- 25/11/2022 00:00

Aunque organizaciones, autoridades y estatutos gubernamentales siguen intentando erradicar la violencia de género, disminuir los índices de abuso es un reto pendiente para los países.
Según las estadísticas de ONU Mujeres, una de cada tres mujeres ha sufrido de violencia física o sexual por parte de su pareja, o abuso sexual por alguien que no es su pareja.
A pesar de que es más usual que este tipo de fenómenos sucedan dentro de las relaciones amorosas, la agresión y el maltrato hacia las mujeres están presentes y normalizados en diferentes aristas de las relaciones interpersonales: amistades, vínculos familiares e incluso relaciones laborales se ven afectados por comentarios o acciones que pueden poner en juego la integridad de mujeres, adolescentes y niñas.
“En la mayoría de los casos, las mujeres no se dan cuenta de que están viviendo algún tipo de violencia, entonces cuando se les aborda por otros problemas, nos percatamos de que hay un trasfondo de violencia”, comentó Ana Teresa Guillén González, abogada penal de FundaMorgan, a La Estrella de Panamá.

Y es que el abuso y la violencia doméstica empiezan por comportamientos basados en el machismo que en un inicio parecen ser inofensivos, pero luego van en aumento.
Hasta ahora, 14,971 son los casos reportados por violencia doméstica, 19 por feminicidios, 15 por feminicidio tentativo y 18 por muerte violenta en Panamá, según las cifras del Ministerio Público que abarcan las denuncias desde enero hasta octubre de 2022.
En contexto con los índices de violencia en Panamá y en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, FundaMorgan, la Asociación Panameña para el Planeamiento de la Familia (Aplafa) y la fundación Espacio Creativo se unieron en la exposición 'Enciende la luz' , desde este 24 de noviembre, con una exposición fotográfica que busca despertar el interés de la población sobre los abusos que viven miles de mujeres panameñas a diario.

Con cinco fotografías que relatan historias reales, las personas que se acerquen podrán conocer más sobre cómo se vive la violencia a la mujer desde las voces de sus víctimas.
'Enciende la luz' estará disponible al público hasta el 10 de diciembre de este año en la línea 2 de la estación de Metro de San Miguelito.
“El objetivo de esta campaña es alejarse de las formas tradicionales de cómo se sensibiliza sobre la violencia, al mostrar situaciones cotidianas que pueden parecer 'normales', con la finalidad de iniciar una conversación que permita poner en cuestión roles y estereotipos, mandatos u obligaciones, que pueden ser el caldo de cultivo para la discriminación y la violencia, en particular aquella que afecta a las niñas, adolescentes y mujeres”, analizó Jennifer Delgado, directora ejecutiva de Aplafa.

La violencia contra la mujer es aquella que es ejercida como consecuencia de la discriminación que sufren, tanto en leyes como en acciones, así como la persistencia de la desigualdad de género.
Según expertos, este tipo de abuso puede darse de diversas maneras, no solamente como maltrato sexual o físico, siendo la violencia económica una de las más comunes.
Esta consiste en la dependencia económica de otra persona lo que impide a las víctimas tener acceso a bienes y servicios, oportunidades e ingresos propios, manteniendo el control total de sus recursos financieros, detonando también otro tipo de maltrato como el psicológico o físico.
“La dependencia económica es uno de los principales obstáculos que enfrentan las mujeres que experimentan violencia doméstica para poder atreverse a dejar a sus parejas y salir adelante. Esa dependencia económica puede ser porque él le pidió que se quedara en casa con los hijos, o sea, él mismo no quiso que ella trabajara, o fue como una decisión que en aquel momento se tomó. Luego ellas dicen: '¿Para qué voy a denunciar?', lo primero que piensan es dónde van a dormir sus hijos o qué van a comer mañana si se alejan de esta persona”, explicó a este medio Marina Pérez, directora ejecutiva de FundaMorgan.
En cuanto a esto, el artículo 214-A de la Ley 82 de 2013 precisa que cualquier persona que cometa violencia económica contra la mujer será sancionado con una pena de cinco a ocho años de cárcel.
Las conductas penalizadas incluyen las siguientes: limitación de la disposición de bienes o derechos patrimoniales; destrucción de documentos justificativos de dominio o de identificación personal o bienes, objetos personales o instrumentos de trabajo que le sean indispensables para ejecutar sus actividades económicas y obligar a mujeres a la suscripción de documentos que restrinjan su patrimonio o lo pongan en riesgo.
La violencia contra la mujer también es medible. El violentómetro es una herramienta que clasifica la manifestación de conductas de pareja que pueden ser violentas. Este se divide en tres etapas de la violencia: la primera es la de advertencia, la segunda es indicando que es necesario actuar, y la tercera es cuando la víctima necesita ayuda externa para salir de la situación de maltrato.
Las conductas en el violentómetro pueden variar desde bromas hirientes, intento de control y humillaciones, siendo estas las menos graves, hasta agresiones físicas, amenazas de muerte y la violación sexual, los comportamientos más graves que pueden llegar a resultar en un feminicidio.
Es importante que en este tipo de situaciones las víctimas de abuso cuenten con apoyo de sus familiares, y tengan círculos donde puedan exteriorizar este tipo de problemas para recurrir a ayuda profesional de las autoridades pertinentes.
Creer en las declaraciones de las víctimas y no enjuiciar sus vivencias son los aspectos más importantes para ser un ente de respaldo para las mujeres que sufren de violencia en sus hogares.