Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 15/05/2016 02:00
Tengo una definición de lo que es una empresa. Es un ente que crea, captura y distribuye valor.
La pregunta natural que se desprende de esta definición es ¿que es el valor?.
El valor es aquello por lo cual las personas están dispuestas a pagar, es algo que los hace felices o les soluciona un problema o las dos cosas.
Muchos gurús hablarán de ‘la razón de ser' fundamental de lo que hacemos, eso que brindamos al mundo y que nos hace ‘merecedores' de su remuneración.
Este ángulo me parece interesante, pues al final, las empresas y organizaciones son personas, y si esas personas no perciben que lo que hacen tiene sentido, las empresas y proyectos que ellos realizan tampoco lo tendrán.
Esta definición tiene mucho que ver con la creación de ‘emprendimientos' o ‘nuevos negocios', permitiendo de que nos enfoquemos en eso que vamos a ofrecer y que debe ser la médula de todo el negocio, evitando que nos distraigamos en los procedimientos.
Es tan importante esto del valor, que se han creado metodologías y modelos para buscarlo, yo personalmente trabajo con dos de ellas, el Modelo SEI (sostenibilidad, emprendimiento, innovación) y el Lean Canvas.
Casi siempre y a medida que crecen, los negocios comienzan a alejarse de la idea que les dio vida.
Los empleados olvidan que es el cliente el que paga su salario y comienzan a trabajar para hacer feliz al jefe, los jefes se olvidan de la razón por la cual comenzaron todo y empiezan a alejarse de la generación de valor.
Finalmente, el que se aleja es el cliente y con él la razón de ser y la sostenibilidad del negocio.
Ya he dicho antes en este espacio, que hoy día hay sólo tres grupos de negocio a saber: La creación de plataformas, la generación de contenidos, y el ‘know how'.
Es interesante descubrir que cualquier tipo de empresa puede analizarse de la misma forma.
El hecho de tratar de entender cual es el valor que estamos generando en nuestro negocio y para quién es pertinente, nos permite saber si estamos apuntando correctamente nuestros esfuerzos y si lo que hacemos tiene mercado.
La pregunta que hay que resolver es la misma y parece sencilla, ¿a quién hacemos felices? o ¿a quien le solucionamos un problema o las dos cosas? Si no podemos responderla, es momento de sentarse a pensar con detenimiento lo que estamos haciendo.