Álvaro Menéndez Franco, la divina historia

  • 24/08/2020 00:00
El autor conversó con el poeta de los poetas panameños, de las tantas cosas de su vida y trayectoria. Entre anécdotas y exposiciones, ofrece un acercamiento sobre el personaje y su visión, a los lectores

Esa tardecita de lluvias (1968) frente al parque de Santiago, René (hijo del maestro Chico) y yo, cargando portaviandas, nos dirigíamos a la cárcel para que Chico Changmarín y mi padre pudieran cenar. Ahí, entre murmullos escondidos, se decía que a Álvaro lo habían confinado a Coiba, para que se pudriera y nunca más volviera por nuestros lares. Con esta horrenda noticia apareció en mi vida el poeta Álvaro Menéndez Franco. Hay muchas historias de personajes que han dignificado la vida reciente de nuestro país, que se han desenvuelto por remotos acontecimientos, cargados de una infinidad de crispados episodios que, sin lugar a dudas, han acompañado el fervor patriótico de una soberana Patria. Pues las épicas hazañas son siempre un ir y venir de repetidos comportamientos que acompañados por solitarios momentos, de ausencias infinitas, de incomprendidas palabras, resultan ser memorias cargadas de nuevas energías… y a su vez divinas por su alto valor moral. Hoy escribo con “la pluma mojada en azul” - como decía Nachito Valdés - frase que me sirve para envolver los pensamientos que me han tenido ocupado al entrar a recorrer esta 'Divina Comedia', donde los personajes se asemejan a personalidades del mundo antiguo: por tener un infierno encontrado, un purgatorio sufrido y un desvelado paraíso. El viaje dantesco en el ignoto de cada vida, que nunca lograremos encerrar en un escrito, porque contienen muchas cosas que van más, y más, y más allá de la humana comprensión… Es así que, sentado con el poeta de los poetas panameños, Álvaro Menéndez Franco, conversamos amenamente de las tantas cosas de su rica vida, preguntándole lo siguiente:

Álvaro Menéndez Franco, la divina historia
Eres uno de los 7 poetas de Santa Ana, ¿por qué los llamaron así y quiénes componen ese grupo?

Soy el único poeta que queda vivo de los 7. Melitón Castro fue el de la idea y nos pintó así: José Aizpuru-Aizpuru, Gaspar Octavio Hernández, Demetrio Korsi, Alberto 'Torpedo' González, Demetrio Herrera, Domingo Turner y Álvaro Menéndez Franco.

Háblame del poema religioso 'El escapulario de mi madre', ¿cuál es su importancia?

Ese poema es el que más se declama del poeta Aizpuru, porque es un canto de amor a su madre que era profundamente cristiana.

Gaspar Octavio Hernández, háblanos de él.

Gaspar Octavio Hernández es el comandante espiritual de los periodistas panameños y un gran patriota, que murió frente a su máquina de escribir en 1918 en La Estrella de Panamá. Su 'Canto a la Bandera' es un segundo himno nacional.

De Demetrio Korsi sabemos sus aportes literarios, ¿qué nos puedes decir del personaje Korsi y su vida?

Cuando era cónsul en Francia, sufrió dos golpes fuertes: el suicidio de su esposa francesa que narra en uno de sus poemas y la destitución de su puesto de cónsul panameño en un puerto de Francia. Se dedicó entonces al periodismo como corresponsal de varios diarios y revistas de América Latina y al regresar a Panamá fundó el semanario jocoso Flash Light. Publicó 22 libros de poesía, una novela y una obra de teatro. Además, editó una antología de poetas panameños.

¿Ricardo Miró inició como pintor?

Sí, Ricardo Miró Denis fue a estudiar pintura a una academia de Bogotá, Colombia, pero una guerra civil obligó al joven artista a regresar a Panamá donde se dedicó a ser secretario del general Esteban Huertas, a editar revistas literarias y a escribir poemas de gran resonancia como 'Patria', 'La Última Gaviota' y 'Poema del Pacífico'. Fue secretario del presidente Belisario Porras y también secretario perpetuo de la Academia Panameña de la Lengua. Las editoras y las imprentas en Panamá (Excélsior, Franco e hijo etc., etc.) editaron la mayoría de los libros de los poetas de Santa Ana y en el tiempo moderno vinieron otras editoras que publicaron las novelas y los cuentos, tales como La Academia, El Panamá América, La Tribuna y La Imprenta Nacional que se convirtió en Editora Nacional en 1975.

