Figueroa Navarro arroja nueva luz sobre José Agustín Arango y su progenie

Actualizado
  • 12/02/2023 00:00
Creado
  • 12/02/2023 00:00
Con su esmerada educación, sus afanes modernizantes e integridad a toda prueba, José Agustín Arango Ramirez y sus hijos Ricardo y José Agustín Arango Remón marcaron el devenir histórico del país en una época de grandes transformaciones.
Figueroa Navarro arroja nueva luz sobre José Agustín Arango y su progenie

El doctor Alfredo Figuera ha presentado su último proyecto, el libro José Agustín Arango Ramírez y su legado (Editora Art Novo, 2021) en el que retrata la saga de las dos primeras generaciones de la familia Arango en Panamá.

La obra es producto de una exhaustiva investigación que llevó a su autor a desempolvar archivos olvidados en los anaqueles de bibliotecas en Colombia, Cuba y Panamá.

Sus 398 páginas rescatan hechos hasta ahora desconocidos de la vida de José Agustín Arango Ramírez, nacido en Camagüey, Cuba, en año 1797, y la de sus dos hijos, Ricardo y José Agustín Arango Remón, quienes vieron la luz en la ciudad de Panamá en 1839 y 1841, respectivamente.

Con sus esmerada educación, sus afanes modernizantes y su integridad a toda prueba, los tres marcaron el devenir histórico del país, haciendo importantes aportes en una época de grandes cambios y transformaciones. El más conocido, José Agustín Arango Remón, fue gestor del movimiento separatista de 1903, presidente de la Junta Provisional de Gobierno que organizó la nueva república.

Figueroa Navarro arroja nueva luz sobre José Agustín Arango y su progenie

El libro, impreso en Colombia y bellamente diseñado por la Editora Novo Art, da fe del exquisito vocabulario, elegante y fluida prosa que caracterizan la pluma de Alfredo Figueroa Navarro, uno de los intelectuales más destacados de la historia nacional.

“Yo creo que Alfredo ha hecho una construcción tremenda con trabajo de archivo, ha complementado con una serie de documentos, creo que es un libro que todo panameño debe leer para conocer más en profundidad el siglo XIX, a través de estas figuras representativas”, señaló el historiador Celestino Araúz (Universidad Nacional).

“Sumamente interesante, muy enriquecedora la presentación”, dijo por su parte Ricardo Arango Arias, descendiente, a un medio universitario al momento de su presentación.

Figueroa Navarro (ciudad de Panamá, 7 de octubre de 1950) es doctor en Sociología de la Universidad de Sorbona y tiene, además, títulos de Derecho de la Universidad Libre de Bruselas y de Sociología, también en Bélgica. Su extensa e importante obra incluye Dominio y sociedad en el Panamá colombiano (1978, 1980, 1982), El desarrollo de las Ciencias en Panamá (1983), Los grupos populares de la ciudad de Panamá y fines del siglo diecinueve (1987), Juventud y cultura (1990), Juventud y voto (1990), Testamento y sociedad en el Istmo de Panamá (1991), Las ciencias sociales en Panamá en vísperas del tercer milenio (1998), Nueva luz sobre Carlos Antonio Mendoza (2000), Pensar en Panamá: Obra periodística (2009), Manual de historia de Panamá (2006), Manuel Roy, una vida para todos (2010).

Figueroa Navarro arroja nueva luz sobre José Agustín Arango y su progenie
José Agustín Arango Ramírez

El primer representante de la estirpe reseñado por Figueroa Navarro es José Agustín Arango Ramírez, quien setenta años antes de que se formalizara la independencia cubana, ya conspiraba por el autonomismo de la isla. Fue enviado a Perú a negociar la ayuda del ejército dirigido por Simón Bolívar pero este, ocupado todavía en las campañas en Suramérica, rechazó la petición. A cambio, reclutó a Arango Ramírez para gestionar sus ambiciosos planes.

Así fue como, imposibilitado de regresar a la isla por la abierta hostilidad del gobierno español en la isla, permaneció en el Perú como colaborador del movimiento independista americano hasta ser enviado a Panamá en 1825, con el fin de organizar el Congreso Anfictiónico, un cónclave con el que Bolívar pretendía unir a las naciones emancipadas de Iberoamérica en una confederación.

José Agustín Arango Ramírez se instalaría definitivamente en el Departamento del Istmo en 1827, donde contrajo nupcias con la señora Tomasa Remón Sopardo. En Panamá destacaría por su labor en el nuevo medio del periodismo, como director del diario Gran Círculo Istmeño y posteriormente de Los Amigos del País (1835-1841), importante publicación ligada a la Sociedad de Amigos del País, que propagaba “las ideas de la Ilustración Europea y del Reformismo Borbónico”, especialmente el racionalismo, el desarrollo científico y tecnológico y el progreso económico, educativo e integral (José Agustín Arango Ramírez y su legado, Alfredo Figueroa Navarro, 2021).

