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Secretario de Asale: 'El desdoblamiento de los géneros es un asunto antinatural con la lengua'
- 03/12/2022 00:00

“La pandemia sin duda ha marcado un hito en la vida contemporánea y en el desarrollo de la lengua. Se han incorporado nuevas maneras de entender realidades; eso habla de un enriquecimiento y elementos nuevos que la lengua empieza a asimilar”, así lo ha planteado Francisco Javier Pérez, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), quien nos recibe desde Madrid para ahondar sobre el contexto comunicacional del español, su impacto sociocultural e influencia en la academia.
Como representante de Asale, el académico venezolano analiza las repercusiones del lenguaje inclusivo, las nuevas definiciones, los desafíos de la modernidad y el puente con los canales tecnológicos. Se trata de “cómo hacer que el español se aplique cada vez más en el lenguaje de la ciencia y la tecnología. Con lo último que está pasando en el mundo, se ha avanzado mucho en la medida en que todos los países que nos congregamos bajo el rótulo de hijos de la hispanidad, hemos avanzado en esta idea de crear nuevas maneras de expresarnos”.
La lengua española tiene una condición, ser unitaria y diversa al mismo tiempo, y la asociación lo que quiere es preservar esa naturaleza. El idioma español al que me refiero lo hablan hoy casi 600 millones de personas, tanto nativos de la lengua española como los que han aprendido español; esta lengua nos permite movernos con libertad desde cualquier parte de las grafías de la lengua española sin que, más allá de algún tropiezo léxico o alguna diferencia de entonación, pudiera alterar la comprensión de lo que estamos diciendo. Eso te habla de un idioma que es unitario, que es uniforme, pero al mismo tiempo una lengua que está perfectamente enriquecida con elementos como léxico y pronunciación, es decir, la lengua española tiene una serie de maneras de decir las cosas que si bien no impiden que otros nos entiendan, hace que la lengua permanentemente esté cambiando y enriqueciéndose con nuevas voces y nuevas frases. La pandemia ha marcado un hito en la vida contemporánea, también en el desarrollo de la lengua. Se han incorporado nuevas maneras de entender realidades, eso habla de por sí de un enriquecimiento y elementos nuevos que la lengua empieza a asimilar. En las academias y países que hablan español, se ha hecho una evaluación muy compleja de cuáles son esos elementos perturbadores y al mismo tiempo enriquecedores, que son producto de la pandemia, de las redes sociales o de las tecnologías y de la comunicación. La lengua siempre funciona y crece, gracias a sus deterioros, es decir, solemos creer que la lengua es estable, es inmutable, que es siempre perfecta, pero resulta que la perfección de la lengua es esa capacidad preciosa que tiene de adaptarse a los cambios de incorporar las nuevas voces. Estoy fascinado con los recursos de nuestra lengua para hacerla moderna día a día sin que eso nos impida, por ejemplo, leer un libro escrito hace tres siglos. Esa condición maravillosa del español de ser unitario y diverso es la que lo preserva y también le da insumos y fuerzas para progresar.
El límite siempre es el uso (del lenguaje). Cuando digo uso, me refiero a lo que los hablantes del español prestigiamos como las mejores maneras de hablar, que nos sirven para expresar lo que queremos decir de las cosas. El concepto de uso es nuestro límite, que puede parecer muy etéreo, pero en una lengua que hablan 600 millones de personas. El uso se vuelve la adaptabilidad que tiene la lengua a la vida, pero en la medida en que hablamos, rechazamos o aceptamos diferentes usos. Hay formas (de hablar) que aparecen de repente en un momento dado, pero al poco tiempo caducan, y otras que se mantienen permanentemente, entonces ese es el límite. Las academias, los lingüistas, los profesores no dictaminan el (buen) uso, porque el uso realmente es lo que todo el mundo, cada uno de nosotros, construye día a día cuando hablamos en la calle, cuando hablamos con los amigos, cuando estamos en nuestra casa, cuando leemos periódicos, el uso se va enriqueciendo, amoldando, fraguando... esas maneras no las inventa una persona, simplemente las asumimos todos los usuarios de la lengua.