Álvaro ¿cómo era el sistema de distribución de la prensa escrita y de los libros?

La prensa escrita era una base económica fuerte a través de suscripciones semestrales y vendía en kioscos como el del Café Coca Cola, kiosco de Santa Ana, Café Petit París, Café Iberia y Café Lindy; también con canillitas que corrían voceándolos y vendiéndolos de barrio en barrio. En tanto, los libros se podían adquirir en Casa Zaldo, Librería Cultural Panameña, Librería Universitaria, Librería Preciado y Librería los Arcos de manera muy puntual. Igual, en muchas farmacias era posible, y lo es hoy, conseguir revistas nacionales y extranjeras.

En el 1951/52 fuiste corrector de la Gaceta Oficial Nacional. ¿Cuántas obras pasaron por tus manos?

Si bien se me nombró con el cargo de ayudante del almacenista, mis funciones eran más amplias: corregir la Gaceta Oficial de cada día y corregir los textos ganadores del Concurso Miró entre 1945 y 1951. Corregí, por ejemplo, Las enfermedades mentales en Panamá, del Dr. José Kaled, Desertores, de Ramón H. Jurado, Los Clandestinos, de César Candanedo y otros.

Háblame de 'En la Cima Mueren los Suicidas' y 'Desertores'.

Sobre En la Cima Mueren los Suicidas tengo entendido que fue escrita por Ramón H. Jurado y obtuvo un tercer Premio Miró de novela en 1949, pero él no se identificó y reescribió la novela con el título de Desertores y al año siguiente obtuvo el segundo premio y, en vida, vio editarse la novela tanto en Panamá como en el exterior, muchas veces.

Coméntame sobre la revista Tierra Firme y Luna Verde de Beleño.

En el número uno de Tierra Firme, gran periódico cultural fundado por el novelista Ramón H. Jurado en 1951, publiqué el primer comentario a la edición de la novela Luna Verde, de Joaquín Beleño, y este se molestó conmigo, pero posteriormente hicimos muy buena amistad. Este periódico cultural era ilustrado por el pintor panameño Eudoro Silvera y la impresión técnica corrió a cargo de mi inolvidable pariente Jorge Franco Sandoval, durante sus cuatro meses de existencia, pero produjo mucho interés en los círculos culturales de habla hispana.

¿Cuál es tu mejor obra literaria y por qué la consideras así?
Álvaro Menéndez Franco, la divina historia

Es difícil hablar de la propia obra literaria, pues son como hijas y ante un buen padre, las hijas son iguales. Sin embargo, la obra mía que más ha viajado por el mundo, ha sido el libro de cuentos La Marcha de los Descalzos (1952) que ha sido traducida parcialmente a 7 idiomas.

Álvaro ¿qué piensas del pasado, el presente y cuál debería ser el futuro del Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró?

El pasado fue muy espléndido ya que, además de tres premios por sección, otorgaban de dos a tres menciones honoríficas para estimular la producción nacional. Desconozco por qué razón fueron eliminadas las menciones de honor y se inventó traer dos jurados internacionales por sección, cuando el concurso no permite la participación de escritores internacionales ya que es un certamen nacional.

Un último pasaje

En cada historia divina existe una femenil presencia, es así que Dante, al presentarse a las puertas del paraíso, lo hace en compañía y apretando la mano de Beatriz. La mujer que iluminó los momentos oscuros, aquella que cargó con el torbellino de caóticos momentos, la madre que sacó con orgullo la cara en momentos difíciles, aquella que ninguno retrató en sus océanos de lágrimas. Pues, Doña Elisa es la presencia incansable de esta divina historia, fiel compañera colocada en el pedestal femenino de las valientes mujeres panameñas. Termino escribiendo con “la pluma mojada en vitriolo” (como decía Nachito Valdés) buscando dentro de mí la siguiente reflexión: Dante, con su Divina Comedia fundó una nación, uniéndola a través de la literatura - no existía una Italia unida - creando los cimientos de una patria nacida de la imaginación de un poeta y enriquecida por la cultura, caso único en el mundo. Personajes como Don Álvaro Menéndez Franco, hacen parte de esa patria grande, de esos bastiones que soportan nuestra nación, que derramaron una infinidad de creaciones literarias para que formaran parte de esos instrumentos que nos dieran identidad a todos los panameños. Honrarlos, nos hora a todos.

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