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Actualizado
  • 21/05/2009 02:00
Creado
  • 21/05/2009 02:00
El pasado 3 de mayo arrojó unos resultados menos estridentes pero que marcaron un camino importantísimo para el futuro de la política –y...

El pasado 3 de mayo arrojó unos resultados menos estridentes pero que marcaron un camino importantísimo para el futuro de la política –y los políticos- en Panamá. Algo que trasciende a todas las ofertas electorales discutidas y sus partidos. Lo que vimos fue una ruptura con la tradición política nacional que deben tomar en cuenta no solo por los perdedores sino especialmente los que ganaron la voluntad popular. El apoyo aplastante a Martinelli debe ser leído más como un mensaje al sistema, que como una simple preferencia electoral.

¿Bipartidismo presidencial? Los partidos Panameñista y PRD se habían instalado cómodos en la teoría del bipartidismo. La forma en que votó el 60% de los electores echa por tierra esa teoría. Cambio Democrático, un partido sin mayores raíces ni trayectoria, acumuló más votos (508 mil 497) para presidente que los partidos Arnulfistas, Molirena y Union Patriotica juntos (439 mil 863). Y solo quedo por debajo del PRD a 50 mil votos. Con la posibilidad de que participen candidatos presidenciales independientes, esta realidad tenderá a consolidarse. Cualquiera que sea capaz de articular un mensaje convincente y logre financiar su campaña tendrá serias posibilidades de llegar a Palacio. Hasta hace un año, nadie le daba chance a un candidato que no fuera de alguno de los dos partidos tradicionales. El 3 de mayo se demostró que ahora es más importante afinidad que pertenencia. ¿Alguien ha visto a los casi 700 mil inscritos en el partido de Gobierno?

Adiós a los viejos liderazgos. El electorado panameño está cambiando, y en gran medida ese cambio lo está liderando una nueva generación. Una que responde más a Saladinos y Margaritas que a Torrijos y Arnulfos. Aquellos que interpreten esto como un desmejoramiento en las actitudes políticas de los panameños se equivocan. Se llega a esa conclusión si se continúa analizando a Panamá con parámetros de hace 20 ó 30 años. Lo que está surgiendo es, ni más ni menos, un país nuevo. El país que avanza hacia una conciencia más cosmopolita, más integradora con el mundo y más moderna -en lo cultural, social y político-, que tiene que ver con el renacido rol que está jugando el país en la región y con la llegada de personas con nuevos pensamientos y distintas experiencias.

O cambias o te cambio. Incapaz de emprender una renovación por sus propios medios o de comprender los cambios que se gestan en la sociedad, la clase política va a terminar evolucionando a empujones hacia nuevos liderazgos y símbolos. Aquellos que no lo hagan, simplemente pasarán a la marginalidad política. Especial atención hay que poner al próximo paso que tome el PRD. Peor que haber errado en su candidatura presidencial será que ahora se equivoquen en la manera de leer y responder a lo que dijo el electorado el pasado 3 de mayo. Sería como correr con tijeras.

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