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- 28/08/2016 02:00
Hace 48 años, el 20 de septiembre de 1968, ocurre un accidente de tránsito en el puente sobre el río Chame, en la carretera Interamericana.
En el vehículo viajaban Diomar Jaén, Eric Rodríguez, Juvenal Ramírez, Eladio Carrión y Manuel Moreno mejor conocido como ‘Cutuplá'.
Todos son hospitalizados, pero posteriormente, el 5 de octubre, fallece Cutuplá, por circunstancias inexplicables en ese momento. Con el transcurso de los años, se concluyó que pudo ser la bacteria KPC.
Cutuplá dejó hondas huellas que aún perduran entre los que lo conocieron.
Él era cantante, igual que su padre Manuel ‘Mañe' Moreno, quien cantó con varias orquestas de su época, tales como Los Conquistadores de ‘Cachete de Guandú' Zamora.
Cutuplá, a la corta edad de 17 años, era el cantante estelar de El Pequeño Combo. Simultáneamente, se abrió paso como arreglista y trompetista.
También formó parte de la Banda de Cornetas y Tambores de la Escuela Secundaria de La Chorrera, hoy Colegio Secundario Pedro Pablo Sánchez.
Como cornetista, siempre salió triunfador ante los retos que le hacían los de Colón y Panamá. Y es que Cutuplá llego a desarrollar ocho tonos con la corneta y el clarín, cuando los ejecutores de este instrumento, por lo general, desarrollan cuatro.
A inicios del año 1968, se inscribe en la escuelita de música del Cuerpo de Bomberos de La Chorrera y para inicios del mes de septiembre del mismo año, ya era primer trompetista de la banda de música y fue seleccionado para ejecutar el ‘solo' de trompeta que caracteriza al Himno Nacional, el 3 de noviembre. Pero ese momento jamás llegó.
Como cantante impresionó en todas las salas donde se presentaba.
Para esa época existía el programa ‘Miércoles de Alegría con Radio Mía', que se producía y transmitía todos los miércoles y era retransmitido los domingos, después del sorteo de la lotería.
Al presentarse El Pequeño Combo en dicho programa, Ramón Pereira P., animador y dueño de la emisora, quedó gratamente impresionado cuando cantó ‘Perfidia' a tal punto que expresó: ‘Cutuplá, la revelación del momento'.
Y es que a dicha canción él le había hecho su propio arreglo, cosa que hasta la fecha no se ha visto en otros cantantes o grupos que la han interpretado.
También impresionó a otros combos nacionales cuando alternaron con El Pequeño Combo en el antiguo Club de Yates y Pesca, ubicado en la Avenida Balboa.
En ese mismo año, en el baile de la verbena de la Escuela Pedro Pablo Sánchez, la profesora Evangelina Araya preguntaba de quién era esa maravillosa voz que cantaba. No sabía que era Cutuplá, su alumno de cuarto año.
El lunes en el saludo a la Bandera, el director del plantel, profesor Efraín Ramos (QEPD) tuvo palabras de elogios para Cutuplá: ‘Gracias por habernos permitido compartir un momento de convivio entre estudiantes, profesores y padres de familia que sin su presencia no hubiese sido mejor', ante los vítores de los estudiantes.
En horas sus libres, el cantante tomaba el pupitre y lo transformaba en una conga y empezaba a cantar y enseguida era coreado por sus compañeros y algunos hasta bailaban.
Una vez conocida la muerte de Cutuplá, el sábado 5 de octubre de 1968, se iniciaron los preparativos para las exequias.
El cortejo fúnebre se inició en su residencia, que quedaba cerca del Municipio de La Chorrera, y fue hacia la Biblioteca de la Escuela Secundaria Pedro Pablo Sánchez, donde fue velado. Luego fue conducido hacia la Iglesia San Francisco de Paula, en el carro bomba del Cuerpo de Bomberos de La Chorrera, culminando en el Cementerio Municipal, en medio de una calle de honor.
Tras consultar a algunas personas que vivieron ese momento, concluyen que fue el sepelio más grande y multitudinario que haya ocurrido en La Chorrera, tomando en consideración la cantidad de habitantes que poseía La Chorrera en aquel entonces.
Sin poder haber grabado, sus huellas aún persisten. Al preguntar a un grupo de músicos que lo conocieron: ‘¿qué hubiese pasado si Cutuplá estuviese vivo, dónde estaría?‘; todos concuerdan que ‘posiblemente en Nueva York, con su propia orquesta‘.
Cuarenta y ocho años después, los que conocieron a Cutuplá lo recuerdan como una estrella cuya luz se apagó muy temprano, pero no olvidan su voz.