Cuando el sexo se vuelve rutina

PSICÓLOGA EN LÍNEA. Hoy, trataremos un tema difícil de abordar y ser confesado por muchas mujeres y que constituye una verdadera pesadi...

PSICÓLOGA EN LÍNEA

Hoy, trataremos un tema difícil de abordar y ser confesado por muchas mujeres y que constituye una verdadera pesadilla diaria en su diálogo interior.

Muchas mujeres piensan que entregarse a su hombre significa un compromiso de papeles y lo hacen más por deber que por placer, para complacer al macho en la cama y algunas hasta se desviven por inventar las mil y unas maravillas para lograrlo con éxito, convirtiéndose en una verdaderas y adorables expertas en el sexo.

Una vez pasado el acto sexual de entrega a su pareja queda arrumbada a su suerte. No hay un ‘gracias mi amor’ o un ‘te quiero’. Al día siguiente, ambos vuelven a la rutina de siempre como dos extraños. Esto provoca desgano emocional y anímico en la mujer y un alejamiento que se hace más grave.

No son cortejadas, mimadas, seducidas. El acto sexual se convierte en un quehacer más entre ambos, reducido a solo momentos de eufórico calor erótico.

El amor es algo más que una faceta momentánea de mutua excitación. A la mujer no se le llega por el sexo, a la mujer se le llega por el alma si se quiere que su cuerpo reaccione con un estado de ánimo de ternura máxima tan esperado por los dos. Esto no es cosa de cumplir con una ‘obligación femenina’.

Una vez satisfecho su pareja, la mujer escucha de él ‘muévete para allá, quiero dormir’. ¡Por Dios! Hasta con empujones tiene la pobre que llegar a resignarse hasta el otro extremo de la cama. Y qué le queda: abrazar a la almohada, su eterna compañera. Algunas hasta lloran. Y, el flamante marido se duerme enseguida tan a gusto y ronca como un bendito.

Mujer, ¿qué te pasa? No permitas tales atropellos en contra de tu dignidad, ni que sea tu propio esposo o el padre de tus hijos quien te tome como un burdo objeto sexual, o una ‘cosa’ que se toma y se posee, cuando lo necesita, o se le antoja o cuando le de la gana.

Es a ti mujer a quien le corresponde cultivar y preservar dentro de su hogar honrar la cultura sexual, los sentimientos de moral y buen juicio en la cama. No le perteneces a nadie. Te perteneces a ti. Y cuando se lo demuestres a tu marido de seguro lograrás sentirte mejor.

Te sentirás mejor cuando te sientas protegida por él. No te quedes callada. No temas. Hablando con él de seguro te escuchará y te complacerá. Inténtalo y verás…

PSICÓLOGA CLÍNICA Y SEXÓLOGA

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