La representación de la locura en la historia del arte

Actualizado
  • 11/02/2021 00:00
Creado
  • 11/02/2021 00:00
Es posible que la proximidad entre la locura y la representación se deba al intento de los artistas por hacer visible el dolor que, no siendo físico, se capta y se inmortaliza a través de los pinceles. El interés de este artículo es hacer un pequeño recuento de cómo la historia del arte se ha aproximado a la representación de las enfermedades mentales
En 'La extracción de la piedra de la locura', de El Bosco, realizada entre 1475 y 1480, aborda el tema de la locura pero mostrándonos la práctica de la trepanación.

A lo largo de la historia del arte se ha mantenido un interés constante por aproximarse al mundo de las enfermedades mentales y su representación. Abordar este tema de una manera global no es tarea sencilla, porque habría que incluir referencias y estudios realizados por la medicina psiquiátrica. Sin embargo, el interés de este artículo es solamente hacer un pequeño recuento de cómo la historia del arte se ha acercado a la representación de estos padecimientos a través del tiempo.

Los primeros en abordar este tema lo hacen, seguramente, por la necesidad de entender el asombro que estas dolencias producían en sus diferentes contextos. ¿Qué es lo que hace a un hombre perder la razón? ¿Qué pasa con estos seres que, en ocasiones, parecen captar una realidad más allá de nuestro mundo conocido?

La locura ha pasado por diferentes fases antes de ser diagnosticada como una enfermedad y ha sabido capturar la imaginación de artistas de diferentes disciplinas aunque, en este momento, solo nos vamos a fijar en la representación pictórica en un período.

Grecia

Para iniciar nuestro recorrido, tendremos que hacer referencia obligatoria al mundo de la Antigua Grecia. Los griegos subestimaban el mundo de la sensibilidad y las emociones, considerando que se alejaban del ideal clásico y sus preceptos de armonía, contención y mesura.

Nada estaba más lejos de aquella concepción idealizada que remitía a la perfección y a la representación de los grandes valores universales como las emociones. La locura, era pues, un desvío de la norma y, por ende, de la razón.

Los griegos distinguían entre locura humana y divina, diferenciando la que se debía a causas propiamente físicas de aquella que se originaba por dolencias del alma. También consideraban como locura el asesinato, por su carácter irracional. Así queda reflejada en una representación hecha en cerámica conocida como 'La locura de Heracles'.

Ya en el siglo IV a.C. Hipócrates consideró que las enfermedades mentales tenían un origen físico aunque no fue hasta el siglo XIX cuando se desarrolló la psiquiatría como ciencia.

Al final de la Edad Media y principios del Renacimiento se creía que la locura era consecuencia o de hechos sobrenaturales o demoniacos, se pensaba que era el resultado de castigo divino por los pecados del hombre.

'La muerte de la virgen', Caravaggio (1604 y 1606). Una obra que ocasionó escándalo y fuertes cuestionamientos en su época.

Era común que se asociase a prácticas paranormales como la brujería. Con la llegada del cristianismo fue considerada sinónimo de pecado, volviendo a su significado etimológico que refiere a la desviación del camino recto.

En 'La extracción de la piedra de la locura', de El Bosco, realizada entre el 1475 y 1480, se aborda el tema de la locura pero mostrándonos la práctica de la trepanación, considerada frecuente en la Edad Media, ya que se creía que la demencia era causada por una obstrucción en el cerebro provocada por la acumulación de piedras.

Se representa una improvisada operación quirúrgica que consistía en la extirpación de una piedra que causaba la demencia en el hombre. Se pensaba erróneamente que las personas con padecimientos mentales tenían una piedra en la cabeza.

La trepanación se ha practicado desde el neolítico, no siempre por razones médicas, sino también por otras de talante supersticioso o místico. Pero también hay evidencias de culturas en América, como por ejemplo los Incas o Aztecas, que han utilizado esta práctica para eliminar residuos, en los cráneos, por ejemplo de armas.

Otro de los grandes exponentes de la comunión con estados exaltados de la mente es el caso de Caravaggio, considerado un artista “privado de buen juicio”, en su tiempo.

Así, en su representación de 'La muerte de la virgen' utiliza una prostituta como modelo para la imagen de la virgen, generando un escándalo y fuertes cuestionamientos en su época. Introduce de este modo la vulgaridad en las temáticas religiosas, lo cual fue considerado fruto de una mente perversa y depravada.

