Omar Torrijos y la soberanía electoral

Ricardo De la Espriella rompe el silencio sobre su salida de la Presidencia y menciona el calvario que vivió junto a su familia

Omar Torrijos Herrera al firmar los tratados canaleros de septiembre de 1977 con el presidente Jimmy Carter consideró un compromiso histórico que al restaurarse la plena jurisdicción territorial de Panamá, también era un imperativo ético garantizarle a la ciudadanía su soberanía electoral.

El derecho a elegir democráticamente a los gobernantes con la participación de los partidos políticos fortalecía la vigencia de los órganos ejecutivo, judicial y legislativo con armónica independencia se cumplía con una demanda popular.

Omar declara, públicamente, el repliegue a los cuarteles de los militares que desde 1968 ejercían el poder político e inicia un proceso cívico sin restricciones de las libertades públicas al permitir el regreso de los exiliados y la militancia partidista con entes colectivos reconocidos legalmente.

Asumo la presidencia de la república el 31 de julio de 1982, el mismo día que se cumplía un año de la muerte del general de brigada Omar Torrijos Herrera, y el 13 de febrero de 1984 cuando se recordaba la fecha de su nacimiento salgo violentamente del Palacio de las Garzas.

Mi cercanía a Omar Torrijos Herrera me da la oportunidad de conocer su aspiración de legitimar la soberanía popular y procedo a fortalecer el Tribunal Electoral, dotándolo de los recursos para su efectivo funcionamiento e inmediatamente designo al reconocido profesional del derecho y respetado ciudadano por su probidad, el doctor César Quintero Correa, como presidente de tan importante entidad.

El acercamiento con los líderes políticos de la oposición genera conflictos con Roberto Díaz Herrera y Manuel Antonio Noriega. La cúpula militar me acusa de quererme perpetuar en el poder ejecutivo.

La política es el arte de conciliar lo imposible y la dialéctica, al propiciar la relación de los contrarios crea una síntesis entre las antípodas al originar una nueva dinámica social. Esas reflexiones me llevan a realizar encuentros inéditos con los representantes de los partidos políticos e invito el 6 de septiembre de 1982 al Dr. Arnulfo Arias del Partido Panameñista al Palacio presidencial. La reunión cena con el Dr. Arias se da con la presencia de Rubén Darío Paredes, Roberto Díaz Herrera y Manuel Antonio Noriega. Superada la tensión inicial se da un diálogo respetuoso con el líder histórico de los sectores críticos del régimen militar. La intención es facilitar un clima propicio para hacer las reformas constitucionales indispensables de cara a un proceso electoral transparente en 1984.

El propósito de Omar Torrijos Herrera de celebrar elecciones honestas demanda reformar la constitución de 1972. En ese momento era difícil lograr esos cambios, pero no imposible, como lo reconoce el doctor César Augusto Quintero Correa en su ensayo Evolución constitucional de Panamá. Se inicia la transición y el doctor José Fábrega Ponce, presidente del Colegio Nacional de Abogados, preside la comisión que debe presentar el proyecto destinado a introducir los cambios constitucionales que aseguren el retorno al régimen democrático. La comisión la integran, entre otros, Humberto Ricord, Carlos Bolívar Pedreschi, Campo Elías Muñoz, Guillermo Endara, Oydén Ortega, Fernando Manfredo, Carlos Landau, Mario Galindo, Roberto Alemán, José Antonio Sosa, Nander Pitty, Emeterio Miller, César De León, Hirisnel Sucre, Álvaro Arosemena, los cuales aportan experiencias y recomendaciones puntuales.

El magistrado del Tribunal Electoral, Eduardo Valdés Escoffery, enumera en su libro Acontecer Electoral los cambios favorables a las nuevas leyes electorales.

1. Se proclama el sufragio electoral directo.

2. Se restablecen las prohibiciones de la Constitución de 1946, que impiden el apoyo oficial a ningún candidato a puesto de elección popular, la promoción de actividades partidistas en oficinas públicas, la exacción de cuotas a los servidores públicos para fines políticos y cualquier acto que dificulte la obtención de las cédulas de identidad.

