se diera ese binomio Carter-Torrijos para que las cosas sucedieran’. La asistente de Escobar Bethancourt y luego de Torrijos cuestiona: ‘¿Con quién más se hubiese podido esto? ¿Con Nixon? ¡Jamás! Recuerdo una ocasión en la que estábamos todos en Farallón y el presidente Nixon terminó diciendo: ‘Este tipo– en referencia al General–. Con él hay que calzarse las espuelas, porque va a ser muy difícil’, y no sé cuantas cosas más’.
‘El liderazgo de Carter fue a fondo’, considera Adolfo Ahumada. Para el hoy miembro de la junta directiva del Canal, el estadounidense se diferenció de sus predecesores– como Richard Nixon o Gerald Ford, que nunca se tomaron en serio el tema del Canal– porque el demócrata estaba ‘éticamente convencido de que la posición de Panamá era la adecuada y que había que concretar algún acuerdo con Panamá’.
Ricardo de la Espriella opina que ‘se necesitó que hubiese un tipo de senadores más liberales y comprensivos y de un presidente Jimmy Carter que comprendía que el problema en Panamá era un volcán que había hecho erupción en 1964, pero que venía de mucho antes , como lo sucedido en 1959 con la siembra de banderas. Hecho que, a su vez, también tenía sus antecedentes’.
Ahumada resalta que Carter colaboró con la causa panameña a pesar del costo político que esto, después, representaría para él: ‘Al final le pasaron la factura, porque que la firma de los Tratados Torrijos Carter fue uno de los factores que determinaron que no se pudiera reeligir’.
LOS ALIADOS
Omar Jaén Suárez destaca –de todos estos contactos con presidentes, primeros ministros y demás líderes internacionales– el apoyo de los presidentes Carlos Andrés Pérez (Venezuela), Alfonso López Michelsen (Colombia), Daniel Oduber (Costa Rica), quienes, en marzo de 1975, se reunieron en Contadora con Torrijos y firmaron la ‘Declaración de Panamá’ (también conocida como ‘Declaración de Contadora’). Para Jaén Suárez, este documento representa un ‘respaldo importante del grupo de los pocos presidentes genuinamente democráticos de la región, elegidos el año anterior y que al fin se comprometieron plenamente con nuestro país hasta el final de las negociaciones’.
El también miembro de la junta directiva de la vía interoceánica, Ricardo de la Espriella, considera que ‘estos tres presidentes ayudaron muchísimo a Omar en su reclamo. Le daban ideas, tenían conferencias con él, se reunían, lo guiaban’.
Adolfo Ahumada comenta: ‘Un grupo de presidentes se declararon prácticamente activistas de las aspiraciones de Panamá’ y, además de Pérez, López Michelsen y Oduber destaca, entre esos ‘activistas’, a José López Portillo (México) y, también, a Michael Manley (Jamaica).
Ahumada explica que este grupo de mandatarios se reunía ‘en Panamá o cualquier capital de América Latina para examinar el tema de Panamá y estar informados sobre el curso de la negociación y lo que pudieran hacer dentro de EEUU para influir en la opinión pública y en las estructuras internas del gobierno’. Para el negociador, este respaldo ‘demostró que el apoyo internacional era un mecanismo efectivo para romper la bilateralidad y ese respeto absoluto de que la negociación era solo entre los dos países directamente involucrados y que no incluyera la participación de otros países y dirigentes del continente’.