Hipersexualización, la fragilidad de una infancia precoz

Actualizado
  • 01/10/2019 23:04
Creado
  • 01/10/2019 23:04
Con la sexualización, se imponen patrones de la adultez a los niños, lo que supone un impacto psicológico y emocional intensificado con la presión que marcan los estereotipos a través de las redes sociales

Para Anastasia Knyazeva, de 7 años, y Eden Wood, de 14, la niñez, con inocencia, pareciera haber caducado. De Rusia y Estados Unidos, respectivamente, ambas comparten contenidos a través de sus comunidades en redes sociales, donde interactúan con casi dos millones de seguidores. Desde estos espacios, se dejan ver con rostros cargados de maquillaje, además de poses y atuendos que hablan de adultez.

Anastasia, cuyas cuentas en Instagram y Youtube son manejadas por su madre, representa una agencia de modelos infantiles y fue nombrada como la niña más hermosa del mundo en 2017. Es imagen de Chobi Kids, una firma conocida en su país, y en 2016 fue votada como la cara de Little Miss Aoki, una línea creada por la casa de lujo y moda Mischka Aoki.

Eden ha trabajado en diferentes productos televisivos, como actriz, y es conocida por su interpretación del papel de Darla en la cinta The Little Rascals Save the Day.

Lo interesante de ambas es que representan una realidad que se planta cada vez con mayor fuerza: la hipersexualización. ¿A quiénes les hablan estos niños y cómo impactan sus estereotipos? ¿Qué los lleva a asumir estos patrones?

Con las nuevas tecnologías y entornos donde la comunicación fluye de manera masiva, los mensajes que marcan estereotipos de lo que está bien visto o es aceptable, afectan la percepción infantil, en un escenario donde se atisba la falsa creencia de que el éxito está ligado a una imagen perfecta o, en el caso de los niños, a una imagen precoz y distorsionada.

Y es en estas plataformas donde se ha hecho cada vez más común ver a niños que, frente a la indiferencia de los adultos, adquieren patrones, actitudes y valores distantes de lo que corresponde según su edad.

En 2001, el Ministerio de Educación del Reino Unido gestionó la elaboración del 'Informe Bailey', un estudio llevado a cabo por Greg Bailey, primer director ejecutivo de Mother's Union, con el fin de investigar la hipersexualización de la infancia en ese país.

En el documento, el término fue definido como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”.

El informe condenó el uso y la sexualización de los niños, y en especial de las niñas, como medio para vender productos que van desde juegos, comidas, muñecas, ropa, hasta casas, autos, joyas, viajes.

Por otra parte, en 2007 la Asociación de Psicología Americana (APA) publicó un documento en el que denuncia la tendencia a sexualizar a los niños en las sociedades del siglo XXI.

La sexualización consiste, según un informe del Parlamento Europeo, “en un enfoque instrumental de la persona mediante la percepción de la misma como objeto sexual al margen de su dignidad y sus aspectos personales”. “La sexualización supone también la imposición de una sexualidad adulta a las niñas y los niños, que no están ni emocional, ni psicológica, ni físicamente preparados para ello”, se indica.

José Lasso, sociólogo, explica que existe una desorientación absoluta en la familia “que trastoca la posibilidad de que los niños vivan sus etapas elementales”.

“Las más afectadas son las niñas porque se crea en su imaginario la idea de que son mayores y de que tienen que vestirse igual a una mujer adulta, por ello van adquiriendo roles que no les corresponden”, dice.

“En los reinados de belleza, por ejemplo, se pierde la perspectiva en niñas muy pequeñas”, asegura.

Una realidad que tiene diferentes consecuencias. “Cuando los niños no viven sus etapas intentarán acceder a otros roles que no les corresponden. Si hay ausencia de educación sexual, podría haber embarazos precoces”.

El sociólogo enfatiza que “cada etapa implica el desarrollo de la madurez para adquirir visiones de interacción social, cooperación y socialización para desplegar sus cualidades en cada etapa. Al hipersexualizar, acabamos con estas etapas y con la posibilidad de tener adultos responsables, con salud mental y con una interacción correcta con el entorno”.

En todas estas dinámicas el papel de los medios sigue sumando y presionando como un dedo en la yaga. Ya en 2010, el número 913 de la revista Vogue París Cadeaux (diciembre 2010/enero 2011) causó gran polémica luego de ofrecer una publicación con niñas cargadas de maquillaje y con poses de seducción.

En aquel entonces, The New York Times afirmaba que las niñas no sobrepasaban los siete años.

“Thylane, Lea y Prune visten prendas de Versace, Lanvin, Yves Saint Laurent cortadas a su medida y lucen collares de Bulgari, Boucheron y Van Cleef& Arpels. Algunas llevan zapatos de tacón de aguja de las firmas Balmain y Christian Louboutin. La edición se agotó”, recogía La Vanguardia.

Y es que las pequeñas lucían atuendos despampanantes, maquillajes llamativos, tacones, collares y demás accesorios, típicos de una 'femme fatale'.

Arantza Francés, directora de KTS Models, afirmaba, para la misma publicación del medio español, que “habría que encontrar el justo equilibrio entre el interés de los creativos publicitarios en llamar la atención del consumidor y el de los niños modelo. Como directora de una agencia de modelos y madre de cinco hijos, creo que el respeto, el sentido común y el cariño hacia los niños modelo deben prevalecer”.

Dimas Villarreal, terapeuta infantil, añade que el entorno es el factor determinante en la hipersexualización.

“Durante los primeros años se construye la personalidad del individuo. Hay casos de hipersexualización en los que estos niños adoptan conductas aprendidas del entorno familiar”, acota.

La vigilancia y enseñanza de los padres es primordial. “Antes de los 12 o 13 años, un niño tiene que ser niño; luego pasa a ser un preadolescente y debe tener una vestimenta acorde con su edad”, comenta; para ello, los padres deben señalar las pautas y darles seguimiento sin titubeos.

Un niño hipersexualizado maneja un lenguaje verbal y no verbal “que expresa sensualidad”, dice el psicólogo.

Una de las consecuencias es que los niños busquen compartir el tiempo con otros de mayor edad. “Se aburren rápido y quieren juegos más adultos; están atentos a las redes sociales, quieren imitar a los artistas y en sus habilidades sociales pueden tener ciertas dificultades”.

De acuerdo con el psicólogo, estos niños también pueden sobresalir en el entorno escolar, convirtiéndose en figuras que algunos quieren modelar, “Al lucir con más madurez, por su vestimenta, por ejemplo, pueden ganar la admiración de algunos compañeros que incluso quieran imitarles”.

Redes sociales

Aunque la hipersexualización se alimenta de fuentes diversas como la publicidad, la industria de la moda, las series y programas televisivos, y los videos sugerentes, actualmente las redes sociales desempeñan un papel protagónico.

Para Villarreal, los padres deben restringir el uso de estos canales de comunicación s a una edad coherente.

Para Facebook e Instagram, la edad mínima es de 13 años, aunque, en algunos casos, son los padres quienes abren y gestionan las cuentas de los niños.

Si se trata de niños que incursionan en el ámbito artístico, el especialista explica que “la fábrica del medio trata de hacerlos adultos, por lo que los profesionales de la salud mental deben darles acompañamiento”.

“A estos chicos se les debe aclarar que hay un mundo del espectáculo y uno infantil”, donde no hay maquillaje ni atuendos fuera de lugar, con el objetivo de que distingan correctamente lo real de lo ficticio.

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