El Quindío, corazón turístico del eje cafetero de Colombia

Actualizado
  • 05/02/2022 00:00
Creado
  • 05/02/2022 00:00
El principal motivo para visitar este departamento es conocer, de primera mano, la producción del café. Hay todo tipo de plantaciones, pero las que se suelen visitar son las de trabajo familiar. También estuvimos por dos ciudades turísticas, Salento y Filandia donde conocimos un poco de historia, cultura y grandes atractivos turísticos
La comunidad de Salento está ubicada en un valle a unos 1900 metros de altitud y rodeado de montañas con un clima frío.

El Quindío, es uno de los 32 departamentos que conforman la República de Colombia. Su capital es Armenia (295,208 habitantes según datos de 2018), una ciudad que crece y se moderniza, pero en la que aún se vive la vida tranquila de pueblo, ya que muchas de las zonas que conforman el Eje Cafetero, son rurales. Sin embargo, el rápido desarrollo que ha tenido Armenia hizo que Guillermo León Valencia, político y expresidente de Colombia (1962 -1966) la nombrara como la 'ciudad milagro'. Su clima, con una temperatura media que ronda los 20°C, su paisaje natural, su historia indígena y su espíritu independiente, la han convertido en uno de los centros turísticos más reconocidos de la región occidental colombiana.

Más allá de la historia detrás de los granos de café, la región ofrece un turismo sorprendente porque está llena de sitios impresionantes con vistas desde la cordillera central que hacen volar tu imaginación. Manizales, Pereira y Armenia son las tres ciudades más grandes del Eje Cafetero. 

Aunque la verdadera razón para visitar la zona es pasar tiempo en los pequeños pueblos que están cerca a estas ciudades, que sin duda, todo el que llegue a conocerlos no podrá resistirse a los encantos de este lugar custodiado por la cordillera Central Andina. Cada viajero se enamorará de los variados paisajes que la componen.

Paisajes con encanto

De los municipios del eje cafetero, Salento es una pequeña población que atrae a visitantes de todo el mundo por su palma de cera (Ceroxylon quindiuense), declarada árbol nacional en 1985. Y es que esta palma logra alcanzar hasta los 90 metros de altura.

Filandia es otro de los municipios que forman parte del eje cafetero.

Este pequeño valle con encanto, ubicado a unos 1900 metros sobre el nivel del mar, cuenta con varias rutas para caminar y, por supuesto, fincas cafeteras para conocer de cerca el proceso de cultivo, recolección y preparación de los granos de café. No obstante, uno de los lugares más icónicos de Salento es el Valle del Cocora, hábitat de la palma de cera y hogar del ave insignia, el Cóndor de los Andes.

Pero, eso no es todo lo que brinda este valle, ya que, para los amates de lo más extremo pueden hacer sus recorridos o paseos en los famosos jeeps Willyz donde vivirá toda una experiencia, también se hace trekking de más de dos horas por las frías y cálidas montañas para conocer y aprender sobre la historia del lugar en el que habitó el cacique Acaime, jefe de la tribu de los indios Quindos, de donde viene el nombre del departamento. Igualmente están los paseos a caballo y no puedes irte sin antes llevarte la mejor imagen desde el mirador Mano de Acaime.

Fernando Jaramillo, profesor e historiador colombiano y quien nos acompañó durante este recorrido por invitación de Copa Airlines, nos comentó que la palma de cera es una planta que se demora 20 años para crecer y que la edad se calcula según la longitud. Por ejemplo; si la palma tiene unos 40 metros de alto tiene 180 anillos, quiere decir que vivirá 60 años. “Estas palmas solo crecen en alturas de entre 1,500 y 3,000 metros sobre el nivel del mar”, mencionó durante el recorrido.

Además se puede apreciar grandes elevaciones de montañas coronadas por la niebla y escenas pastoriles de granjas, ríos y riachuelos, como si estuvieras en unos de los cantones de la Suiza antigua. También puede disfrutar de la Reserva los Colobríes o la Finca La Montaña hasta llegar a la entrada del Parque Nacional Natural Los Nevados, sitios que no pudimos visitar, pero nos explicaron que son atractivos especialmente para quienes aman la nieve y para los que se atreven a desafiar las alturas.