Es bien sabido que Caravaggio se encontró envuelto en peleas y situaciones problemáticas que lo llevaron a quedar prófugo de la justicia, hasta el punto en que las autoridades de Roma ofrecieron recompensa por su cabeza.

Neoclasicismo

Damos un salto de un siglo y nos vamos a encontrar con el español Francisco de Goya y sus monstruos.

En el Neoclasicismo podemos observar el aguafuerte 'El sueño de la razón produce monstruos', de 1799, que plantea el conflicto entre la razón, imperante en la Ilustración, y las supersticiones que promovía la sociedad del Antiguo Régimen.

Según su narración en esta obra, las sombras se vuelven monstruos que atentan contra la razón y cuya esperanza la constituye Minerva, diosa de la sabiduría, que aparece representada como la lechuza en el centro de la composición. La psiquiatría se va abriendo espacio en el terreno de la ciencia, indagando cada vez más en el entorno social y cultural de cada época.

Años más tarde, Géricault realizó entre 1821 y 1824, una serie de pinturas con modelos de locos o maníacos, tomando de lo natural y representados a través de esta serie pretendía mostrar la fisonomía de la locura en sus diferentes estados.

Otro ícono fundamental a la hora de hacer un recuento de la demencia en la historia del arte es Eduard Munch y su famoso 'Grito', pintado en 1893.

Se cree que el auge de estos retratos está relacionado con avances científicos de la fisionomía de Llabatier, que proponen que el rostro en su conformación puede evidenciar muestras de las distintas afectaciones psíquicas.

No nos podemos olvidar en este recuento del que tal vez sea el hombre sin cordura más famoso de la historia del arte. Nos referimos a Vincent Van Gogh.

Incontables son las veces en las que se ha hecho referencia a su episodio de corte del lóbulo de la oreja u otras tantas anécdotas de su transitar por este mundo en el que encontró el modo de hacerse un espacio a través de la pintura.

Vamos a tratar de aclarar algunos aspectos referentes al famoso y desafortunado evento del corte del lóbulo de la oreja y su consecuente autorretrato.

Van Gogh invita a Paul Gauguin a pasar unos días con él en su casa. Con el paso de las semanas, la convivencia de los dos artistas empeora y pasados casi dos meses, tuvieron una pelea que dio origen a una de las explicaciones que se han dado acerca de la pérdida de la oreja izquierda del artista. Gauguin en sus memorias, señala que Van Gogh le amenazó y persiguió con una navaja y que por la noche el holandés se automutiló el lóbulo de la oreja izquierda. A continuación, Van Gogh habría envuelto el lóbulo en un paño y se habría dirigido a un burdel de Arlés, donde lo obsequió a una prostituta. A la mañana siguiente, la policía lo encontró inconsciente en su casa, y fue trasladado al hospital de Arles.

Al regresar a su casa, Van Gogh pintó el Autorretrato con oreja vendada, mostrando toda la parte derecha de la cabeza con una venda. Pasadas cuatro semanas volvió a ser ingresado ya que presentaba síntomas de manía persecutoria, se imaginaba que lo querían envenenar y comenzó a tener delirios persecutorios de tal índole que no volvió a salir del hospital, donde ocurrió su trágica muerte.

Por último y para terminar este austero recorrido, nos vamos a referir a otro ícono fundamental a la hora de hacer un recuento de la demencia en la historia del arte. Se trata de Eduard Munch y su famoso 'Grito' pintado en 1893.

La presencia de la muerte y la enfermedad serán dos temas centrales en su obra. Él mismo considera ambos factores como importantes en el desarrollo de su obra y de su personalidad: “Sin el miedo y la enfermedad mi vida sería como un bote sin remos”.

Nos confronta con el miedo y la soledad del ser humano en una naturaleza que no consuela, sino que recoge el grito y lo arrastra por la amplia ensenada hasta el cielo teñido de sangre. Se trata de una pesadilla alucinante, es casi la representación de la histeria.

Es posible que esta proximidad entre la locura y la representación se deba al intento de los artistas por hacer visible el dolor que, no siendo físico, se capta y se inmortaliza a través de los pinceles de incontables maestros.

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