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Modelo económico, formación profesional y desigualdades sociales
- 09/02/2020 06:00
- 09/02/2020 06:00
El estilo de desarrollo puesto en marcha en los últimos 30 años, si bien ha permitido un notable crecimiento económico, por el orden de 8.2% (2007 y 2016), convirtió al país en “un ejemplo a seguir” para América Latina (BM, FMI), dejando a su vez al descubierto un sinnúmero de disparidades sociales y laborales.
Mientras el PIB creció considerablemente (61,084,000,000 USD), las élites que controlan el poder económico y político del país:
Pero el crecimiento económico ha pasado factura a los trabajadores. Aunque los empleadores aleguen “baja productividad” y “falta de capacitación profesional de la mano de obra panameña” y justifican la contratación extranjera, cabe preguntarse reiteradamente, ¿quiénes son los actores principales en el crecimiento económico y asimismo quiénes son los principales beneficiarios del crecimiento económico?
En ausencia de un “proyecto nacional de desarrollo”, cada gobierno que se turna en el poder aplica la receta de las instituciones financieras internacionales, de acuerdo con los intereses del grupo económico más afín, garantizando que el proceso de acumulación les sea común, sin salirse del marco neoliberal.
En el tema de la escasez de mano de obra calificada técnica y profesional, así como la política para la generación de empleos, es donde el estilo de desarrollo muestra sus contradicciones.
Durante los últimos 30 años, los diversos programas que se desarrollan desde los gobiernos a través de algunas entidades (Mitradel, Mides y Meduca), parecen impactar negativamente en la generación de empleos e ingresos estables. En tanto, según el informe de alta comisión para el empleo, por un lado, pasamos del 15% al 43.5% de informalidad laboral; por el otro, se registra una concentración de trabajadores (81%) en actividades agrícolas, artesanales, de comercio, conductores de transportes y en otras más que requieren de poca calificación.
Esta situación estructural de la economía panameña pone en tela de duda la efectividad de la recién aprobada ley de promoción de la cultura emprendedora o emprendedurismo, como vía para generar empleo decente. Porque este segmento de la fuerza laboral (+62%), además de no cotizar o aportar poco a la seguridad social, no tiene cómo enfrentar sus necesidades básicas.
La orientación del estilo de desarrollo hacia “los servicios”, especialmente para configurar un hub logistico, tampoco contribuye al mejoramiento de la calificación de la mano de obra. Básicamente porque en el sector (logístico) se combinan 62 actividades laborales especializadas, con otras actividades con muy poca especialización (estibadores, cargadores de bultos), donde se ocupa entre el 15% y 18% de trabajadores.
Es decir, aquellas políticas públicas que se perciben como contradicciones, principalmente en materia de educación y generación de empleos e ingresos, forman parte del estilo de desarrollo inequitativo, excluyente y elitista. Tamaña tarea tienen los sectores sociales, si el objetivo es cambiar el estilo de desarrollo.
El estilo de desarrollo tiene un impacto directo en el nivel educativo de la población. Pero el “debate” sobre la “calidad de la educación pública” no es nuevo, acompaña las distintas etapas vividas desde principios de la República. No es un secreto el papel de la educación en el esquema de dominación/autoridad y del porqué es importante mantener las distancias y brechas en el campo del conocimiento.
En los últimos 30 años se registraron diversos esfuerzos “para mejorar el sistema educativo”: el diálogo que permitió reformar la ley orgánica de educación y dio luz al “plan decenal”, durante el gobierno de Pérez Balladares (1995); el diálogo para la modernización del sistema educativo, durante los gobiernos de Moscoso y Torrijos (2002 y 2007, respectivamente).
En cada una de las iniciativas la élite dominante ha llevado la voz cantante e impuesto su ritmo, pero al mismo tiempo ha mostrado sus contradicciones (industriales, importadores, agroproductores y servicios), sobre el modelo educativo en un país en transición.
Paralelo al debate sobre el sistema educativo y la generación de mano de obra calificada, han surgido iniciativas importantes como las planteadas por la “alta comisión para el empleo” (2014), donde participaron representantes de los sectores productivos y se identificaron un conjunto de falencias para satisfacer la carencia de mano de obra calificada en distintos sectores y actividades económicas.
La comisión identificó un déficit de 232,289 de técnicos y profesionales en seis áreas: agricultura, industria, construcción, comercio, turismo y logística. Para la generación de empleos, según la comisión, deben confluir un conjunto de acciones en las cuales el Inadeh debía jugar un papel determinante, al igual que Meduca, a través de los institutos profesionales y técnicos y las escuelas vocacionales. Sin embargo, desde noviembre de 2014, fecha de presentación al Ejecutivo del informe de esta comisión, poco, de las 19 recomendaciones contenidas, se ha concretado.
Para superar la sobreoferta ofrecida por la educación superior y la falta de consistencia en la formación técnico-profesional, la comisión proponía adecuar la formación técnico-profesional a las transformaciones en las formas de organización del trabajo y los procesos tecnológicos implícitos en estas, según la emergente cuarta revolución industrial. Esto no ha ocurrido.
El estilo de desarrollo en los gobiernos de Ricardo Martinelli, así como en el de Juan Carlos Varela, demandó el abandono de la capacitación para el trabajo, la formación profesional de jóvenes y adultos, especialmente aquellos que están desempleados y menos calificados. Al final, esta política dejó atrás y sin oportunidades de inclusión laboral a buena parte de los panameños.
Pensamiento Social (PESOC) está conformado por un grupo de profesionales de las ciencias sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas.
Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.