De acuerdo con Figueroa Navarro, José Agustín Arango Ramírez, apodado “El Águila Verde” fue un “útil inmigrante en el istmo que coadyuvó en el perfeccionamiento del entorno que le hospedara” en el ámbito de las ideas, de la política y del intelecto, aspectos “bien poco cultivados en un medio… cuya educación primaria y secundaria distaba de mostrar niveles de excelencia”.

Continúa Figueroa diciendo que “estas virtudes de José Agustín Arango Ramírez, que se manifestaron en casi quince años de su vida aquí, tuvieron que convertirse en objeto de alabanza en la sociedad panameña y en el seno del hogar que fundara en el istmo desde 1836”.

Ricardo Arango

Uno de los aspectos más novedosos del libro de Figueroa Navarro es la sección dedicada a Ricardo Arango Remón, hijo mayor de José Agustín Arango Ramírez, quien llegara a ocupar los más altos cargos en el Departamento del Istmo durante el periodo conocido como La Regeneración, en el que se daba un proceso de restructuración caracterizado por la pérdida del autonomismo del istmo.

Casado en primeras nupcias con Abagail Jované Vallarino (1851-1886), hija del sacerdote Fermín Jované Arce (1817-1904) y de Fancisca Vallarino Brájimo, Ricardo empezó su vida profesional administrando plantaciones cafetaleras en Guatemala. Regresó a Panamá para desarrollar lo que sería una larga y brillante carrera en la administración pública entre 1886 a 1898, que lo llevó a ser jefe del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de Panamá (1887-1888), administrador general de Hacienda (1888 y 1893) y gobernador, en una época calamitosa para el istmo en el ámbito económico, tras el fin del Gold Rush (1849-1869).

De acuerdo con Figueroa Navarro, “en todos sus puestos oficiales mostró sus excelsas cualidades de funcionario ejemplar, preocupado por alcanzar el bien común”. Entre otros aportes, se esforzó por llevar el telégrafo a escala departamental, el alumbrado eléctrico a los arrabales de la ciudad y fomentó la construcción de un acueducto que nunca se concretaría, pero sentaría las bases del construido por los norteamericanos en 1905.

Su vida pública finalizó con su nombramiento como embajador de la república de Colombia en Centroamérica, cargo que no disfrutaría ya que murió a poco de entregar el mando de la gobernación al doctor Facundo Mutis Durán, en octubre de 1898.

Lamentablemente, muchas de las contribuciones de Ricardo Arango fueron anuladas durante la Guerra de los Mil días (1899-1902), que arruinó el país y destruyó las infraestructuras en varias regiones provinciales.

Las primeras administraciones republicanas tuvieron que volver a acometer no pocos de los esfuerzos ya rendidos por Ricardo Arango Remón, señala Figueroa.

José Agustín Arango

El libro termina con la vida de José Agustín Arango Remón, el más conocido de la saga Arango, especialmente por su desempeño en el movimiento separatista de 1903, del cual fue gestor. De hecho, alimentado desde niño por la convicción independentista de su padre, fue quien organizó el movimiento conspiratorio y ganó adeptos a la causa, una vez fuera definitivo el rechazo del Tratado Herrán Hay. Los primeros en conocer la iniciativa fueron sus hijos y yernos.

José Agustín Arango tuvo que trabajar desde muy joven para sostener a la familia huérfana de padre. Casado después con Josefa Matilde Chiari Planas, nieta del prestamista barcelonés Antonio Planas, con la que tuvo nueve hijos, se dedicó a la banca y seguros, antes de unirse a la estructura de gobierno dirigido desde Bogotá. Fue senador por Panamá ante el Congreso de Colombia, presidente de la Junta Provisional de Gobierno de 1903 y, una vez iniciada la administración de Amador Guerrero, nombrado en varias comisiones que bregaban para resolver asuntos esenciales como los límites con Costa Rica y Colombia y las relaciones con Estados Unidos.

Sus labores continuaron hasta el gobierno de José Domingo de Obaldía, periodo en el que desempeñó con prestancia la Secretaria de Relaciones Exteriores de la República de Panamá. En este puesto pasó jornadas intensas, abatido por la avanzada edad y la vacilante salud, aquejado por los males cardíacos.

Murió el 10 de mayo de 1909, en su residencia del barrio de San Felipe, de la capital de Panamá, ocho días después del fallecimiento de Amador Guerrero, de quien fuera gran amigo.

El diario Revue Diplomatique diría de él que “difíciles fueron sus comienzos en la vida, para atender las necesidades de los suyos tuvo que aceptar un empleo en una casa de comercio. Esta modesta entrada no le incapacitó para llegar a puestos más elevados. Las dotes especiales, el carácter e inteligencia de don José Agustín Arango compensaban con creces la falta de fortuna y lo que esta caprichosa le había negado le fue pródigamente concedido por la perseverancia, el trabajo y el talento. El duro aprendizaje que hizo de la vida engendró su inclinación desde niño por las cosas más serias”.

La descendencia de los Arango Remón incluye a las familias Lewis García de Paredes, De la guardia de la Guardia, Paniza Arosemena, Valencia Lafaurie, Lefebre de la Ossa y los Orillac Jované.

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