Las habilidades sociales en el aula virtual: empatía y resiliencia

Actualizado
  • 10/11/2022 00:00
Creado
  • 10/11/2022 00:00
Aprender, desaprender y volver a aprender es lo que nos demanda la virtualidad a todos, en especial a los docentes. En tiempos adversos como estos, cuando de manera repentina nos convertimos en profesores virtuales, no ha sido tarea fácil.

Aprender, desaprender y volver a aprender es lo que nos demanda la virtualidad a todos, en especial a los docentes. En tiempos adversos como estos, cuando de manera repentina nos convertimos en profesores virtuales, no ha sido tarea fácil. Comprender y adaptarnos rápidamente al uso de herramientas para los entornos virtuales y entenderlo todo rápidamente, para poder transmitir e impartir clases con las mejores herramientas posibles, ha representado un gran reto; sin embargo, las barreras tecnológicas hicieron que nuestras habilidades tanto intelectuales como sociales se pusieran a prueba, creando una enorme brecha, que aún sigue abierta.

Caballo (2005), nos plantea las habilidades sociales como un concepto multidimensional, siendo un conjunto de conductas que le permiten al individuo desarrollarse en un contexto individual o interpersonal, expresando sentimientos, actitudes, deseos, derechos adecuados a la situación existente, respetando esas conductas en los demás.

En este sentido, como docente, hemos ido perfeccionando algunas habilidades sociales como: manejar la inseguridad, perder el miedo a la tecnología, crear un ambiente dinámico y participativo, de modo que el estudiante se sienta atraído e interesado hacia las clases.

Por otro lado, la Unesco (s.f.) ha señalado como fundamentales para el aprendizaje en el siglo XXI, algunas habilidades  como la colaboración, la comunicación o el aprendizaje informal; pero destaca la importancia de  las competencias personales y  sociales entre ellas, la capacidad  de  iniciativa, resiliencia, responsabilidad, asunción  de  riesgos y creatividad principalmente “trabajo en equipo, trabajo en red, empatía y compasión”.

Como especialista en inadaptados sociales e infractores, consideramos pertinente este tipo de competencias personales y sociales para lograr una mayor comprensión hacia nuestros estudiantes y el manejo apropiado de algunas dificultades que enfrentemos en el contexto donde nos desenvolvemos, que a veces resulta imposible predecir, como un fallo en el suministro de la electricidad o en la señal de internet.

Es claro que la motivación es un importante eje transversal en el aprendizaje. Sin embargo, cuando los estudiantes mantienen las cámaras apagadas durante una explicación o realización de una tarea, a los docentes nos invade un sentimiento de soledad y muchas veces pensamos que estamos solos en un monólogo y es justo en este momento donde nuestras habilidades sociales, no solo se ponen a prueba, sino que las superamos.

Por consiguiente, los docentes aprendemos y nos hacemos resilientes cada día que pasa. La pasión por esta profesión nos lleva no solo a utilizar las habilidades sociales para nosotros mismos, sino que se transmitan a los estudiantes, quedando plasmadas en su diario vivir cada una de estas expresiones: “tú puedes”, “no pierdas las esperanzas”, “después de tantos sacrificios, verás que lo lograrás”, hacen que los mismos que hoy están vulnerables ante cualquier circunstancia en que se encuentren, alcancen la meta esperada. Lo cierto es que cada obstáculo que encuentran es una oportunidad, con un cambio de actitud, encontrar ideas nuevas y efectivas con el fin de resolver rápidamente un problema.

Finalmente, hoy se puede decir, sin temor a equivocarnos, que la vida nos ha cambiado notablemente, dando un giro significativo que nos obliga como docentes a reinventarnos, por lo que una enseñanza basada en la reflexión, que nos ayudará a ser más humanos, más empáticos y resilientes, trabajando todos los días para ser mejores personas, actualizarnos para enfrentar esa nueva realidad virtual y trabajar en las habilidades sociales.

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