3. Se instituye que el Tribunal Electoral tiene la función de garantizar la libertad, honradez, y eficacia del sufragio popular, se le reconoce patrimonio propio y el derecho a administrarlo. Los tres magistrados deben ser abogados y cumplir con los mismos requisitos que se exigen para ser magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Además, se le reconoce a los partidos políticos el derecho de estar representados en las corporaciones electorales de conformidad con la ley.

Desaparece la Asamblea de Representantes como parte del órgano legislativo, aparece la figura del llanero solitario, la revocatoria de mandato, la elección de los alcalde por sufragio popular directo.

El Dr. César Quintero, conforme a su integridad, salva su voto en las elecciones de 1984 al considerar que sus colegas magistrados no procedían en derecho ni con justicia en la proclamación del presidente y vicepresidente de la república. El orden establecido con el golpe militar de 1968 impone su voluntad en contra de lo que Omar Torrijos Herrera había manifestado antes de su trágico y misterioso fallecimiento en Coclesito.

La lucha por retornar a la democracia en Panamá preocupó a los militares, pues, el afán de ellos era mantener sus privilegios y estatus. En consecuencia, cierran filas al emprender un ataque frontal y contra el proyecto ideado por Omar Torrijos Herrera y me acusan de traicionarlos, ya que, según ellos, favorecía a la oposición.

Al final, pudo más la fuerza que la razón de modo que el 13 de febrero de 1984, en la residencia oficial de calle 50, los altos mandos con la presencia de Roberto Díaz Herrera y Manuel Antonio Noriega me obligan a renunciar en carta al presidente de la Asamblea de Representantes. Fui detenido con mi familia por varios días en una casa en las playas del Pacífico panameño. El sueño de Omar Torrijos Herrera era dejarle como legado a Panamá la eliminación del enclave colonial y la entrega del Canal, así como establecer, simultáneamente, la soberanía electoral que democratizara al país. Los militares interrumpen la apertura cívica y abren la caja de Pandora que ocasiona graves perjuicios a la nación. Esa etapa de turbulencia culmina con la invasión estadounidense de 1989 y las dramáticas consecuencias que provocó en la sociedad panameña.

Durante los 469 días de mi efímero mandato presidencia solo tuve como norte hacer realidad los propósitos de Omar Torrijos Herrera de convertir a Panamá en un país con justicia social, democrático electoralmente y con la máxima prosperidad para todos los panameños.

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‘ Al final, pudo más la fuerza que la razón de modo que el 13 de febrero de 1984, en la residencia oficial de calle 50, los altos mandos con la presencia de Roberto Díaz Herrera y Manuel Antonio Noriega me obligan a renunciar en carta al presidente de la Asamblea de Representantes. Fui detenido con mi familia por varios días en una casa en las playas del Pacífico panameño'.

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LA PLUMA INVITADA

Breve perfil biográfico del autor de esta publicación.

Nombre: Ricardo De la Espriella Toral.

Nacionalidad: Panameña

Fecha de nacimiento: 5 de septiembre de 1934 (80 años).

Estudios: Egresado del Instituto Nacional. A nivel universitario, se graduó de la Universidad del Estado de Lousiana (EE.UU.), Universidad de Stanford (EE.UU.), doctor honoris causa en Leyes por la Universidad de Florida en 1983.

Hoja de vida: Presidente de Panamá entre 1982 y 1984. Vicepresidente de la República entre 1978 y 1982. Gerente de la Caja de Ahorros de 1969 a 1970 y del Banco Nacional de Panamá entre 1970 y 1978. Del 1991 a 1993 fue profesor asociado del Colegio de Relaciones Internacionales de la Universidad de Miami, Estados Unidos. Desde el año 2007 es miembro de la junta directiva del Canal de Panamá. Presidente de Ret Corporation desde 1985, empresa dedicada a la consultoría y promoción de inversiones inmobiliarias.

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