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Alaridos de emoción, risas y aplausos fueron la constante durante los 50 minutos de ‘Zick Zack Puff', una pieza de danza contemporánea para niños que se presentó ayer y tendrá dos funciones más hoy en el auditorio de la Escuela Internacional de Panamá (ISP).
Los tres personajes de fantasía, que convirtieron el escenario en su área de exploración y juego, visitan Panamá con compañía Mafalda, dentro del marco del Festival Internacional de Danza Contemporánea Prisma.
UNA COMPAÑÍA INUSUAL
Años atrás, Teresa Rotemberg, directora y coreógrafa argentina basada en Suiza y creadora de Mafalda, descubrió un espacio inusual por accidente: el de danza contemporánea para niños.
‘Pocas compañías hacen trabajos para niños', explica la coreógrafa. Cuando presentaron su propuesta al Festival Prisma les confirmaron que, en efecto, nunca antes habían recibido una para niños.
Durante 12 años, Rotemberg se enfocó en desarrollar piezas para adultos, hasta que empezó a aburrirse un poco. También estuvo involucrada en la dirección de teatro infantil y se le ocurrió que podía hacer lo mismo, pero desde un lenguaje más familiar para ella, la danza.
Así, realizó un primer experimento, una pieza corta con dos bailarines. Esta resultó tan popular que se planteó crear una más larga y con bailarines seleccionados cuidadosamente.
Durante el proceso de creación, organizó ensayos para niños y observó sus reacciones, para así entender sus focos de atención.
‘Es mucho más divertido, tienes un feedback directo', señala Rotemberg. Fue así como surgió Zick Zack Puff en 2013, la segunda pieza infantil de Mafalda.
UN ARTE SIN BARRERAS
Ayer, el show de la compañía estuvo dirigido a 300 estudiantes del ISP. Hoy, el público de pequeños será un poco distinto. Participarán alrededor de 700 niños de escuelas de San Miguelito en dos funciones. Tanto Rotemberg como Paz Begué, encargada de la producción de las giras de Mafalda por Latinoamérica, consideran que la danza para niños ofrece una experiencia universal. A través de Zick Zack Puff, no solo buscan despertar en ellos el amor por las artes escénicas, sino la creatividad. ‘Por eso utilizamos elementos muy simples', destaca Rotemberg. Por ejemplo, los distintos vestuarios contienen mucho papel, cinta scotch, globos coloridos o medias. Algunos se van destruyendo y recreando sobre las tablas frente al público. ‘Es incentivarlos a la fantasía, a la creación y la curiosidad', dice la directora. ‘Después le pueden agarrar las medias a la mamá y hacen un bicho'. Durante el proceso, Rotemberg descubrió además que su labor no conoce fronteras. Al presentarse en sitios como Suiza o Alemania, lugares con una mentalidad muy intelectual, y luego en Latinoamérica, la impresionó confirmar que los chicos reaccionaban del mismo modo. ‘En todas partes del mundo, se ríen de lo mismo. El idioma es internacional, la danza la entienden todos', subraya.
SERES QUE SE TRANSFORMAN
En las palabras de la coreógrafa Teresa Rotemberg, ‘Zick Zack Puff' es un mundo de seres que se van transformando y contagiando unos de otros, creando diferentes situaciones sin una cronología o historia en particular. ‘Todas las situaciones cotidianas que tienen los niños están ahí representadas y las reconocen', asegura la creadora de la compañia Mafalda, que se presentó por primera vez en Panamá dentro del marco del Festival Internacional de Danza Contemporánea Prisma.