Y el espíritu de Navidad?

Actualizado
  • 10/12/2008 01:00
Creado
  • 10/12/2008 01:00
PANAMÁ. Llega diciembre y entre las dificultades del tráfico, los compromisos personales, las fiestas de las empresas, la entrega de lo...

PANAMÁ. Llega diciembre y entre las dificultades del tráfico, los compromisos personales, las fiestas de las empresas, la entrega de los ahorros navideños, la afluencia de gente a los centros comerciales, reina el caos. Para colmo este mes se verifican las graduaciones, las primeras comuniones y confirmaciones. Todos parecen abocados a las compras, a los arreglos de la casa, etc, y el 24 cada uno tiene su cuota de estrés, endeudamiento y cansancio, que para rematar, hace perder de vista el sentido real de esta celebración.

La Navidad se ha convertido en un negocio lucrativo, no hay duda. Está en cada uno de nosotros el deber de rescatar su verdadero sentido, sin quebraderos de cabeza y los bolsillo vacíos. Veamos cómo lo hacen algunos panameños.

Para Inés, la mejor forma de recobrar este sentir es crear un ritual en la familia. “En casa el encendido de las velas de Adviento y explicar su significado, cada domingo, ayuda a entender la fe que compartimos. También a la hora de las compras, cada uno de mis hijos elige un regalo para donarlo y compartir con quienes lo necesitan”.

Las celebración de Adviento es un fiesta en casa de Dora, los vecinos y amigos, se reunen para compartir unos bocadillos y encender la corona. Ese, dice, es su aporte para despertar el espíritu de la Navidad entre sus allegados.

Susana espera hasta el día de las madres para arreglar su arbolito e invita a sus hijos a participar. “Mientras montamos el pesebre, espero crear recuerdos y grabar en su memoria y corazones la historia del niño que nació en Belén”.

Patricia y Abel, vienen de hogares donde no hubo abundancia, pero ellos la tienen hoy. Cada Navidad, salen a la calle a recorrer las Iglesias y en ese periplo, reparten unos platos preparados con la cena familiar. Sus hijos, los entregan y luego regresan a casa agradecidos por las bendiciones recibidas.

Un árbol cargado de adornos, de luces, de regalos que relegan el pesebre o nacimiento a un pequeño rincón de la casa, no es nada si tienes el alma vacía. La Navidad es una fiesta de solidaridad, es un encuentro con uno mismo, con familiares, y amigos, un acontecimiento cargado de significado que no se puede dejar perder. Festejar, comprar, está bien, pero con un presupuesto y sin olvidar que la espiritualidad está en cada uno de nosotros.

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