ANÁLISIS

A Ud. presidente: si la pirámide se invierte, las políticas públicas también deben hacerlo

Fomentar el emprendimiento de 50 años es estratégico. Según ‘Forbes’, quienes emprenden a los 60 años tienen hasta tres veces más probabilidades de éxito que los emprendedores de 30 años.

Vivir más años debería ser un triunfo para toda nuestra sociedad, porque significa que estamos logrando lo que generaciones soñaron: vidas más largas. Pero ¿estamos preparados para hacer de esas vidas largas, unas vidas plenas, activas y dignas?

En Panamá, la pirámide poblacional ya comenzó a invertirse, un fenómeno de nuestra región y del mundo. La esperanza de vida al nacer fue de 78.67 años en 2020 y se estima que alcanzará los 79.57 en 2025. El Censo 2023 muestra que ya hay 54,6 personas mayores de 60 años por cada 100 menores de 15. En provincias como Herrera o Los Santos, esta relación se duplica: hoy hay más personas mayores que niños. Y para 2036 se proyecta que habrá más panameños mayores de 60 años que menores de 10.

El número de personas mayores de 60 años creció de 360.812 en 2010 a 563.641 en 2023, es decir, casi el 14 % de la población total de Panamá. No sólo tenemos más personas mayores: estas personas viven más y con mayor vitalidad. Panamá se encuentra entre los países con mayor esperanza de vida en América Latina. Sin embargo, según el Censo 2023, más de 73.000 personas mayores viven con algún tipo de discapacidad.

Este envejecimiento poblacional no es un problema, sino una ventaja estratégica. Pero vivir más no es sinónimo de vivir mejor, por ello se requiere integrar esta nueva realidad en nuestras decisiones políticas, económicas y sociales, requiere pasar del asistencialismo a la inversión.

Durante mi gestión como ministra de Desarrollo Social, impulsamos la Política Pública a Favor de las Personas Mayores 2024–2030, construida desde un enfoque de derechos y desde una visión de país, abordando tres ejes esenciales: seguridad económica, salud y bienestar integral, y entornos propicios y saludables. Esta política además se complementa con el reciente Sistema Nacional de Cuidados, aprobado en la Ley 431 de abril de 2024.

El envejecimiento impacta todos los sectores, por ello debe verse siempre como una oportunidad. El mercado laboral deberá adaptarse para integrar a personas mayores que desean y pueden seguir trabajando. Urge proveer entornos accesibles que fortalezcan su autonomía y fomentar una cultura libre de edadismo, que derribe estereotipos.

En este contexto, el debate sobre pensiones a nivel mundial no puede centrarse solo en déficits. Los sistemas actuales fueron diseñados para vidas más cortas, por lo que comprendemos la necesidad de reformas, pero debe ir acompañado de estrategias para promover la empleabilidad de personas mayores de 50 años, que les permita seguir cotizando para sus pensiones, generar ingresos dignos y sostenibles en todas las etapas de la vida.

El sector privado también tiene un rol clave. Las empresas que integran la diversidad generacional no solo son más justas: son más competitivas, generando hasta 19 % más ingresos por innovación. Además, ofrecer productos y servicios diseñados para personas mayores representa una oportunidad. La experiencia es una fuente de resiliencia y creatividad.

A nivel global, la llamada generación 60+ representa el 40 % del consumo mundial, siendo la economía plateada considerada la tercera economía del mundo. Panamá puede convertir esta transformación demográfica en una gran oportunidad nacional.

El desarrollo no ocurre solo con políticas, también requiere visión. Como la de Carmen, de 60 años, que quiere dar tutorías, pero no encuentra dónde compartir su experiencia; o Jorge, de 65 años, que quiere emprender, pero no consigue financiamiento. Representan una generación que no busca retirarse, sino reinventarse y seguir aportando.

Panamá ya cuenta con la Ley 253 de 2021, que impulsa oportunidades económicas para personas mayores y fomenta la economía plateada. Aunque aún no reglamentada, su implementación es clave para alinear nuestras políticas públicas con el futuro que ya vivimos.

Uno de los motores aún subestimados de esta nueva economía es el emprendimiento en la madurez. Fomentar el emprendimiento de 50 años es estratégico. Según Forbes, quienes emprenden a los 60 años tiene hasta tres veces más probabilidades de éxito que los emprendedores de 30 años, por sus redes, experiencia, propósito y capacidad de adaptación. Panamá puede ser de los pioneros en incubadoras intergeneracionales, cooperativas sénior y fondos de inversión adaptados a esta etapa de la vida.

Invertir en vínculos entre generaciones es fortalecer la productividad, la confianza y cohesión social. Necesitamos aulas, empresas y comunidades diseñadas para el encuentro. Las sociedades que escuchan a sus personas mayores también construyen un mejor futuro para sus jóvenes.

Señor presidente, la pirámide se invirtió; si queremos un Panamá que esté a la altura de su esperanza de vida, necesitamos una mirada estructural: promover el envejecimiento activo, la inclusión, la innovación y los cuidados. Esto no es solo justo: es una inversión inteligente y estratégica.

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