Ocho días antes de su reapertura la catedral de Notre Dame de París desveló su nuevo “resplandor” al mundo durante una visita del presidente francés, Emmanuel...
¿Realmente queremos ser el Dubái de las Américas?: una reflexión sobre el modelo de ciudad en los 504 años
- 15/08/2023 00:00
- 15/08/2023 00:00
Uno de los rasgos preponderantes en el desarrollo urbano de la ciudad de Panamá ha sido su modelo excluyente, la precariedad de sus infraestructuras y la especulación de sus comerciantes.
Alfredo Castillero Calvo en su obra, La ciudad imaginada: el Casco Viejo de Panamá (1999), nos recuerda como “el hecho es que esta élite, plenamente consciente de sí y bien segura de sus aspiraciones, no perdió la oportunidad que se le ofrecía cuando se hizo la mudanza a la nueva Panamá, y se las arregló para apropiarse de la ciudad, reservándosela en exclusiva para sí. El pretexto que utilizó fue poderoso: el recinto urbano de la nueva ciudad era muy estrecho y solo dejaba espacio para 300 solares. Casualmente, 300 más o menos, era el número de vecinos blancos que podían aspirar a ocuparlos”.
Más de 300 años después, con la devolución de las tierras y el control de la administración del Canal de Panamá y de la ruta transístmica, la ciudad vive una década de crecimiento económico ininterrumpido que empieza en 2001 y finaliza en 2011. Durante este período la ciudad se embarcó en una serie de proyectos como el Metro, la cinta costera, la ciudad hospitalaria, el saneamiento de la bahía de Panamá, pero en especial, la construcción de un nuevo rostro urbano caracterizado por el skyline de rascacielos que bordea el frente costero de la ciudad.
Este insólito auge económico llenaría tertulias televisivas y titulares en los periódicos en los cuales se comparaba a Panamá con el emirato árabe de Dubái. 'La Dubái de las Américas', era la frase que de alguna forma sintetizaba un modelo de ciudad 'exitoso' y 'deseable' basado en la construcción de obras ostentosas, desarrollo inmobiliario monumental, y de megainfraestructuras públicas que caracterizaron el crecimiento urbano de ambas ciudades. Pero, ¿qué sabemos sobre la forma en que se ha dado el desarrollo urbano en Dubái?, ¿qué impacto ha tenido en la calidad de vida de su población?, ¿qué tanto podemos reclamar cierta similitud con esta ciudad?
La historia de Dubái se puede dividir en dos períodos: antes y después del descubrimiento de las reservas de petróleo. Según el estudio 'The urban development in Dubai', realizado en Uppsala University, Suecia (2008), “antes del descubrimiento del petróleo en 1966 los habitantes de Dubái vivían como nómadas sobreviviendo gracias a la agricultura, mientras que más tarde la pesca y la industria de las perlas se convirtieron en las principales fuentes de ingresos. Los ingresos petroleros simplificaron la capacidad de emprender varios proyectos para promover el crecimiento económico”.
A partir del descubrimiento del petróleo, “el gobierno se dio cuenta desde el principio de que el acceso al petróleo es temporal y, por lo tanto, movió gradualmente el enfoque hacia otros sectores donde se podía encontrar una ventaja comparativa, como comercio, transporte, bienes raíces/construcción, turismo y finanzas”.
Para el académico Fayez M. Elessawy, en su estudio, 'The Embodied Impact of Immigrant Guest Workers on the Urban Demography of Dubai City' (2018), “el crecimiento de la población de Dubái es una de las tasas de crecimiento de la población más rápidas del mundo. La población total pasó de menos de 200.000 en el primer censo de 1975, a más de 2,3 millones de personas según la estimación de 2015. Este crecimiento poblacional fue causado en su mayoría por trabajadores invitados (extranjeros) ya que constituían el 91% de la población total de la ciudad, en su mayoría de Asia –especialmente de la India, Pakistán y Bangladesh que representan dos tercios de la población total de la ciudad–”.
La gran mayoría de los hombres trabajadores nacidos en el extranjero están empleados en sectores de servicios poco calificados, mientras que las mujeres se emplean con mayor frecuencia en servicios domésticos y trabajos minoristas. La ciudad también atrae a un gran número de inmigrantes altamente calificados de muchos países europeos y occidentales, particularmente en los sectores de petróleo y gas, educación, finanzas e inversión.
Dos externalidades negativas ha lastrado la imagen de un crecimiento exitoso para la ciudad de Dubái. Por un lado, el tema de las condiciones en que laboran los migrantes, las cuales según organizaciones como Business Human Rights “se enfrentan a condiciones de trabajo brutales, turnos de 12 horas o más, y que las empresas retienen los cheques de pago o los pasaportes de los trabajadores para no dejar que se vayan o regresen a casa”. Las condiciones de la vivienda de los migrantes –que básicamente viven hacinados en apartamentos donde alquilan las camas donde duermen–, son otro de los aspectos negativos que ha generado este proceso de crecimiento urbano.
La otra externalidad negativa ha sido el peso de la especulación inmobiliaria. La crisis inmobiliaria global de 2008 afectó a la ciudad de Dubái, provocando una caída del 40% o más en el precio de las propiedades real estate. De acuerdo con el diario británico The Guardian, en 2008 “la mitad de todos los proyectos de construcción de los Emiratos Árabes Unidos, por un total de $582.000 millones se suspendieron o cancelaron, dejando un rastro de torres a medio construir en las afueras de la ciudad que se extiende hacia el desierto”.
Sin embargo, la geopolítica ha jugado a favor de Dubái, luego de la covid-19 y con el inicio de la guerra en Ucrania, favoreciendo un nuevo período de auge inmobiliario. Una nota de Reuters de enero de este año señalaba que, “el sector inmobiliario de Dubái repuntó en 2020 cuando volvió a abrirse durante la pandemia ante la mayoría de las ciudades principales y cuando los compradores adinerados adquirieron unidades de lujo, impulsando un sector que había estado lento desde la caída del precio del petróleo de 2014-15”.
Se podría concluir que tanto en las ciudades de Panamá como en Dubái existen notables similitudes en su enfoque de desarrollo urbano. Ambas ciudades desempeñan roles destacados como centros financieros y de inversiones a nivel global y regional, caracterizándose por una alta dosis de especulación. Asimismo ejercen un fuerte atractivo hacia la población migrante, que a menudo ocupa empleos no calificados en sectores como la construcción y el trabajo doméstico. Sin embargo, hoy 15 de agosto, en la conmemoración de los 504 años de la ciudad, surge la interrogante: ¿Hasta cuando continuaremos siendo vinculados y comparados con un modelo de urbanización fundamentado en la desigualdad y la especulación?, ¿habrá alguna forma de impulsar otro modelo de ciudad más amigable para sus habitantes?