Llegados los 40: ¿cómo combatir los estigmas sociales?

Actualizado
  • 14/09/2020 00:00
Creado
  • 14/09/2020 00:00
Profesionales en salud mental debaten acerca de la denominada 'crisis de los 40', analizan la influencia de los factores culturales en este tema y proponen distintas opciones para superar la presión impuesta en el entorno social

Cuando se llega a las cuatro décadas, en algunos casos se presentan diversas preocupaciones ligadas al cumplimiento de un estatus o estilo de vida instaurados por la sociedad, donde se señala lo que la persona debe haber logrado en el entorno laboral, familiar, personal o en temas materiales.

Pino certifica que la cultura es un disparador para la crisis, porque cada país mantiene costumbres distintas.

La famosa 'crisis de los 40' no es cuestión solo de mujeres, sino también de hombres, y aunque no todos pasan por este proceso, expertas en salud mental comparten todas las dimensiones que abarca este asunto, y exponen diversas directrices para afrontarlo con las repercusiones emocionales que implica.

“No existe una crisis de los 40 comprobada. Pero sí ocurre que antes, durante o después de esa edad se empiezan a ver ciertos patrones que es cuando el cuerpo comienza a cambiar. En el caso de las mujeres, a esa edad están mucho más maduras y ya saben lo que quieren para ser felices”, comenta Carla Pino, psicóloga especialista en terapia individual, de parejas y de familia.

De acuerdo con Pino, la pregunta que muchos (as) se hacen es: '¿Qué estoy haciendo en este momento de mi vida?', una interrogante asociada a diversos aspectos.

“Los seres humanos estamos diseñados para vincularnos con los amigos, familiares o cónyuge. Luego, cuando llegamos a la etapa adulta (40 años o más) esa conexión se enfoca en la relación de pareja. Es ahí donde se empieza a revaluar la manera en que uno se siente. Los padres le dedican tanto tiempo a los hijos, pero lo cierto es que ellos crecen y es ahí donde se le da más prioridad a la interacción con el cónyuge, un momento en el que quizás la persona puede percatarse de que no está tan bien ese aspecto”, acota.

“Otro escenario sucede cuando no se ha podido realizar el sueño de ser mamá o cuando a la mujer no le interesa ser madre y quiere estar enfocada en otras metas personales”, sostiene, “en esa etapa es donde se manifiestan estos cortocircuitos a los que llamamos 'crisis' por querer nombrarlos. La realidad es que, en algún momento de la vida todos nos hemos preguntado lo que estamos haciendo y hacia dónde queremos ir”, dice.

“El rango de mis pacientes es de 35 a 45 años y me he dado cuenta de que esas edades son decisivas. Es ahí donde se empiezan a tomar ciertas decisiones en beneficio propio, y las personas de alrededor lo perciben como egoísmo, y al manifestarle a la persona que está actuando de manera egoísta, puede llegar a sentir culpa. Pero hay que aprender a vivir con esa 'culpa', algo que se trabaja emocionalmente. Muchas veces el individuo se dedica a complacer a los demás, a cumplir roles y se olvida de sí mismo”, arguye.

Un hecho que señala la psicóloga es que es importante reconocer cuáles son las expectativas que se han establecido a lo largo de la vida, y contrastarlas.

“Me ha tocado escuchar a muchas personas decir que ya tenían su vida planeada y que a cierta edad debían haber realizado ciertas cosas. Considero que planificar no es malo, pero es bueno ser flexibles para buscar otras maneras de alcanzar los objetivos. Cuando no canalizamos esto, es cuando empiezan las crisis”, remarca.

Pino comenta que toda dificultad emocional puede llegar a manifestarse en una persona a causa de la presión social. “La sociedad ha impuesto por años la edad 'adecuada' para casarse o tener hijos. Creo que hay que revaluar el concepto de 'familia', que muchas veces se cree que es cuando todos viven en la misma casa, y no es así, ya que una mujer puede estar divorciada, tener otra pareja y así seguir manteniendo su vínculo familiar. Por este tipo de estigmas no se toman decisiones en beneficio propio y es cuando la persona se mantiene en situaciones que le ocasionan desequilibrio”.

