Romper el canon: Historia del arte sin hombres

Actualizado
  • 17/09/2023 00:00
Creado
  • 17/09/2023 00:00
El libro cuestiona la definición de arte moderno al incluir la participación de las mujeres artistas como un componente fundamental
Portada del libro Historia del arte sin hombres.

A veces cae en el paisaje un relámpago que ilumina el horizonte. Esto es, precisamente, lo que he visto al leer el libro de la historiadora del arte, locutora y comisaria británica Katy Hessel, Historia del arte sin hombres (2022). Si E. H. Gombrich, con su Historia del Arte (1950), ha ocupado prácticamente el privilegio de ser el libro de referencia sobre el arte occidental, este libro de Hessel, después de tantas décadas de detentar aquel libro este privilegio sobre nuestra mirada del arte, ofrece de forma coherente, leíble y bien documentada la historia del arte a través de las mujeres.

Han sido bastante aburridos (y abusadores como todo poder que pretende eternizarse) quienes han detentado el poder por tantos años y décadas, en este caso, sobre la historia del arte a través de los hombres occidentales, blancos, y conectados con los centros de arte, que legitiman este poder, pues han condicionado y lanzado al olvido e invisibilizado al otro género de la especie humana: las mujeres.

Y con esta invisibilización también han borrado a las más débiles de esta cadena, como las mujeres negras e indígenas, a las mujeres de abajo, a las mujeres no occidentales con sus tradiciones artísticas, llamadas folklóricas y artesanales, con sus edredones y tejidos, donde aparece, entre otras artistas latinoamericanas y caribeñas, la chilena Cecilia Vicuña, la artista de la india Mrinalini Mukherrjee y el grupo de mujeres negras, “en su mayoría descendientes de antiguos esclavos”, las Gee's Bend Quiltmakers.

El libro de Gombrich, como dice Hessel, solo incluye a una mujer en su “décimo sexta edición”. La autora, sin embargo, en una frase generosa, afirma que es un libro “maravilloso”, y creo saber por qué lo dice, pues nos ofrece una mirada ordenada y global del arte, una mirada que, si bien es occidental y eurocéntrica, permite crear un canon sobre el cual levantar un discurso sobre el arte.

Sobre este terreno creado, entonces, Hessel direcciona la posición de su artillería pesada (no por casualidad utiliza el concepto de “ruptura”, de “progreso”, de viejas resonancias vanguardistas que, como se sabe, provienen del arte de la guerra), sobre el mismo camino ya conquistado por la narrativa masculina, y nos dice lo siguiente: “Aunque he agrupado a las artistas dentro de los movimientos establecidos (por motivos de claridad), soy muy consciente de que las artistas no son productos divisibles por categorías, sino individuos con vidas y carreras variadas que encabezaron cambios claves en los distintos estilos”.

Y ciertamente, dentro de esta estrategia narrativa, donde escoge los períodos y movimientos ya establecidos (impresionimo, surrealismo, expresionismo abstracto, muralismo mexicano, modernismo brasileño, etc.) va lanzando a sus artistas que van dinamitando todo el campo construido del arte, levantado como si fuese algo natural y ahistórico, destinado a permanecer así bajo el dominio masculino ad eternum.

A esto ella le llama “romper el canon”, concepto que, según el diccionario de la Lengua Española, significa “Catálogo de autores u obras de un género de la literatura o el pensamiento tenidos por modélicos”. El libro, entonces, para cumplir su propósito se divide en cinco capítulos, a partir del renacimiento, en Italia, Bolonia, y vemos cómo las artistas, como Plautilla Nelli (1524-88), eran hijas de pintores o de familias acomodadas que, sin embargo, no tenían acceso a modelos reales sobre el cual estudiar el cuerpo humano.

Esta dificultad no solo la tenían las europeas, sino también las nacidas en este continente después de siglos y, en este sentido, valga la pena recordar aquí el libro editado por la panameña, Mónica Kupfer, Mujeres en las artes de Panamá en el siglo XX (2011), que es una verdadera joya bibliográfica - resulta curioso que esta historia del arte comienza justamente con una pintora de origen italiano, Ida Belli (1866-1918), en David, Chiriquí - porque también permitió crear, romper y ampliar el canon de las artes en el país a través de las mujeres. Y, en efecto, en la introducción del texto sobre Las Mujeres en la artes plásticas de Panamá en el siglo XX, Kupfer y Picardi identifican el paradigma patriarcal con respecto al arte, pues las mujeres artistas deberían solo permanecer en el área privada sin ambiciones profesionales con temas reservadas para ellas, y lo que precisamente muestra Hessel es que, desde el Renacimiento, hubo también artistas mujeres que le dedicaron sus esfuerzos a grandes temas bíblicos o literarios, ganaban dinero con sus pinturas y mantenían a sus familias.

Resulta notable, en este aspecto, la trayectoria de Artemisia Gentileschi (1593- c. 1653), ubicada en el barroco, quien fue violada en el mismo taller de su padre por un “artista amigo” de él, y ella se sobrepuso a la propia tortura del tribunal, que llevó su caso hasta condenar al culpable, pero este evitó el castigo por la protección papal, y, sin embargo, todo esto no la detuvo para realizar una carrera notable, profesional, donde llegó, incluso, a dar otra versión de Caravaggio de Judit, decidida, musculosa y segura, matando a Holofernes.

En el capítulo segundo, la autora pregunta “Pero ¿qué hace que el arte sea moderno?” Y después de preguntarse si es “la ruptura del pasado, la erradicación de jerarquías, la líneas rotas en un lienzo, las escenas de temas cotidianos en la sociedad moderna”, afirma que también “es la participación de las mujeres artistas”. A partir de este punto vemos desplegarse todo un mundo desconocido, un relámpago que ilumina el paisaje, y ya no somos los mismos al terminar de leer este libro que está bien concebido y planteado, bien escrito y analizado.

Es un libro que nos lleva de la mano por lo mejor del pensamiento contemporáneo sobre el arte y el mundo en que vivimos, porque la autora no le teme a las preguntas necesarias como “¿En que situación se encuentra el mundo en la década de 2020 y cuál es el papel del arte y del artista? “ donde parte de saber dónde estamos. Y en el libro encontramos su respuesta.

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