Este evento que se vio fundamentalmente desde América, empezó sobre la medianoche de este viernes 14 de marzo y llegó a su máximo sobre las 3 de la mañana,...
- 25/12/2008 01:00
- 25/12/2008 01:00
PANAMÁ. El 6 de julio pasado, cuando Juan Carlos Varela alzó su brazo victorioso en las primarias panameñistas, no imaginó que seis meses después estaría en una situación inédita en su mismo colectivo, en la que se pone al mayor partido político de oposición en un gran dilema: ceder la cabeza por primera vez o mantenerse solo hasta el final.
Pero al margen de lo que decida Varela, la realidad es que el candidato presidencial panameñista no ha podido consolidar su liderazgo en su partido. La sombra de la viuda del mítico Arnulfo Arias Madrid, Mireya Moscoso, sigue siendo la horma de sus zapatos.
Con la decisión del Molirena de abandonar la alianza ‘Un Nuevo Camino’ que mantenía con el panameñista, la situación se le complica cada vez más a Juan Carlos Varela en dos vías. Su futuro político personal y la de privar al partido de que logre el poder a través de una gran alianza encabezada por Ricardo Martinelli, el líder de Cambio Democrático.
Las reuniones van y vienen. Los que apoyan la gran alianza —que en su mayoría son de la corriente mireyista— alegan que aún el panameñismo está a tiempo de lograr un buen acuerdo, porque cuenta una gran estructura que Martinelli necesita para ganar con facilidad.
Del lado de los “varelistas” se plantea de que si Juan Carlos cede por la gran alianza, sería “un muerto político”.
Lo cierto es que en el tapete está el dilema de lo que le conviene a los panameñistas o lo que le conviene a la figura de Juan Carlos Varela.
El reloj está a pasos acelerados, porque para algunos estrategas de la gran alianza, todo debe estar cocinado antes del 3 de enero.
Ayer, empero, algunos miembros del panameñismo se acercaron a la sede centraldel partido en la Avenida Perú para llevarle el mensaje a Varela. Éste no se presentó. Sí mandó a decir que no iba a dar declaraciones hasta mañana.
El final de 2008 es quizás el más agitado políticamente para Varela y los panameñistas, porque nunca antes en su historia habían estado en una situación tan difícil como la que viven hoy.
Las próximas horas son cardíacas en la política electoral panameña rumbo a las elecciones del 2009.