Efectivamente, el español es la segunda lengua madre más hablada en el mundo, porque el inglés está claro que se habla en muchos otros países, pero como una lengua aprendida. Tú has dado en el clavo: el gran asunto hoy es cómo hacer que el español se aplique cada vez más en el lenguaje de la ciencia y la tecnología. Con lo último que está pasando en el mundo, se ha avanzado mucho en la medida en que todos los países que nos congregamos bajo el rótulo de hijos de la hispanidad, avanzamos en esta idea de crear nuevas maneras de expresarnos, en la medida en que también estamos creando nuevas tecnologías. En la medida en que nuestra tecnología que viene de la cultura hispánica se solidifique, iremos creando nuestros propios modos hispánicos de decir y de rotular todo. La batalla no es fácil porque, como sabemos, el grueso de la tecnología viene de la cultura anglosajona, pero nosotros como personas, científicos o creadores del mundo hispano podemos lingüísticamente hispanizar.
Bello era un autor del siglo XIX que estaba preocupado. Los estudiosos del lenguaje estaban muy preocupados porque veían el deterioro del español y la transformación abrupta de la lengua, y frente a eso proponían maneras de contener ese deterioro y surgió una especie terrible, que es el casticismo, creer que había una sola manera de decir, que era como se hablaba en España. Por supuesto, esto no es posible, porque primero, y ese es uno de los otros caballos teóricos de batalla de la Asociación de Academias: el panhispanismo lingüístico, es decir, no existe una manera correcta de hablar español, existen maneras, en plural, correctas de hablar la lengua. El idioma no tiene un único centro de poder lingüístico de donde se irradian las pautas para concebir la lengua, al contrario, el español es una lengua policéntrica, es decir, tiene diversos centros de gestación desde donde se producen modos nuevos de todo tipo. Andrés Bello estaba inmerso dentro de este ámbito que comentábamos, pero considero que no fue el más purista del siglo XIX, Bello fue el padre de la democracia de la lengua.
La Academia Norteamericana de la Lengua Española es una de las academias que pertenece a nuestra asociación, es una academia que está haciendo enormes esfuerzos en Estados Unidos por hacer que el crecimiento del español en Estados Unidos sea cada vez más intenso, más coherente. Según el Observatorio de Cervantes en Harvard, hoy hablan español en Estados Unidos 53 millones de personas. Según los pronósticos que ha hecho el Instituto Cervantes, aquí en Madrid a mediados de este siglo serán aproximadamente unos 80 o 100 millones de hablantes en Estados Unidos, así que se va a convertir en el segundo país con más hispanohablantes después de México. Eso te indica que es una lengua que por su natural desarrollo va a ir haciéndose una lengua que va a quedar instalada.
Este es un tema del momento. Es un tema que tiene un elemento político muy fuerte y un elemento ideológico muy activo que es el ofrecer visibilidad al elemento femenino dentro de la lengua; yo por supuesto estoy muy de acuerdo con lo que plantea Santiago Muñoz Machado y también lo que han planteado muchísimos estudiosos, lingüistas y académicos. Sobre el desdoblamiento de los géneros: es un asunto antinatural con la lengua, es decir, no podemos hablar permanentemente desdoblando todo en masculino y en femenino para intentar con ello darle visibilidad a lo femenino frente a lo masculino, porque la lengua no funciona así, la lengua no solo es económica o sea la lengua es dinámica, expresiva y todos ellos son elementos que cortan la expresividad, que frenan la naturalidad con la que hablamos. Hay que recordar que en español hay un elemento gramatical, que es el masculino inclusivo, es decir, que no siempre lo masculino está excluyendo lo femenino, sino que hay un masculino genéricamente inclusivo que abarca todo. Por otra parte, algo que está en la gramática más que demostrado es que aunque se llame género, cuando se usa género en gramática se habla de no un género como un género sexual como un elemento gramaticalmente puro, como se dice en general, masculino o femenino. Eso se ha querido implantar como un asunto reivindicativo, cuando en el fondo la reivindicación de la mujer y de cualquier elemento social tiene que hacerse en la sociedad, en la calle, en la vida privada. No es un asunto de un eslogan, es simplemente lograr que haya una auténtica y profunda equidad entre todas las personas que constituyen una sociedad, sean hombres o mujeres, sean blancos, sean negros, sean lo que sea, porque el asunto de la exclusión no solamente es la conclusión hacia lo femenino, es que es la exclusión hacia razas o personas que tienen una orientación sexual, es decir, hay muchas exclusiones entre las sociedades. Esto se resuelve poniéndole corazón a lo que hacemos, se resuelve entendiendo que todos somos iguales y que no nos distingue el color de la piel, no nos distingue el sexo, simplemente nos afianza el respeto hacia los otros.