La hoja de coca y su paso por Panamá

Corrían los años 1888. El panorama era desolador. Entre el aspecto de caos en la gigantesca obra de la construcción del Canal de Panamá,...

Corrían los años 1888. El panorama era desolador. Entre el aspecto de caos en la gigantesca obra de la construcción del Canal de Panamá, se observaba el movimiento de varios centenares de hombres procedentes de diferentes zonas de la tierra agitados por el arduo trabajo y agobiados por el intenso calor húmedo de la cuenca, que abrían a puro pulmón. En una especie de campamento, varios trabajadores se estremecían por las altas temperaturas, escalofríos y sudoración. Su aspecto amarillento, sus ojos hundidos y el dolor en sus cuerpos les impedían moverse, tenían malaria, el mosquito Anofeles los había infectado. Ya habían fallecido 25 mil personas en la primera fase de la construcción del Canal. Eran ingenieros franceses, antillanos, panameños y estadounidenses. Este grupo de trabajadores que ’vemos’ en la memoria histórica del pensamiento, fue más afortunado. Habían llegado a Panamá los Kallawayas, un grupo de médicos tradicionales traídos por una comisión de notables desde Bolivia.

Los kallawayas - término aymara que significa ‘medicamentos en el hombro’ -, curaron a los constructores de la segunda fase del Canal, con quina y hojas de coca. El más joven de los kallawayas que vinieron a Panamá fue el abuelo de Walter Álvarez Quispe, médico profesional y médico kallawaya. El escritor y Botánico Mario B. Salcedo afirma en la página 19 de un libro de su autoría, que su padrino, Domingo Flores Andia, estuvo aquí, en Panamá, como testigo de los hechos.

Álvarez Quispe, también cirujano, es el primer legislador indígena en haber logrado la despenalización de medicinas tradicionales en América Latina después de siglos de ser consideradas como elementos de brujería. La simple hoja de una planta milenaria, la coca, tiene un rol protagonista en la agenda internacional desde 2006. Para los bolivianos ya es hora de reparar el error histórico de haberla incluido en las categorías más nocivas de narcóticos con las consecuencias que esto ha tenido en la región andina.

UNA HOJA INOCUA

Existe suficiente evidencia científica que respalda que el uso tradicional de la hoja de coca - en su estado natural - no tiene efectos negativos para la salud; que tiene funciones positivas de orden terapéutico y sagrado - Génesis: Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre la faz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da semilla, os será para comer - y social - la hoja de coca congrega a la personas como el ‘mate’ más al sur de Sudamérica - razones por las cuales su clasificación como droga narcótica fue un error. Las opciones reales para una reclasificación dependerán de una serie de factores, entre los cuales uno de los más importantes es la voluntad política para enfrentar el asunto desde una perspectiva objetiva y con base en evidencias. Los miembros de la comunidad internacional tienen ahora la oportunidad de decidir si continúan apoyando el control de la hoja de coca por las convenciones de la ONU, o se atreven a reconocer el error y se muestran dispuestos a corregirlo.

La cultura kallawaya fue declarada por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, en el año 2003.

El Transnational Institute, TNI, de Ámsterdam-Fundado en 1974, que es una red internacional de activistas e investigadores comprometidos a analizar críticamente los problemas globales presentes y futuros, tiene como objetivo proporcionar apoyo intelectual a los movimientos sociales preocupados por conseguir un mundo más democrático, equitativo y sustentable.

El programa Drogas y Democracia del TNI analiza las drogas y las políticas globales sobre drogas, sus causas y efectos en la economía, la paz y la democracia, para informar a funcionarios y periodistas. De los Documentos de Debate Nº13 de mayo 2003 de dicho instituto ¿Coca si, cocaína no?, extraemos que en 1923 Richard Willstatter de la Universidad de Munich, logró crear por primera vez la molécula sintética de cocaína. Pronto en el vademécum anestésico internacional se incluyó una larga lista de farmacéuticos enzocaína, novocaína/procaína, lidocaína, etc.

Las aplicaciones industriales no-farmacéuticas más famosas de la hoja de coca son el Vin Mariani - bebida hecha con vino y extracto de hoja de coca en 1863 - y la Coca Cola. Esta famosa gaseosa cambió la receta en 1906, usando la hoja de coca como agente saporífero sin alcaloides, la cual quedaría luego legitimada con el artículo 27 de la Convención Única de 1961. La separación del alcaloide cocaína de la hoja hacia una sustancia que diera sabor a la bebida sin ese alcaloide, es uno de los secretos industriales mejor guardados en la historia de la humanidad.

UNA JUSTA DESPENALIZACIÓN

El retiro de la hoja de coca de la Lista I de Estupefacientes de la ONU implicaría una revalorización de la hoja de coca. ‘La OMS debería investigar los beneficios terapéuticos de la hoja de coca’, sostiene el documento.

Hemos conversado con el Embajador de Bolivia en Panamá, Edgar Solís Morales y nos comparte un comunicado donde, donde entre otras cosas, se establece que ‘El gobierno consideró (...) que la oposición de Estados Unidos al acullicu-masticado de la hoja de coca- es política y según manifestó el portavoz de la Presidencia, Iván Canelas, es una contradicción, porque si Estados Unidos no está contra del acullicu, no debería oponerse a la enmienda (...). El pueblo boliviano en su conjunto se ha expresado en apoyo a la iniciativa del Gobierno y del presidente Evo Morales. Bolivia presentó un proyecto de enmienda a la Convención Única de Estupefacientes de 1961 que penaliza el masticado de la hoja de coca. Tras el pedido boliviano, el consejo Económico y Social de ese Organismo (COSOC), dio como término el 30 de enero - hoy - a las 190 naciones integrantes para que se manifiesten al respecto, ya sea apoyando la posición de Bolivia o no.’

El acullicu o masticado de la hoja de coca - en su estado natural - se encuentra ligado a la historia, identidad y cultura de los pueblos indígenas y diferentes fuentes consultadas sostienen que no se han documentado de la adicción u otros efectos nocivos de su consumo en esas condiciones.

Fuentes: Programa Drogas y Democracia del Transnational Institute, Amsterdam (www.tni.org). Museo Nacional de Etnografía y Folklore, Bolivia.

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