Queridos papás

De decir cosas como ‘mami, te quiero’ o ‘papá, vamos a jugar’, los niños, apenas cruzan la barrera de la pubertad cambian a cosas como l...

De decir cosas como ‘mami, te quiero’ o ‘papá, vamos a jugar’, los niños, apenas cruzan la barrera de la pubertad cambian a cosas como las que expresa Nicolás: ‘mis padres me hartan y nunca me entienden’. Nicolás Araya, de 16 años, tiene una actitud de ‘no me importa’ con todo lo que pasa a su alrededor y en los últimos tiempos no lleva una relación muy amena con su familia. Su disputa más seria es con sus padres. Cree que se han vuelto ‘insoportables’ y lo molestan constantemente con cosas insignificantes.

Diversos estudios que analizan la situación de las familias concuerdan en una cosa respecto a la adolescencia: es un período de intenso desarrollo, no sólo físico, sino también ético, moral e intelectual. Por lo tanto, es comprensible que sea una etapa tumultuosa y confusa.

Está claro: cualquier pelao de 15 años siente que sus padres no lo entienden. Pero ¿qué les pasa a los padres? A la madre de Nicolás, Damaris de Araya, también le cuesta mucho entender y entenderse con él: ‘Está muy irritado, casi ni se le puede hablar’, dice.

¿Por qué aparecen estas actitudes? ¿Realmente hay motivos o es una rebeldía ocasional? ¿Tenemos justificación? La doctora en Psicología Gina Osorio explica: ‘los adolescentes sufren un debate entre varias tendencias contradictorias, desde la exaltación extrema hasta la indiferencia y el desgano’, dice la experta en adolescencia. Por eso y por la serie de cambios sufridos en esta etapa, muchas veces el adolescente genera comportamientos insólitos hacia sus padres.

CAMBIOS

Guillermo Muñoz cumplió 15 años de edad pero ya tiene barba y una voz grave, como la de una persona con diez años más. De un día para otro se miró en el espejo y no se reconoció: ‘fue de una, ni me di cuenta y ya me parecía a mi hermano mayor’.

Pasa. El cuerpo toma otras formas, aparecen pelos y la voz va de agudos a graves con la facilidad con que aparecen espinillas. Se trata de un componente que define la vida del adolescente en su presente y futuro: cambios repentinos y bruscos.

Estos son, según Osorio, ’cambios de dos tipos: físicos y psicológicos’. Los psicológicos son más pesados: ‘el adolescente quiere independencia y libertad, busca nuevas experiencias, pierde la confianza básica en la familia, se siente extraño y angustiado con el mundo’. Por eso los jóvenes tienen un comportamiento susceptible, arrogante y crítico.

INTENTAR

Jimena Segura tiene varias actividades al día. Algunos podrían pensar que son demasiadas para una chica de 17 años: la escuela, tenis y canto. Todo el día entre una cosa y otra hasta que al fin va a su casa en busca de un poco de descanso y paz. Sin embargo, no encuentra nada de lo que desea: ‘no puedo estar sola en mi cuarto porque mi papá se la pasa entrando’, dice.

Seguramente no la consuele, pero son muchos más los que se quejan por falta de privacidad, invasión a su espacio o curiosidad permanente de los padres, algo que se vivencia en eternas preguntas como ‘a dónde vas’, ‘de dónde vienes’ o ‘con quiénes sales’.

La noticia es que a los padres les pasa igual. ‘A veces los hijos jóvenes nos resultan desesperantes, y una ya nomás no sabe qué hacer con ellos porque nada les parece, de todo se quejan’, cuenta María Font. Como ella, la mayoría siente que necesita un manual con consejos sobre cómo acercarse a sus hijos.

Está claro que cuando se trata de convivencia entre adolescentes y padres hay controversia. Entonces, ¿nos la pasaremos peleando con nuestros padres? ¿Nunca nos entenderán? No si cada uno pone un poco de sí para evitar esas situaciones. Como dice Osorio, ‘lo primordial es respetar la intimidad, tanto la del adolescente como la de los padres’. Y las dos ‘por igual’, agregó. Y después da unos consejos para que el joven y la familia se integren. Uno fácil es ‘tener varias actividades, salidas y conversaciones cordiales’ con los padres. Eso ayuda a ‘valorarse el uno con el otro’. Convivir con un adolescente no es fácil, pero ser un adolescente es mucho menos fácil. Por suerte hoy en día podemos encontrar muchos consejos para ser un joven sin problemas de actitud, con unos padres comprensivos con mucho cariño para dar. Un adolescente feliz.

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