De igual manera, puntualiza que la cultura es otro factor disparador para la crisis, porque cada país mantiene costumbres distintas que en algunos casos ocasionan presión social. “No solo es la cultura, también va relacionado a las religiones. Si una mujer católica se casa a los 30 años es perfecto, pero si una mujer judía lo hace a esa edad no es tan usual, porque ellas se casan mucho más temprano. Las creencias juegan un rol fundamental en estos casos. En Estados Unidos, por ejemplo, es normal que una dama a los 40 años no quiera ser madre, pero en Panamá, muchas veces se llega a ver que una mujer a esa edad no es joven para tener hijos”.

La psicóloga advierte de que es importante hablar de los temores que aquejan la mente, porque de esta manera será más fácil entender lo que pasa y comenzar a actuar.

“Por supuesto que existe una presión en cualquier etapa, donde la sociedad fija la manera de vestirse, expresarse y demás. El problema consiste en que cuando una mujer quiere mantener un autocuidado, sobre todo a los 40 años, la gente comienza a criticar. Para ser felices con nosotros mismos debemos reconocer que podemos hacer lo que queramos, siempre y cuando esa decisión no dañe a nadie”.

Por su parte, la psicóloga Lesbia González concuerda con la premisa de Pino en que la sociedad impone las supuestas “crisis” que deben pasar a determinada edad. “En algún momento de la vida, independientemente de nuestra edad, todos tenemos bajones emocionales y no tienen que estar ligados a los años que se posean. Hay culturas que le dan veneración a la juventud, donde se argumenta que es una etapa donde se está en plena energía y vigorosidad; cuando la persona pasa este periodo y entra más allá de los 40, piensa que ya no es tan joven, no es atractiva y esto le produce una crisis”.

En esa línea, González manifiesta que las dificultades emocionales se presentan en cualquier momento de la existencia del ser humano, pero es la sociedad la que se encarga de vincularla a una edad específica. “Un individuo a los 40 años puede sentir depresión, creer que su físico no es hermoso o por el contrario, puede llegar a hacer más actividad física y cuidar su aspecto para sentirse joven. Desde tiempos históricos se ha fijado en el imaginario social que verse permanentemente joven es lo correcto, cuando no es así. La vejez forma parte de nuestra vida. Lo importante es disfrutar sin presiones de cada etapa”.

Recalca que la 'crisis de los 40' es más frecuente en hombres, pero “a diferencia de los varones, las mujeres han demostrado socialmente tener más capacidad de resiliencia en relación con este tema. El porqué esto no ocurre en los hombres responde a la cultura machista, que limita al individuo hablar de sus emociones y aquellos que sí lo hacen suelen tener menos conflictos para lidiar con sentimientos negativos”.

En resumen, la crisis está asociada directamente a un aspecto sociocultural, más que a un factor psicológico, por eso es necesario mantener el autocuidado y desvincularse de los estigmas sociales.

La psicóloga indica que la “crisis de los 40” es más frecuente en hombres.
Un conversatorio virtual

Ciara Campos, CEO de 40tonas Radiantes, comparte que este 17 de septiembre se llevará a cabo el conversatorio 'Crisis de los 40', donde la psicóloga Carla Pino orientará a las mujeres de mediana edad, y dará mensajes alentadores para que continúen disfrutando del día a día sin preocuparse de los estigmas sociales.

“Pueden participar mujeres de 37 años en adelante, ya que esta crisis empieza desde antes de cumplir los 40 años. El evento se efectuará por Zoom y se transmitirá por Instagram Live a través de nuestra cuenta @40tonasradiantes. La idea es tener un conversatorio por mes con temas de interés ya que, es un nicho con muchos temas que abordar. Próximamente estaremos tratando el embarazo después de los 40, cuarentonas sin hijos por decisión propia, menopausia, amor y sexo después de los 40, entre otros”, puntualiza.

Campos sostiene que 40tonas Radiantes surgió luego de varios encuentros con allegados y algunas de sus preocupaciones cotidianas. “En las reuniones y salidas entre amigas siempre hablábamos de los amores, desilusiones, proyectos, achaques de vejez y noté que a pesar de que estamos en una edad de crecimiento profesional, y somos mujeres maduras, nos sentimos en algunos aspectos inconformes con lo que hemos vivido, con baja autoestima y con falta de amor propio”.

Asimismo, enfatiza que el objetivo de este proyecto es ayudar y orientar para vivir esta etapa lo mejor posible. “Lo que busco es que mis cuarentonas se sientan plenas, llenas de vida, con ganas de emprender, decididas, que sepan que a pesar de nuestra edad podemos seguir adelante y sacar esa juventud que tenemos en nuestro interior, para lograr los propósitos que aún nos quedan por cumplir. La edad no es un límite”, asegura.

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