'La vida ante sí', el impacto de las amistades inesperadas

  • 19/11/2020 00:00
La nueva cinta de Edoardo Ponti presenta la adaptación cinematográfica del libro homónimo de Romain Gary, publicado en 1975, y que relata los altibajos en la vida de un joven senegalés huérfano, quien ve su vida transformada tras desarrollar una conexión profunda con una prostituta reformada
Gueye destaca en la cinta por su talento emocional transmitido en cada escena compartida con Loren.

En 1975, el novelista francés Romain Gary escribió La vie devant soi (La vida por delante, en español) donde narró la vida de madame Rosa, una judía entrada en canas que conoció Auschwitz y quien, según la definición que da el personaje de Momo en el libro, “se defendía” (un término para referirse a la prostitución) en las calles de París durante su juventud. Tras retirarse de aquella vida, madame Rosa abrió las puertas de su hogar clandestino a niños de otras prostitutas para cuidarlos mientras ellas no estaban, es allí donde conoce a Mohamed –a quien le gusta que le llamen Momo–, un huérfano que necesita más que un lugar donde no lo encuentre el equipo de Servicios Sociales.

La cinta dirigida por el cineasta italiano Edoardo Ponti es estelarizada por su madre, la reconocida actriz Sophia Loren, quien a sus 84 años regresa ante el lente de la cámara y entrega sus habilidades actorales a la vida de madame Rosa, mientras que Ibrahima Gueye hace su debut como Momo, un joven de doce años inmigrante de Senegal cuya madre falleció y su padre abandonó.

En la primera adaptación cinematográfica llamada Madame Rosa de Moshé Mizrahi en 1977, la historia transcurría en París al igual que en el libro y fue ganadora del premio Oscar a mejor película de lengua extranjera, y su protagonista Simone Signoret se hizo con el premio César a mejor actriz.

En la nueva adaptación de Netflix, la historia transcurre en la costa del pueblo de Bari en la Italia del presente, donde Momo vive junto a madame Rosa un tiempo limitado y pasa con ella sus últimos días. Momo, quien vive en un hogar de acogida, ha aprendido a defenderse en las calles por su cuenta y no es hasta que es obligado a vivir en casa de madame Rosa que realmente aprende lo que significa tener una amistad y tener que enfrentarse a la realidad que le rodea, así como aprender de sus errores y crecer.

Al principio del filme conocemos la parte áspera de Momo y la actitud estricta de madame Rosa, quien acoge a Momo como un favor –condicionado– a su amigo, el Dr. Coen.

La reconocida actriz Sophia Loren regresa al frente del lente de la cámara a sus 86 años, para dar vida a madame Rosa con un estilo característico de vulnerabilidad y emoción cruda.

Ponti, junto al guionista Ugo Chiti, logran moldear la novela de Gary a un tiempo moderno, pero manteniendo la esencia de la fuente original, centrada en mostrar la amistad poco convencional entre un joven preadolescente y una mujer mayor, evidenciando que ambos encontraron aquello que no sabían que buscaban a medida que su relación se va profundizando y fortaleciendo con el pasar de la hora y media de duración.

Cargada con emociones que se entrelazan –muchas veces con sabor agridulce–, la historia es narrada por Momo y también se ve desde su perspectiva, quien nos transporta a través de las calles de su barrio italiano, entre negocios turbulentos, golpizas y enfrentamientos intelectuales, donde se deja ver claramente que su niñez aún está tierna y pese a que ha tenido que madurar de golpe, no está totalmente preparado para estar solo como él piensa.

De alguna manera, Ponti nos prepara para el final que se dará sin una transición específica, pero que caerá como agua fría sobre el espectador una vez se presente en pantalla.

En un tiempo en el que las plataformas de streaming como Netflix, Disney Plus y HBO Max se han vuelto compañeros para los cinéfilos y quienes buscan algo cautivante, La vida ante sí –producto presente en Netflix– es un título que no se podrá dejar pasar. Aunque la cinta no es desgarradora o audaz al nivel de su fuente literaria, Ponti hace un gran trabajo balanceando los puntos trágicos y los cómicos en tiempos en que sus choques no se reciben bruscamente, sino como una herramienta de apreciación de la historia y dando luz a las habilidades actorales de los involucrados.

La energía emocional en las escenas compartidas por Momo y madame Rosa es una de las mejores virtudes de la cinta, siendo innegable el talento de Gueye y la experiencia veterana de Loren en la pantalla, haciendo de cada escena algo memorable, sea con risas, miradas o pequeños bailes espontáneos que son traídos con euforia con el acompañamiento musical de una banda sonora que captura las emociones de forma especial.

El libro homónimo de Romain Gary fue publicado bajo su seudónimo Émile Ajar, en 1975, y ganó el premio Prix Goncourt, de alto estándar en Francia.

No hay que ser experto en cinematografía para apreciar el proyecto que Ponti logró sacar adelante con elegancia y fuerza, que a la vez es transmitido con ternura y naturalidad por parte de todos los personajes.

Momo podría ser el chico que vemos en las calles de nuestros barrios, desesperado por afecto, pero sin darse cuenta; así como madame Rosa podría vivir en aquellas mujeres que piensan que han perdido la esperanza de ser felices, pero tal como menciona el personaje: “Cuando se pierde la esperanza, comienzan a pasar cosas buenas”.

Destacando la historia de familiaridad, amistad y circunstancias que bien pudieron ser tomadas de la vida real, La vida ante sí debería ser añadida a las listas de 'películas vistas en 2020' de quienes busquen un sabor diferente a las narrativas hollywoodenses y deseen embarcarse en una travesía emocional que nos permite conocernos un poco más y adentrarnos a la vida de Momo y madame Rosa, aunque sea con subtítulos.

La cinta está disponible en Netflix.

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