Baryshnikov se adentra en la locura de Nijinsky

  • 10/05/2016 02:00
Dotado ‘de una gran determinación y espíritu de vanguardia', fue ‘el primer bailarín y coreógrafo moderno'

La visión siempre ‘original' y ‘fascinante' del maestro de escena Robert Wilson fue el factor clave para que Mijail Baryshnikov, uno de los grandes de la danza, aceptara ponerse en la piel del aún más célebre Vaslav Nijinsky en Letter to a man , un paseo por la ‘locura' del bailarín y coreógrafo ruso.

‘No es una pieza de danza, no hay coreografía en sí, pero tiene movimiento de principio a fin', dijo ayer Baryshnikov en rueda de prensa en Madrid, donde la obra se escenificará a partir de este jueves, en su estreno en España tras su presentación el verano pasado en la ciudad italiana de Spoleto.

Letter to a man se basa en el diario escrito por Nijinski en 1919, ‘momento álgido en su salida del mundo real y su entrada en la locura', y refleja ‘la lucha mental' contra la esquizofrenia ‘de un hombre extraordinario, su relación con Dios, con el arte y con su familia', explicó el bailarín y coreógrafo letón, de 68 años.

El título hace referencia a una carta que Nijinski (1890-1950) escribió, sin mencionar su nombre, a su examante y mentor Serguei Diaguilev, de quien se separó en medio de una gran polémica para casarse con la condesa húngara Romola de Pulszky, un ‘escándalo' que no forma parte de esta pieza poética y fragmentada.

‘Wilson pone mucha fe en el público', señaló Baryshnikov. ‘Su teatro no es tradicional, sino que corta la historia en pedazos y la ofrece al público para que cada uno cree su propia versión. Es una poética muy profunda y diferente a otros autores con los que he trabajado'.

Sobre sus vínculos con Nijinski, Baryshnikov destacó que con sólo 17 años, siendo un estudiante en Leningrado, bailó por primera vez una escena suya de Petrushka y que su fascinación hacia él creció con el tiempo. El creador de coreografías como Le sacré du printemps o L'après midi d'un faune fue para él un ‘adelantado a su tiempo'.

Dotado ‘de una gran determinación y espíritu de vanguardia', fue ‘el primer bailarín y coreógrafo moderno'.

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