Los jeep Willyz son el medio utilizado para las aventuras en la cordillera central.

Una vez finalizado los recorridos puede aliviar el hambre en uno de los restaurantes más tradicionales de la zona Donde Juan B, el cual tiene en su carta todo tipo de carnes a la brasa, postres caseros y platos tradicionales de la cocina del eje cafetero.

Al volver a la ciudad de Salento recorrimos sus calles principales, conocimos un poco de sus artesanías. Además, tuvimos la oportunidad de probar un delicioso chocolate de cacao, puesto que en Colombia, el cacao también es un producto endémico y con gran potencial al igual que el café.

A través del concepto 'Bean to Bar', que significa de la semilla a la barra, en la Casa Olier en Salento, vivimos la experiencia del proceso de fabricación del chocolate hecho a base de cacao fino y de aroma. “Este proceso nos brinda infinitas posibilidades de texturas, formas y sabores. De este manera deseamos potencializar el conocimiento de la semilla de origen. Somos una familia apasionada explorando las maravilas del Cacao Quindiano”, mencionó uno de sus impulsores.

Más adelante, paramos en Filandia (1917 metros sobre el nivel del mar) otro de los pueblos predilectos por los visitantes debido a su tranquilidad y bonita arquitectura de la colonización antioqueña. Ni hablar de sus desbordantes paisajes que enamoran, con su benigno clima que invita a hospedarse y que justifica la riqueza exorbitante en flora y fauna.

El Mirador de la Mano de Acaime es un ícono dentro del Valle del Cocora.

Según la historia, Felipe Meléndez, fundó el poblado en compañía de varios amigos y lo bautizó con la mezcla del latín fila (hija) y el inglés landia (Andes), cuyo significado es 'Hija de los Andes'.

Una vez llegues a Filandia podrás salir a caminar por las calles del pueblo, una experiencia llena de cultura, historia y color. La arquitectura de las fachadas de sus casas, te hablará de la historia de finales del siglo XIX. Balcones y artesanías, te acompañarán hasta la Calle del Tiempo Detenido, una vía que habla de ese tiempo de antes, tan añorado, en donde podrás encontrar locales comerciales que te invitarán a llevar preciosos objetos hechos de palma de toquilla o iraca y bejuco, mientras el olor del café envuelve tus sentidos.

Caminando, llegarás al parque principal para contemplar los árboles que lo adornan. La Parroquia María Inmaculada Concepción se levanta sobre la plaza desde 1905, hecha en bahareque y tapia pisada.

Pero, el principal atractivo de Filandia es la Reserva Natural y de investigación Bremen-La Popa que cuenta con 731 hectáreas de bosques y una de las cuencas hidrográficas más importantes del país.

Otro de los encantos de este poblado es que aquí confluyen los nativos del pueblo y los viajeros. Aquí se marcan senderos entre jardines y bancas, y algunos quioscos en los que venden refrescantes jugos naturales, ensaladas de frutas, así como también artesanías , En las cuadras que lo rodean se aprecian bellas casas de los primeros pobladores, hay varios cafés y algunos restaurantes.

Filandia, como destino gastronómico, también te ofrece numerosos restaurantes de comida fusión e internacional. De precios moderados, sus restaurantes se destacan por la amabilidad en su servicio, la rapidez de la preparación de las comidas y la originalidad de sus platos.

Así como la que nos ofreció el restaurante Helena Adentro, siempre con una mirada desde “adentro de Colombia”, la cual busca resaltar sus regiones, sabores, cultura y el reconocimiento a los productores locales.

Para llegar a Filandia puedes tomar un bus desde Pereira, o Armenia, ciudades equidistantes, a unos 45 minutos. Antes de llegar, podrás visitar otros maravillosos lugares que hacen del viaje a este maravilloso destino, una experiencia inolvidable.

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