Tras las huellas de Julio Cortázar

En la Alianza Francesa realizarán hoy un homenaje a unos de los mayores exponentes de la literatura latinoamericana

Se le considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, y creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano, rompiendo los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal.

Debido a que los contenidos de su obra transitan en la frontera entre lo real y lo fantástico, suele ser puesto en relación con el realismo mágico e incluso con el surrealismo, un ejemplo de esto es el cuento Apocalipsis de Solentiname , un texto exquisito que no deja de llevar al lector a la cruda realidad.

Por esto es que la Alianza Francesa decidió hacerle un homenaje en conmemoración de los 100 años de su natalicio. La jornada comenzará a partir de las 8 de la noche y contará con la presencia de artistas invitados como: Melanie Taylor, Orgun Wagua, Salvador Medina Barahona, Jhoram Moya, Lyann Leguisamo, Carlos Agrazal y Anghelo Taylor.

El evento es gratuito y será abrazado por la lectura de algunas de las obras del Cortázar.

SUS PASOS

Una habitación de una pensión, sin lujos, con paredes blancas, una máquina de escribir y llena de libros, fue la casa de Julio Cortázar entre 1939 y 1944, el tiempo que pasó en la pequeña localidad bonaerense de Chivilcoy trabajando como maestro.

La memoria del autor de Rayuela , que hoy habría cumplido cien años, se mantiene viva a 150 kilómetros al oeste de Buenos Aires en los recuerdos de los que lo conocieron sin saber que un día el profesor de la pensión de la familia Varzilio se convertiría en un referente de la literatura mundial.

‘Si bien él en Chivilcoy se sentía completamente achatado y aburrido, en lo que son lazos personales, ya sea con la familia de mi mamá y con algunos de sus alumnos, él tuvo lazos que valoró mucho y que duraron durante un tiempo’, explica a Efe Elisa Suárez, nieta de los fundadores de la pensión Varzilio, que cerró sus puertas en 1946.

‘Existen algunas referencias a Chivilcoy y a mi abuela en la literatura de él. Hay un cuento, que se llama Distante espejo que menciona específicamente a mi abuela y a la pensión’, añadió Suárez.

Cortázar fue acogido como un hijo más por la familia Varzilio, que pronto se acostumbró al sonido constante de la máquina de escribir de su huésped, un argentino nacido en Bruselas en 1914 con un particular acento. ‘Tenía una habitación sobria, la pensión de mi abuela no es de lujo. Mucho también lo escribía manuscrito. Incluso mi mamá le pasaba algunos cuentos a máquina cuando él no tenía tiempo. Pensamos, por deducción, que mi mamá le pasó Bestiario , que escribió estando acá en Chivilcoy’, aseguró.

Cortázar vivió casi toda su vida en Argentina, residió en Italia, España, Suiza y París, ciudad donde se estableció en 1951 y en la que ambientó algunas de sus obras. Para 1981 optó por la nacionalidad francesa en protesta contra el gobierno de facto argentino.

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