Luz y sombra de la diplomacia

Actualizado
  • 22/04/2023 00:00
Creado
  • 22/04/2023 00:00
En Panamá, en términos generales, el cuerpo diplomático actúa con prudencia y su cooperación no está condicionada a la fiscalización y crítica del gobierno altruista. El cuerpo diplomático radicado en el istmo, integrado por representantes del mundo entero, guarda un sereno actuar, marginado totalmente de lo que solo incumbe a los panameños
Luz y sombra de la diplomacia

En los tiempos actuales, tan llenos de privaciones, la cooperación internacional es muy bien vista por los pueblos.

Existen países europeos, ricos, que destinan un porcentaje de sus presupuestos a la ayuda de la población pobre de otras tierras. La solidaridad efectiva con los desamparados no solo es agradecida por los beneficiarios, sino por el mundo entero. No se trata de actos caritativos. Son vivas demostraciones de la bondad humana, limpias de todo cálculo y de toda posibilidad de interpretaciones equívocas.

La solidaridad se perfecciona en el dar y los dueños de lo dado no pueden adquirir por su cooperación licencia alguna para censurar el comportamiento interno de los gobernantes y de los gobernados. Si piensan que la tienen, desvirtúan la esencia moral del gesto.

En diversos campos la ayuda exterior se hace presente y por diversos motivos. En el Líbano destruido suman cientos de millones los dólares acumulados para reparar los destrozos provocados por la guerra. Por supuesto que ninguno de los donantes entra a calificar las políticas reconstructoras del Gobierno libanés. En ese sentido la diplomacia europea es mayoritariamente discreta y así como casi ninguna nación del viejo mundo contemporáneo tiene injerencia diplomática abusiva en los países afectados por alguna crisis, de igual modo ningún gobierno europeo permite las andanzas intervencionistas de los diplomáticos de otras latitudes acreditados en sus respectivas áreas.

En Panamá, en términos generales, el cuerpo diplomático actúa con prudencia y su cooperación no está condicionada a la fiscalización y crítica del gobierno altruista. Al menos carezco de información que indique lo contrario. No tengo referencia, v. g., de alguna acción intervencionista del Gobierno de Taiwán en los problemas internos de Panamá. Entiendo que ello es así porque sus conocidas ayudas al país, correctas o incorrectas, no lo autorizan para opinar sobre la conducción de la cuestión pública panameña. Si se diera tal anormalidad no serían pocas las protestas de los celosos guardianes de la integridad soberana.

Si la política exterior descansa en la reciprocidad, ¿qué ocurriría si el embajador de Panamá en Washington se aventura a incursionar en la vida interior de aquel país con el mismo talante “metiche” del embajador de Estados Unidos acreditado en Panamá? ¿Qué ocurriría si el embajador panameño criticara las cárceles secretas que tiene Estados Unidos por el mundo o el trato que da a los prisioneros en Guantánamo? Sin duda sería remitido y hasta sin maletas a su país de origen.

El cuerpo diplomático radicado en el istmo, integrado por representantes del mundo entero, guarda un sereno actuar, marginado totalmente de lo que solo incumbe a los panameños.

Estos apuntes, como ciudadano, vienen a cuento porque me espantaría la posibilidad de que el cuerpo diplomático foráneo cambie de comportamiento y decida asumir la línea de injerencia notoria del embajador de Estados Unidos quien, por las ayudas prestadas por su gobierno, se considera con el derecho de hacer señalamientos sobre acciones y omisiones de la vida interna nacional.

Felizmente he tenido noticias que el embajador de Estados Unidos viene celebrando reuniones con líderes políticos panameños. A pesar de que no se ha informado sobre lo hablado, como suele ocurrir en toda democracia, se ha filtrado que los políticos panameños han formulado sus reparos al señor embajador por sus reiterados estiletes al actuar del gobierno y de los gobernados. La filtración, en caso de ser veraz, indica que el pulso honorable de la nación aún vivifica el carácter del político nacional.

Agradezcamos a todos los gobiernos su política de cooperación con relación a las urgencias sociales y formulemos nuestros deseos que el cuerpo diplomático no siga los malos ejemplos de la diplomacia intervencionista, y que el señor embajador de Estados Unidos siga los buenos ejemplos de la prudente gestión del cuerpo diplomático con sede en Panamá.

La diplomacia moderna tiene como misión prioritaria atender los negocios generales de sus países. Pero adicionalmente resulta positiva una diplomacia cultural o magisterial. En Chile, en los tiempos en que residí en él, el cuerpo diplomático ocupaba continuamente la tribuna del salón de honor de la universidad para comunicar la historia, ejecutorias y sueños de sus gobiernos y pueblos, y quedaba un saldo estimulante en virtud de los necesarios intercambios de experiencias.

Es la diplomacia que quieren los pueblos con dignidad y muy identificados con los principios inherentes a la no intervención.

En suma, la diplomacia tiene su luz y su sombra. Ponderemos sus luces y rechacemos con energía sus sombras. El artículo original fue publicado el 9 de septiembre de 2006.

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